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Vivir endeudados

  • Crecen las cadenas de créditos en México o préstamos tras préstamos para pagar deudas

Para pagar deudas contraídas con antelación, el 41% de los trabajadores emplea del 20 al 50% del salario. Y esto, aunado al 48% de personas en pobreza laboral o incapacidad de cubrir los costes de la canasta básica, genera “cadenas de préstamos” o deudas para cubrir préstamos, dice Liliana Silva, experta en finanzas personales de la Fintech Cash Cash Préstamos.
Ella asegura que entre los trabajadores informales el problema se recrudece: sabemos que el 75% de los trabajadores llega sin dinero a la fecha de pago, pero quienes no tienen un sueldo asegurado, los trabajadores informales, “también alimentan las cadenas de préstamos a través de solicitudes a familiares y amigos, casas de empeño, cajas de ahorro y APPs diversas”, asegura Silva.
Aunque asumimos que la mayoría de las personas obtiene sus créditos de las tarjetas bancarias, y nos preocupa que se destinen estos instrumentos al gasto corriente y no a adquirir bienes durables, “rara vez pensamos en el infierno en que vive el 60% de la población económicamente activa que se desempeña en empleos informales, carentes de seguridad social y exclusión financiera”, remarca la representante de Cash Cash Préstamos.
A la par, ella asegura que en el país 14.7 millones de personas necesitan empleo.
En sí, vivos en un país de endeudados, la inflación se combate con crédito. El préstamo no es una válvula de escape a los grandes problemas, sino signo inequívoco de pobreza, menciona Silva.
Ante esto, la digitalización representa una herramienta de democratización crediticia. Las Fintech son una solución para la población no bancarizada y aquella que se desarrolla en la economía informal, menciona la experta en finanzas personales.
México es un país con gran potencial de crecimiento para las Fintech en América Latina y vemos como se populariza el uso de las APP de préstamos inmediatos entre distintos grupos poblacionales, como los baby boomers, dice Silva.
Las cantidades de dinero más demandadas a las Fintech son las menores a cinco mil pesos, lo que nos permite inferir que se trata de solicitudes para solventar gasto corriente personal y de microempresas o autoempleo, concluye la vocera de Cash Cash Préstamos.

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FORJADORES DE MÉXICO/ Empresas vigilantes

Por Antonio Ortiz Vázquez, Presidente de Forjadores de México.

¿Es correcto o productivo vigilar a los trabajadores?
A medida que el trabajo remoto se vuelve más común, las ventas de tecnología de monitoreo aumentan. Pero el uso de herramientas de vigilancia conlleva un costo: se puede perder productividad y generar alta rotación de personal.
La microgestión o vigilancia en los trabajos remotos o híbridos puede ser el principio del fin.
Hay un viejo adagio en los negocios: lo que se mide se gestiona. Eso es crucial en materias primas, desechos, uso de energía, emisiones y otros. Visto de esta manera, la tecnología de vigilancia puede no ser una mala idea. Hay valor en medir lo que los empleados hacen y qué tan productivos son. El desafío de la vigilancia es conectarla con la administración o el control.

En 2021 surgieron informes de que una de cada cinco empresas empleaba software de vigilancia para monitorear de forma remota a sus empleados, en algunos casos sin el conocimiento o consentimiento de los trabajadores. El software de monitoreo como Hubstaff, ActivTrak, Workpuls y Time Doctor crece.

Desde 2020 la demanda de software de vigilancia en Estados Unidos creció 58% en el primer semestre, alcanzó el 87% en el segundo y ahora se ubica en 71%.

La realidad es ésta: las organizaciones no confían en sus empleados. Aflora una inquietud tras la aparición del Covid-19: ¿Cómo controlar a los trabajadores si no pueden verlos?

La tecnología de vigilancia puede incluir tomar capturas de pantalla de la computadora de un empleado a intervalos regulares, rastrear qué sitios web visitan durante el horario de la empresa, monitorear sus pulsaciones de teclas y el movimiento del mouse, e incluso anotar su ubicación remota, lo que permite a los empleadores saber si sus trabajadores están en los escritorios en sus oficinas en casa, en la escuela de sus hijos o en un almuerzo. El propósito ostensible del monitoreo es a menudo «aumentar la productividad».

Pero incluso en la década de 1980, con la vigilancia electrónica mínima disponible, los empleados cuyo desempeño fue monitoreado percibieron sus condiciones de trabajo como más estresantes e informaron niveles más altos de aburrimiento laboral, fatiga, ira, ansiedad e incluso depresión y otras quejas de salud.

Sin embargo, la vigilancia en el lugar de trabajo continuó, a pesar de que tendía a socavar la confianza entre el empleado y la organización.

Estar vigilado no propicia más productividad. Trabajar desde casa durante la pandemia elevó la productividad en un 5% en Estados Unidos. Además, el monitoreo puede ser contraproducente porque los empleados sienten que violan su privacidad.

A pesar de la posibilidad de que una mayor aceptación pueda mitigar algunos de los impactos negativos del monitoreo, es difícil superar la naturaleza inherentemente desagradable de la vigilancia. El precio puede ser muy alta.