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SALUD LABORAL/ Comportamientos tóxicos en el trabajo

Por Joana Elizabeth Salinas, socia directora de Coperva y psicopedagoga especializada en salud laboral

Los comportamientos tóxicos en el lugar de trabajo inciden en el agotamiento y desgaste de nuestros colaboradores. Esto, a su vez, se correlaciona con el abandono de los puestos de trabajo. Incluso, la cultura tóxica es el mayor predictor de renuncia durante el Gran Desgaste, diez veces más predictivo que la compensación sola.
Más allá de esto, las conductas tóxicas presentan costos organizacionales derivados de ausentismo, accidentes laborales, continua rotación de personal y otros.
Ahora, aunque las habilidades de resiliencia y adaptabilidad de las personas pueden ayudar, no logran compensar el impacto de un lugar de trabajo tóxico. Así, aunque es meritorio invertir en el desarrollo de habilidades de adaptabilidad y resiliencia porque los empleados que son más adaptables tienden a tener una ventaja en la gestión del cambio y la adversidad, los comportamientos tóxicos dañan la productividad.
Encontramos que la capacitación en adaptabilidad genera tres veces más mejoras en las dimensiones de liderazgo y siete veces más en el bienestar. Sin embargo, las conductas tóxicas son menos tolerables para quienes están mejor equipados para trabajar en entornos pobres.
En diferentes encuestas se muestra que los empleados con alta adaptabilidad tienen 60% más probabilidades de informar la intención de abandonar su organización si experimentaban altos niveles de comportamiento tóxico en el trabajo que aquellos con baja adaptabilidad. Esto puede estar relacionado con un mayor nivel de confianza en sí mismos.
Aunque tradicionalmente asumimos que la salud mental, el bienestar y el agotamiento de los empleados son un problema personal, no bastan ya los programas de bienestar personal brindados en la organización.
Sin embargo, son los desequilibrios organizacionales entre las demandas laborales y los recursos laborales la principal fuente de agotamiento y estrés.
Se requiere entonces abordar tanto el comportamiento tóxico en el lugar de trabajo como rediseñar el trabajo para que sea inclusivo, sostenible y apoye el aprendizaje y el crecimiento individual. También es necesario armonizar las habilidades de adaptabilidad del líder y los empleados. En sí, significa repensar los sistemas organizacionales, los procesos y los incentivos para rediseñar el trabajo, las expectativas laborales y los entornos de equipo.
Cuando hay altos niveles de comportamiento tóxico, abordar otros factores organizacionales no mejora significativamente el agotamiento o la intención de irse.
Y a todo esto: ¿Qué son los comportamientos tóxicos? trato injusto, exclusión, comportamientos despectivos y socavadores, y gestión abusiva.
Vale remarcar que los líderes efectivos saben que el contagio emocional puede ir en ambos sentidos: mostrar vulnerabilidad y compasión alimenta equipos más compasivos; mostrar un comportamiento tóxico alimenta a equipos más tóxicos.
Contacto: 55.4774.3200

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FORJADORES DE MÉXICO / Compasión, por favor

Por Antonio Ortíz, Presidente de Forjadores de México, A.C

Como algunos trabajos pueden ser muy gratificantes desde el punto de vista monetario, intelectual o moral, solemos inadvertir las cargas que otros soportan y su trabajo se vuelve invisible para nosotros.

Sin embargo, cuando vendemos nuestro tiempo por horas, en realidad vendemos nuestra vida. Por ello, resulta muy decepcionante tratar de llegar a fin de mes con trabajos de bajos salarios.

El trabajo duro, repetitivo y profundamente poco glamoroso, ese que “cualquiera puede hacerlo» implica mucho sufrimiento.

El peligro de un círculo de riqueza cada vez más amplio, escribió John Kenneth Galbraith en The Affluent Society, es que «nos instalaremos en un cómodo desprecio por aquellos excluidos de sus beneficios y cultura y existe la probabilidad de que, como tantas veces en el pasado, desarrollemos una doctrina para justificar la negligencia».

Entonces, los ricos rara vez ven a los pobres.

¿Qué explica tal ceguera? Puede deberse, en parte, a las comodidades de la cuna a la tumba que tantas personas disfrutan hoy en día, una condición que nos aleja de una apreciación empática de un día de trabajo pesado.

La monotonía es un trabajo cuya recompensa no descansa en la tarea sino en la paga.

La ignorancia de quienes realizan trabajos terribles es indudablemente bienaventurada, pero siempre es moralmente impropia.

En un momento en el que las organizaciones no gubernamentales son desdeñadas de los presupuestos públicos y ls leyes, si pretexto de que no ayudan en nada y los beneficios pueden darse directamente a las poblaciones vulnerables, corremos el riesgo de no ver más a los pobres y a quienes enfrentan realidades devastadores y terribles.

Una manera de visibilizar asimetrías que laceran a distintas personas, aquellas que tienen trabajos monótonos, es galardonar a quienes si las ven y trabajan en favor de mejorar sus condiciones de vida en distintas maneras. La filantropía no puede desaparecer: es parte sustancial de la compasión o don para empatizar con el dolor de los otros.