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CONTEXTOS/ ¿Qué es un posdoctorado?

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

Un programa de posdoctorado está enfocado casi exclusivamente hacia iniciativas de investigación científica o tecnológica. Esto es, aquellas que conduzcan a la generación de nuevos conocimientos o aplicaciones previstas a través de hipótesis de trabajo.

Desde esa perspectiva, quien realiza investigación posdoctoral, generalmente lo hace desde la plataforma académica, con el respaldo de una institución de educación superior o de un instituto de investigación.

Así, tal investigación científica la realiza alguien que completó sus estudios de doctorado o que realizará actividades consecutivas propias a la conclusión de un plan y programa doctoral.

Para realizar investigación posdoctoral no es suficiente elegir y redactar un tema de investigación, se requiere de una previa instrucción teórica especializada.

Conocemos las ideas fundamentales en cuanto a nuestro tema de investigación, así como las teorías, conceptos y definiciones.

De una idea panorámica con respecto al tema de investigación se realiza un traslado hacia ideas y conceptos especializados. Para ello es importante un planteamiento del problema con todo rigor científico.

La rigurosidad científica planteada en un anteproyecto de investigación, es una herramienta de investigación para ser objetivos, disciplinados y concretos.

La investigación posdoctoral se considera esencial para la misión académica de la universidad que la auspicia. Por ello, se espera la producción de publicaciones en revistas de la institución o indezadas.

Las investigaciones posdoctorales no se dirigen hacia iniciativas de creación artística, recopilaciones, confección de catálogos o inventarios, impresión de libros, ensayos, traducciones, material audiovisual, textos de enseñanza u otras actividades análogas.

El objetivo de un posdoctoral se centra en estimular la vitalidad y creatividad de los grupos científicos, propiciar su integración a grupos de investigación para enriquecer la superación académica. Principalmente de quienes realizaron estudios de doctorado.

Al fortalecer el quehacer científico y docente de alto nivel, se apoya a la sociedad en general y se robustece a las instituciones de educación superior. La investigación posdoctoral puede financiarse a través de un nombramiento en un instituto de investigación, con una beca o un patrocinador.

Según el tipo de nombramiento, los investigadores posdoctorales pueden trabajar de forma independiente o bajo la supervisión de un investigador principal. Se busca que los productos de investigación mostrados en artículos o libros, sean de impacto relevante.

Desde ese punto se parte para la participación y organización de coloquios, mesas redondas, conferencias y foros de difusión donde se confronten y discutan los resultados obtenidos.

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CONTEXTOS/ “Ninis” en México

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

El bono demográfico mexicano presenta desperdicios que trasladan los problemas económicos y educativos en un problema social que no puede soslayarse.

Esta es la historia: Las características estructurales de los países en desarrollo como México, y el ámbito en el que se desenvuelven las universidades, implican reorientar las instituciones de educación superior.

En México, el rumbo transitado es oscilante. En la mayoría de los casos en función de inacabados proyectos sexenales. Deambulamos entre la masificación de la educación superior y su posterior elitismo. Asimismo, se crea una discusión estéril sobre la preeminencia de la educación pública o privada.

Si bien el proyecto de educación superior no debe ser unívoco, pues la diversidad enriquece la visión, la unidad si debe concretarse en cuanto a un proyecto de crecimiento. En él deben concentrarse las características innatas de nuestro país, el potencial específico de nuestra gente y los proyectos aptos a ofrecerse al mundo.

El Estado, en su calidad de ente regulador y, en sus posibilidades de ejercicio del poder, tiene la misión de implementar un proyecto de educación superior con un sentido de urgencia.

La coalición de fuerzas debe ser pronta, pero al unísono, cuidar la inclusión de todas las voces.

No se requiere de un organismo que aglutine a unas cuantas universidades en un monótono ritmo de improductividad. Se necesita sacudir los cimientos, honestidad en la presentación del proyecto, pasión por sacar adelante lo que continuamente se restringió.

Las mentes más potentes y capaces encuentran refugio en instituciones extranjeras que les proveen de todo aquello que necesitan. Se les arropa, estimulan, hacen más ganadores a los ganadores.

Éstos suman sus fuerzas creadoras a organismos extranjeros, a instituciones multinacionales. Allá hacen sus vidas, allá crecen y tienen a sus hijos. Luego, pasado el tiempo, regresan a dar conferencias, a mostrar que pueden alcanzar sus sueños, proveer a la humanidad de nobles proyectos académicos de otras naciones, son lo que les proyectan.

La actual cobertura de matrícula es significativamente menor, no sólo en comparación con los países altamente desarrollados, sino a naciones de similar desarrollo económico como Brasil, Chile y Argentina. Es incluso inferior al promedio actual de América Latina, que es de 37%.

A la baja cobertura en educación superior en nuestro país se suma el problema de los jóvenes que no estudian ni trabajan (“ninis”). Es cerca del 22% de la población total entre los 12 y los 29 años. Es decir, 7.8 millones de jóvenes entre estas edades están en esa condición.

Esto, además de ser un desperdicio del llamado “bono demográfico” con que cuenta nuestro país, es literalmente una bomba de tiempo, ya que los jóvenes excluidos de la educación media y superior, están permanentemente expuestos a graves riesgos, incluyendo delitos, actividades ilegales y adicciones.

El reducido número de jóvenes que tiene acceso a la educación superior en nuestro país no es sólo un asunto educativo o económico: es un problema social.

La falta de esperanza en el futuro es, quizá, el peor lastre que puede arrastrar un ser humano. Pero la solución es posible y está a nuestro alcance.

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CONTEXTOS/ Escollos de las economías emergentes

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC)

En el caso de países como México y los países emergentes, la reorientación de la educación superior debe partir de equilibradas visiones de gobierno, de una simbiótica relación entre el sector productivo, las características innatas de la comunidad y, por supuesto, de la opinión de las instituciones de educación superior.

Para cruzar los límites y dejar de ser economías emergentes, algunos investigadores opinan que debe resolverse estos problemas:

Crecimiento demográfico no planeado.

Desarrollos regionales desiguales.

Acceso inequitativo al conocimiento científico y cultural.

Marcados contrastes sociales.

 Competencia entre instituciones públicas y privadas.

Descalificación entre organismos públicos y privados.

Falta de colaboración y conjunción de esfuerzos entre instituciones públicas y privadas.

Falta de una articulación entre la investigación y la docencia.

Currículum o contenidos educativos no actualizados.

Ausencia de práctica profesional de los estudiantes, lo que genera una deficiente formación de los egresados, situación que a su vez dificulta su incorporación al mercado de trabajo.

Falta de compatibilidad entre el perfil de los egresados de educación superior y las necesidades del sector social y productivo.

Insuficiencia de recursos.

Falta de coordinación entre las políticas de ciencia y tecnología, no obstante los diferentes avances que se deben reconocer.

A lo anterior se podría agregar la falta de aplicación de una acertada política de Estado en materia de educación superior.

Otros autores señalan diferentes dificultades de los países en desarrollo, que al no resolverse reproducen condiciones de miseria.

Destacan entre estos:

Dependencia económica. Limita el crecimiento y desarrollo económico de los países, al canalizar parte del PIB al pago de la deuda externa, lo que motiva la reducción del gasto público que se canaliza a la educación, ciencia y tecnología.

Son factores desfavorables, asimismo, la dependencia económica, inequidad y desigualdad económica, dependencia técnico-científica, inmovilismo empresarial y democracias limitadas.

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CONTEXTOS/ Desequilibrios

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC)

Uno de los retos actuales del plano educativo es disminuir el desequilibrio que deviene por la demanda de ciertas carreras profesionales, en contraste con los perfiles que requiere el sector educativo.

Entre las carreras con mayor número de matrícula como Ciencias Administrativas, Contaduría y Derecho, el nivel de ocupación profesional es muy bajo. El 49.6% de los egresados de la primera. 67.7% de la segunda y 68%de la tercera no realiza labores afines a sus estudios.

Ese desequilibrio se traslada a las remuneraciones, ya que, en promedio, los egresados de ingeniería ganan 13% más que sus pares de las carreras mencionadas.

Esos datos ubican a México en la posición 72 de 145 países en el Índice de la Economía del Conocimiento del Banco Mundial y dan cuenta clara de los grandes retos que se deben enfrentar para transitar haca una economía que pueda rebasar su crecimiento en el conocimiento y en la innovación.

Conforme han transcurrido los últimos años, las habilidades que se requieren para tener éxito en el mercado laboral se han modificado.

Así, el aprendizaje de un segundo o tercer idioma se hace imperativo, así como el manejo cada vez más sofisticado de los sistemas de información también requiere de formalización y actualización continua.

Específicamente, los jóvenes son los que están llamados a responder a los retos y expectativas de un vertiginoso ambiente laboral, en el que las oportunidades de trabajo no sólo se buscan, sino que también se inventan, ante las cambiantes circunstancias de los ambientes laborales y la rápida mutación de las variables económicas.

Por tanto, es fundamental fortalecer la vinculación entre la educación, investigación y el sector productivo. No basta con crear un perfil educativo para cubrir las necesidades de la industria maquiladora, o para cumplir con las funciones básicas, repetitivas y rudimentarias de una industria que absorbe mano de obra poco calificada y que por ello ofrece bajos salarios.

El paso que va más allá consiste en realizar proyectos de mayor envergadura, posiblemente enfocados a nuestros puntos fuertes como petróleo, turismo, acervo cultural y proyectos industriales propios en el campo de la minería, pesca, producción de artesanías y otros.

México es hoy una pretendida democracia que demanda mayor compromiso social, reforzamiento de una conciencia coherente de nación, un sector nacional empresarial fuerte, una política de propaganda hacia el desarrollo donde se evite tajantemente todo atisbo de demagogia en la información, un amigable ambiente de paz social, un irrestricto Estado de Derecho, una clase política sana con mayor participación ciudadana y menor incidencia de los partidos políticos, justicia social, respeto a los derechos humanos,, cultura de legalidad, transparencia y rendición de cuenta de los entes de gobierno.

La educación es el lubricante que formaría y fortalecería cada elemento de esa maquinaria. El bienestar económico es importante, pero el acceso a este debe estar acompañado al cumplimento de obligaciones, y el acceso consciente del papel que cada ciudadano debe tener en su comunidad, sociedad, nación y mundo.

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CONTEXTOS/ Espejismos de la educación

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

Desde 2010 se anticipaba un grave problema. El 21.6 por ciento de quienes tienen de 12 a 29 años no asiste a la escuela ni genera alguna actividad productiva. Se trata de 7 819 180 jóvenes mexicanos.

La asistencia a la escuela disminuye conforme se tiene mayor edad, en particular a partir de los 15 años.

Se debe hacer notar que existen marcadas diferencias en el acceso a las oportunidades educativas y laborales entre hombres y mujeres. Así, tres de cada cuatro personas que no estudian ni trabajan son del sexo femenino.

Ahora, el fenómeno de los jóvenes que no estudian ni trabajan (ninis) representan una realidad social preocupante. Entre otras razones, porque este segmento de la población está en la etapa de la vida en la que deben formar y desarrollar sus capacidades productivas.

Esta situación compromete las oportunidades que los jóvenes deben tener ene la edad adulta y, al mismo tiempo, representa un desperdicio de la capacidad productiva del país.

Por otra parte, aunque los jóvenes asocian la educación con logros favorables, no puede consolidarse la continuidad en la matrícula hasta el término profesional de estudios.

A medida que aumenta el nivel educativo, los jóvenes tienen una opinión más favorable sobre el valor de la educación. Sin embargo, la interrupción de los estudios se hace común. Ya sea por experimentar presiones económicas para dejar la escuela, sufrir la limitación en los espacios ofertados por las universidades públicas, restricción de oportunidades por decisiones desfavorables en el curso de la vida, como embarazos no deseados o uniones tempranas.

Los jóvenes que no estudian ni trabajan tienen confianza en la educación y la consideran un recurso valioso para alcanzar sus objetivos de movilidad social, pero no alcanzan el acceso a este medio.

Por otra parte, el rezago educativo de la juventud impide avanzar con un mejor ritmo en lo referente a crecimiento económico y superación de la pobreza.

Sin embargo, aparte de una mejor distribución de ingreso al que se debería tener acceso por poseer un mayor nivel educativo, así como un mejor índice de producción económica, el rezago educativo afecta el logro de otros objetivos nacionales.

Entre los logros en los que interfiere el atraso educativo están el apego a la legalidad, respeto a los derechos humanos y acceso a la cultura, objetivos que deberían ser cultivados como parte integral de la formación de los jóvenes.

Por otro lado, la infraestructura educativa también presenta atrasos y desigualdades entre los distintos niveles.

Por ejemplo, sólo poco más de la mitad de los planteles de secundaria se encuentran en nivel óptimo. En primaria 14% de las escuelas presentan cuarteaduras en sus edificaciones. Las telesecundarias se encuentran en condiciones poco operativas: menos de cuatro de cada 10 cuentan con salón de cómputo y biblioteca, y la prospección de escuelas que tienen laboratorios de física, química y biología es todavía menor.

Con respecto al estancamiento en el nivel superior, éste persiste.

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CONTEXTOS/ Educación para reducir inequidad

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC)

Si a nivel internacional se sabe de la importancia de reducir la brecha entre los países ricos y pobres, a nivel nación sucede lo mismo.

En el mundo el espacio que divide a pobres y ricos aumenta dramáticamente. Sin embargo, la educación puede contribuir a detener el ensanchamiento de tal diferencia y luego hacer lo necesario para disminuirla.

Todos somos responsables de que el hecho educativo se cumpla a cabalidad y objetividad: padres de familia, autoridades gubernamentales, sociedad civil, docentes, iniciativa privada, autoridades administrativas de las instituciones educativas, alumnos…todos.

Así, debemos concientizarnos y mejorar el papel que a cada uno de nosotros corresponde.

Ahora, la educación es uno de los factores que más influyen en el avance y progreso de las personas y sociedades. Además de proveer conocimientos, enriquece la cultura, el espíritu, valores y todo aquello que nos caracteriza como seres humanos.

En suma: la educación es necesaria en todos los sentidos, para alcanzar mejores niveles de bienestar social y de crecimiento económico. También para nivelar en lo posible las desigualdades económicas y sociales, propiciar la movilidad social de las personas, acceder a mejores empleos, elevar las condiciones culturales de la población, ampliar oportunidades, vigorizar valores cívicos y laicos que fortalecen las relaciones de la sociedad.

La educación juega un importante rol en el avance democrático y el fortalecimiento del estado de Derecho; como impulsora de la ciencia, tecnología e innovación. También para disminuir los índices delincuenciales en el país.

Un mundo lleno de transformaciones

La educación siempre se considera importante para el desarrollo, pero en la actualidad adquiere mayor relevancia debido a que el mundo está inmerso en profundas transformaciones, motivado por el vertiginoso avance de la ciencia y sus aplicaciones. Asimismo, el acelerado desarrollo de los medios y la tecnología de la información.

Educar significa también actualizarse en el conocimiento, abordar los retos de comunicación, decodificar las nuevas formas de lenguaje y formar al sujeto para que tenga posibilidades de acceso a nuevas tecnologías.

En las economías modernas, el conocimiento se convierte en uno de los factores más importantes para el desarrollo y la producción.

Sabemos que las sociedades que más avanzan, en lo económico y social, son las que logran cimentar el progreso con el conocimiento, tanto lo que se transmite con la escolarización como el que se genera a través de la investigación, ya sea por institutos universitarios o tecnológicos, o por los institutos de investigación dependientes de los grandes corporativos privados.

De la educación, ciencia e innovación tecnológica, en si, dependen, cada vez más, la productividad y competitividad económicas, así como gran parte del desarrollo social y cultural de las naciones. La educación se consolida, entonces, en el factor de crecimiento y factor para aminorar la inequidad.

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CONTEXTOS/ Desafíos del mundo

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC)

Son constantes e innumerables los desafíos del mundo en general. La modernidad nos proyectó ideales de paz, igualdad, justicia social, libertad, democracia, mejora en las condiciones de la salud, entre otros.

Sin embargo, parece que aún nos encontramos a medio camino, y en éste la educación es uno de los instrumentos indispensables para que la humanidad pueda lograr esos ideales tan anhelados.

El hecho educativo lo cubre todo, desde la formación de la infancia, la socio-integración de la juventud, el desarrollo de la familia, hasta la formación de los diversos profesionistas que desplegarán sus actividades en pro de la sociedad, la preservación de la cultura y la armonización de la relación entre sociedad y aparato productivo.

Toda nación requiere un sistema educativo fuerte, acorde a sus propias características, con apertura a los nuevos conocimientos y tecnologías, pero al mismo tiempo con la misión de salvaguardar las particularidades y la riqueza autóctona de sus propios lugares.

Para cumplir con la alta misión educativa se requiere de conciencia social, así como decisiones políticas, económicas y financieras acertadas.

En nuestra era, la euforia por la tecnología se manifiesta casi en cada innovación de aparatos y mecanismos de comunicación. Aún no asimilamos una fase tecnológica cuando el mercado nos presenta otra.

La globalización se presenta como una forma de apertura que acerca a cada nación, sociedad y comunidad que están cada vez más cerca. Ante tal situación, las autoridades de gobierno, en los distintos niveles, se concientizan sobre la responsabilidad que en materia de educación descansa sobre sus hombros-

En México, el gobierno federal procura tomar los hilos de la educación que encaminen a este país a un mejor rumbo. Así, existe la necesidad de implementar políticas educativas certeras e idóneas como herramientas para lograr un proceso permanente que enriquezca los conocimientos y se genere mejor capacidad técnica, pero sobre todo, que se logre una estructuración privilegiada de la persona y de las relaciones entre individuos.

Al contribuir a una adecuada formación de cada individuo, fortalecer el tejido social y aportar los medios de interacción constructiva de los diversos grupos y comunidades, fortaleceremos el aparato productivo, mejoraremos la seguridad ciudadana, impulsaremos el bienestar económico y lograremos la realización de la persona, la comunidad y el país.

En México, en las últimas dos décadas, se implementan adelantos tecnológicos en los diversos ámbitos de la sociedad y del quehacer productivo. Sin embargo, el desarrollo es desigual  y diferenciado: existen ciudades donde ya se practica cotidianamente cualquier adelanto en la comunicación, el entretenimiento, la producción y educación pero al mismo tiempo existen comunidades aisladas que demandan acceso a esos avances tecnológicos.

Debe decirse que el acceso a los medios tecnológicos y por ende, a un mejor proceso educativo, abre la puerta a que haya un mejor reparto de la riqueza o, cuando menos, al acceso a un empleo digno con una remuneración regular.

Al final, la educación debe contribuir a la mejora del plano económico y social, a la implementación de mejores empleos y a la disminución del fenómeno de exclusión de los más frágiles.

Todos somos responsables de que el hecho educativo se cumpla a cabalidad y objetividad. Por tanto, concienticemos y mejoremos el papel que a cada uno de nosotros corresponde.

 

 

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CONTEXTOS/ Mejorar la educación superior

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

Para mejorar la eficiencia y calidad de la educación superior se requiere cumplir con éstos factores.

  1. Elevar la calidad de la educación para que los estudiantes mejoren su nivel de logro educativo, cuenten con medios para tener acceso a un mayor bienestar y contribuyan al desarrollo nacional.
  2. Aumentar la cobertura de la educación superior y diversificar la oferta educativa. Fortalecer la educación superior en cada entidad federativa, de acuerdo con las prioridades establecidas por sus planes de desarrollo.
  3. Desarrollar aplicaciones de las tecnologías de la información y la comunicación para mejorar la gestión y control escolar, y articularlos con los instrumentos de planeación, estadística y los indicadores de desempeño en todos los ámbitos del sistema educativo, desde las escuelas hasta las instancias de coordinación en las entidades federativas y en el nivel central.
  4. Ofrecer una educación integra que equilibre la formación en valores ciudadanos, el desarrollo de las competencias y la adquisición de conocimientos a través de las actividades.
  5. Ofrecer servicios educativos de calidad para formar personas con alto sentido de responsabilidad social, que participen de manera productiva y competitiva en el mercado laboral.
  6. Fomentar una gestión escolar e institucional que fortalezca la participación de los centros escolares en la toma de decisiones, corresponsabilice a los diferentes actores sociales y educativos y promueva la seguridad de alumnos y profesores, además de la transparencia y rendición de cuentas.

En este momento, para alcanzar las metas educativas, la educación superior requiere que se trace un plan para cambiar o rectificar una situación existente, tarea que comprende las fases de la intención particular de cada persona de actuar, estipular previamente los resultados que se requieren obtener y la inversión de esfuerzos en conjunto de líderes y comunidad para que democráticamente se alcancen las metas.

El incremento y complejidad de los problemas que este giro promueve es quizá más perceptible en la educación superior, debido al cambio de estructuras sociales, entre los cuales la globalización conforma un aspecto importante.

La educación superior, por si misma, propone cambios internos radicales ante el incremento de alumnos, profesores y administrativos.

Además, el alumno recién egresado es quien se enfrenta precisamente a los nuevos retos de la oferta y la demanda, encarando grandes problemas, tales como elegir, analizar y emplear la información, investigar y generar procesos y técnicas innovando las existentes que hacen evidentes la necesidad de un aprendizaje distinto y permanente.

Vale mencionar, asimismo, que la educación en todos los niveles tiene como principal objetivo la preparación del individuo, orientada a su desarrollo como persona, como integrante de una sociedad. Por tanto, lo ideal sería proporcionarle los elementos necesarios para ello.

Finalmente, vale remarcar que los desafíos de la educación superior varían según los actores interesados: el gobierno al tratar de mejorar sus políticas, la comunidad científica y su afán de innovación, los estudiantes en su preparación, las empresas con el objetivo de mantenerse en el mercado, y la sociedad en espera de un mundo mejor.

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CONTEXTOS/ ¿Inminente muerte de la sociedad del conocimiento?

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC)

El desarrollo de las naciones está centrado no sólo en la explotación de la naturaleza, propiamente de los recursos naturales, sino en la producción de conocimientos, lo cual obliga a que las naciones que buscan el desarrollo fomenten la investigación.

Las reformas educativas están encaminadas a la formación “para toda la vida”…dado que las economías sólo serán competitivas si su mano de obra se recicla y pone al día sus capacidades.

Sin duda se busca la conformación, o más bien la consolidación, de una sociedad del conocimiento desde 1990, como respuesta a la sociedad de la información, caracterizada por la gran cantidad de datos gracias al surgimiento de Internet.

De esta manera, la sociedad del conocimiento se presenta como un modelo de mejora en el desarrollo mundial, gracias al uso de las redes de información y al surgimiento de nuevas tecnologías.

Estos desarrollos posibilitan implementar modelos educativos para el desarrollo permanente, de ahí el impulso a la enseñanza a distancia e individualizada, que generan cada vez más ambientes virtuales de aprendizaje.

Los posibles motivos del cambio curricular son económicos, tecnológicos, ambientales, políticos y sociales.

En los económicos debe destacarse la evolución de las pautas de producción y comercio, la privatización y liberación económicas, nuevas economías basadas en el conocimiento, desempleo y mayor incidencia de la pobreza.

En tanto, en la tecnología sobresale la aceleración de las tecnologías de la información y comunicación. (TIC).

Sobre las circunstancias ambientales aparecen la contaminación y agotamiento de los recursos naturales así como el calentamiento global.

Respecto a los móviles económicos destaca la transición a sistemas más abiertos de participación política y nuevas normas internacionales.

Finalmente, en los aspectos sociales aparecen la propagación de enfermedades y pandemias, divisiones socioeconómicas y la exclusión, flujos migratorios y mayor incidencia a la violencia.

En este contexto la comunidad europea se reúne no sólo para aspirar al liderazgo en el contexto económico, sino también en la seguridad social y en los sistemas educativos.

Europa ahora desarrolla diversos programas y estrategias donde se destaca el desarrollo de conocimientos, la investigación y formación. En esto, los jóvenes juegan un papel fundamental en la nueva economía basada en el conocimiento-

Este nuevo paradigma permite el desarrollo de los países mediante el crecimiento y el empleo, fomenta la cohesión social y la ciudadanía responsable. Existe una estrecha educación entre educación, economía y trabajo.

Sin embargo, requiere un profundo cambio en la estructura social, política, económica y educativa.

Mejorar la calidad y eficiencia de los sistemas de educación, facilitar el acceso de todos a la educación y formación y abrir la educación y formación a un mundo más amplio son los objetivos a perseguir. Y basado en tales parámetros, la sociedad del conocimiento está más vigente y viva que nunca.

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CONTEXTOS/ Recorrido evolutivo de la educación en México

Por Teófilo Benítez Granados, Rector del Centro de Estudios Superiores en Ciencias Jurídicas y Criminológicas (CESCIJUC).

Dentro de la educación política y social de los aztecas, la educación se encontraba bajo el control de la autoridad estatal a través del Tapulcalli y el Calmecac. Ahí se impartían educación a los jóvenes e infantes, respectivamente. Ambos se concentraban en la clase media y a los mancebos de la clase acomodada de la sociedad. Se trataba de una educación clasista, donde se excluía a los matzehuales, que conformaban la clase del pueblo.

Posteriormente, en la época colonial, la educación estuvo bajo el control eclesiástico y estatal, proscribiéndose toda liberad de enseñanza. Esencialmente se difundían las doctrinas católicas que eran la base de la unidad política del Estado español.

Durante los primeros años del México independiente, fácticamente la educación se encontraba monopolizada por la Iglesia.

En la prereforma liberal de 1833, a cargo de Valentín Gómez Farías, se procuró ampliar la educación a través de la creación de la Dirección General de Instrucción Pública, el establecimiento de la enseñanza libre y la instauración de escuelas primarias y normales.

Asimismo, por considerarlo un reducto del pensamiento conservador, se clausuró la Real y Pontificia Universidad, reabriéndose y cerrándose eventualmente durante los años siguientes, según el gobierno liberal o conservador en turno. Lo mismo sucedió con otros colegios de estudios superiores, y en su lugar se organizaron escuelas de estudios preparatorios y otros de carácter profesional.

En la Constitución liberal de 1857, se consignó la libertad de enseñanza. En 1867 el Presidente Juárez expidió la Ley Orgánica de Instrucción Pública, que instituyó la enseñanza primaria gratuita, laica y obligatoria, pero cuya vigencia se limitó al Distrito Federal, pues el Congreso de la Unión carecía de facultades federales en la materia.

En 1905, el presidente Díaz creó la Secretaría de Instrucción Pública y Bellas Artes, a la cual se le encomendó la instrucción pública en el Distrito y Territorios Federales.

De ahí saltamos hacia el proyecto del artículo tercero constitucional presentado por Venustiano Carranza al Congreso, donde se preveía la plena libertad de enseñanzas, el laicismo y la gratuidad para que se impartiera en establecimientos oficiales.

Luego, fue hasta 1921, con la iniciativa de José Vasconcelos y el apoyo de Álvaro Obregón, que la educación pública recibió en México un buen impulso y se logró la federalización de la enseñanza. En ese año se reformó la fracción XXVII del artículo 73 constitucional para dotar al Congreso de la Unión de Nuevas Facultades en materia educativa, además de que se hizo posible, el 5 de septiembre de 1921, crear la Secretaría de Educación Pública.

En tiempos recientes se realizó una nueva reforma educativa que pretende, a través de los poderes de la unión, dar un impulso a la educación mediante la participación de docentes profesionales, para lo cual habría que plantearnos qué sucede ahora con la educación básica.

La reforma educativa podría ser una solución a nuestra problemática, a partir de que tenemos un modelo burocrático y arcaico, con un frívolo formalismo en sus procesos y trámites, aunado a la despersonalización en las relaciones, con decisiones jerarquizadas y unilaterales, además de la rigidez en rutinas y procedimientos.

Hoy debemos pasar a un modelo emergente, en el que se reconozca que no nos encontramos frente a problemas nuevos, sino ante distintas lógicas de abordaje y de solución. Así, educar se vuelve un reto continuo e incesante que podría buscar alternativas desde las escuelas como microespacios del sistema.