POR LINO ENRIQUE ÁVILA NÚÑEZ

Es inconmensurable la cantidad de información y de opiniones que han inundado al ciberespacio en razón del Día Internacional de la Mujer. Los medios de comunicación y usuarios de las redes sociales (especialmente a través de Twitter) se volcaron como nunca hacía un tema impostergable. Las mexicanas, en sincronía mundial, nuevamente nos pusieron el ejemplo en lo que a defensa de derechos se trata.

El creciente movimiento feminista se ha convertido en una piedra angular en los temas de Igualdad y legalidad.

Necesitamos acelerar el paso e ir al ritmo imparable de ellas. No atrás, mucho menos adelante, sino exactamente a su lado.

Después del pasado 8 de marzo nos ha quedado sumamente claro que este legítimo movimiento de justicia y equidad seguirá creciendo de manera exponencial. Cada conmemoración de esa fecha nos deja testimonio de la amplia agenda de género que aún nos queda por cumplir.

La actualización de las leyes, la implementación de programas y políticas públicas con perspectiva de género, así como la asignación de mayores recursos para tal efecto, son acciones positivas. Sin embargo, no tendrán una efectividad integral si no operamos como sociedad y como individuos el cambio fundamental de nuestros pensamientos y de nuestras actitudes hacia las mujeres.

Tan importante es recomponer el entramado legal para hallar a las desaparecidas, como, por ejemplo, también desprendernos de expresiones machistas que por definición violentan la dignidad humana. Tan necesario es la transformación en las estructuras político y gubernamentales, como de igual manera el cambio en los paradigmas culturales. En este ámbito todos podemos incidir sin excepción, pues tiene que ver con los actividades y los espacios que cotidianamente compartimos en familia, en la comunidad, en el trabajo, en la escuela.

El 8 de marzo podemos ser empáticos, solidarios, receptivos y/o entusiastas con el movimiento feminista. Pero lo que sigue después es igual de trascendente. Vienen 364 días en los que todos debemos cumplir con la tarea que de manera puntual y clara nos dejaron las mujeres a toda la sociedad.

Pasó el 8 de marzo, pero el Día de la Mujer debe ser permanente en todo el año.