* A nivel global se logró un acuerdo para movilizar 300 mil millones de dólares anuales hasta 2035, para apoyar a los países en desarrollo en sus esfuerzos por mitigar y adaptarse al cambio climático
La COP29, celebrada en Bakú, Azerbaiyán, dejó un legado de acuerdos fundamentales que, aunque imperfectos, marcan un paso hacia adelante en la cooperación internacional para enfrentar la crisis climática, considera la International Chamber of Commerce México (ICC Mxico), donde nuestro país se vio impactado por compromisos globales que podrían transformar su economía y sus políticas ambientales, al mismo tiempo que impone retos significativos en términos de inversión, equidad y desarrollo tecnológico.
Uno de los acuerdos más destacados en opinión del representante de la ICC México en la 29 Conferencia de las Partes de la ONU, fue la creación de las bases para un mercado global de créditos de carbono, medida que tiene el potencial de generar hasta 250 mil millones de dólares anuales para 2030. Este sistema de comercio de emisiones de carbono abre oportunidades para países como México, que podrían atraer inversiones destinadas a proyectos de mitigación. Sin embargo, a decir del vicepresidente de la Comisión de Medio Ambiente de ICC México y Cochair del grupo de trabajo global sobre Economía Circular, la implementación de este mecanismo requiere de una gestión transparente y equitativa, pues si no se asegura la participación justa de todos los países, especialmente los más desarrollados, el sistema podría no cumplir con su objetivo de combatir el cambio climático de manera efectiva.
La delegación gubernamental de México, liderada por Enrique Ochoa en representación de la secretaria de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Alicia Bárcena reafirmó su compromiso con los objetivos globales de limitar el calentamiento global a 1.5°C, presentando sus Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDC) alineadas con este límite. Para lograrlo, el país deberá reducir sus emisiones de manera drástica y alcanzar la neutralidad de carbono hacia 2050. Este compromiso implica una profunda transformación en sectores clave como el transporte, para los cuales se han planteado planes ambiciosos de electrificación. La implementación de estas políticas requerirá inversiones masivas y una colaboración efectiva entre los sectores público y privado.
En cuanto al financiamiento climático, se logró un acuerdo para movilizar 300 mil millones de dólares anuales hasta 2035, proveniente de fuentes públicas, privadas y multilaterales, para apoyar a los países en desarrollo en sus esfuerzos por mitigar y adaptarse al cambio climático. Aunque este monto supera el objetivo inicial de 100 mil millones de dólares, aún está lejos de los 1.3 trillones de dólares que algunos países habían solicitado, además de 600 millones de dólares en provisiones.
A pesar de las diferencias, el acuerdo representa un avance, y México podría beneficiarse de estos fondos para financiar proyectos de infraestructura sostenible. Sin embargo, muchos países en desarrollo han señalado la insuficiencia de los mecanismos de financiamiento actuales, lo que pone en duda si estos recursos serán suficientes para enfrentar la magnitud del reto climático.
A pesar de los avances, los acuerdos alcanzados en Bakú también dejaron varios desafíos para México, destaca el representante de la ICC México, Erick Hernández Gallego, donde la descarbonización podría abrir nuevas oportunidades económicas, creando empleos e inversiones en sectores como la energía renovable y el transporte eléctrico. La transición hacia una economía baja en carbono también puede impulsar la innovación tecnológica y fortalecer la cooperación internacional. Sin embargo, las grandes inversiones necesarias para implementar estas políticas podrían tensar los recursos públicos y privados del país, especialmente si no se manejan de manera estratégica.
Además, existe el riesgo de que sectores vulnerables de la población, como aquellos que dependen de energías más baratas o tecnologías menos avanzadas, enfrenten mayores costos durante la transición, ya que la falta de políticas inclusivas podría profundizar las desigualdades sociales y económicas. Por otro lado, la dependencia de tecnología importada es otra preocupación, ya que México necesitará desarrollar capacidades locales para evitar quedar a merced de proveedores externos.
ICC México considera que los acuerdos de la COP29 ofrecen a México tanto oportunidades como desafíos. Si bien el camino hacia una economía descarbonizada es prometedor, las implicaciones de estos compromisos, tanto en términos de inversiones como de equidad, deberán ser cuidadosamente gestionadas. Los acuerdos alcanzados en Bakú sentaron las bases, pero aún queda por ver si los próximos encuentros, como el de Brasil, permitirán mejorar estas decisiones y asegurar que los compromisos sean implementados de manera efectiva y justa para todos.