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GOBIERNO DE CALIDAD / Invertir en educación universitaria

Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.

Una licenciatura puede aumentar sustancialmente las ganancias de por vida de una persona, pero cada universidad representa diferentes ingresos.

En Estados Unidos el ejemplo es muy claro: graduados del MIT tienen un ingreso anual promedio de 111,222 dólares, mientras que los profesionistas graduados de la universidad del estado de Alabama sólo tienen percepciones de 32,084 cada año, en ambos casos las métricas son de una década desde que ingresaron a la institución educativa.

Los indicadores tradicionales del beneficio real de una universidad para los estudiantes son su gasto en instrucción, el énfasis en las carreras de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas y las tasas de graduación presentadas.

Sin embargo, existen factores cruciales que deben considerarse: experiencia profesional de la planta docente, proyectos de investigación, grado de vinculación con la Iniciativa Privada, acuerdos internacionales de intercambios estudiantiles, prácticas profesionales y pasantías, centros de idiomas y amplia gama de actividades extracurriculares como talleres varios.

Calcular el valor agregado de los colegios y universidades es un tema relevante los estudiantes, padres y responsables políticos que deciden dónde y cuánto invertir.

Realizar éste análisis no es un asunto simple. Los obstáculos incluyen encontrar una muestra lo suficientemente grande como para estimar los beneficios educativos conferidos por cada institución, seguir una serie de vínculos de datos a nivel individual desde las características de los estudiantes hasta la inscripción, la finalización del título y los ingresos que perciben.

Un punto a considerar es la selectividad de admisiones, un elemento básico en las clasificaciones populares de las universidades, es un indicador pobre del valor agregado.

Aunque hay una «modesta prima de selectividad» en los primeros años de un graduado en el mercado laboral, ésta desaparece rápidamente. Sin embargo, las universidades con mayores gastos de instrucción y tasas de finalización más altas, producen ganancias de ingresos duraderas.

Ahora, el aumento de 10 puntos porcentuales en el valor agregado al completar el grado, predice un aumento de 3,000 en el valor agregado de las ganancias.

Entre los valores agregados pueden localizarse expertise en áreas laborales, como pericia en juicios orales en el caso de las universidades de Derecho, por ejemplo; una orientación clara a la globalización a través de acuerdos con instituciones de otros países y un fuerte vínculo con instituciones privadas y gubernamentales que permitan la adecuación en tiempo real de los programas de estudio.

La conformación de habilidades como pensamiento crítico, trabajo en equipo, negociación y liderazgo contextual también aparecen como fundamentales en los valores agregados que requieren los profesionistas del futuro.

En sí, conviene dotar de múltiples herramientas para enfrentar el futuro a los estudiantes de hoy. Y no: no sólo son los ingresos los que están en juego, es la posibilidad de expandir capacidad y conformar entornos más promisorios para todos.

 

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GOBIERNO DE CALIDAD / Reimaginar la infraestructura urbana

Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y Director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas

La infraestructura desempeña un papel cada vez más central en un contexto económico, político y social. Al mismo tiempo genera el desarrollo global y la ventaja competitiva de las ciudades globales.

La revolución verde y la sostenibilidad, hoy remodelan la forma en que concebimos la relación entre la infraestructura pública, colectiva y privada. También remodelan las fronteras que se delinearon durante el siglo pasado.

Al mismo tiempo, se reinventan los conceptos de «obras públicas», uso compartido e infraestructura de pago, ideas que antes estaban subdesarrollados o no existían, ya que se encontraban dentro de un perímetro indefinido.
Hoy, sin embargo, la banda ancha, 5G, cables, APPs, infraestructuras ubicuas e interacciones entre éstas y las infraestructuras físicas tradicionales, modifican radicalmente la disposición de la infraestructura para los ciudadanos particulares, los modelos de trabajo, los hogares que en algunos casos se convierten en extensiones de las oficinas y transforman el concepto de privacidad.

Los bienes de propiedad privada, como los automóviles, se mueven de la esfera individual a la colectiva con el uso compartido de automóviles. Y algún día las casas podrían verse como un bien transitorio. Tanto las finanzas como los fondos son cada vez más receptiva a este cambio, así como los recursos destinados a infraestructura urbana.

Ahora los nuevos consumos energéticos, concentración de la población, nuevas compatibilidades urbanas y ciudades inteligentes bien diseñadas, serán posible gracias a estas nuevas formas de infraestructura.

En los próximos años, las políticas presupuestarias de muchos países deberán conciliar la consolidación presupuestaria con las iniciativas para que sus sistemas de producción impulsen la recuperación económica. Por esta razón, los recursos tendrán que ser reasignados a las industrias con el mayor potencial de expansión económica.

Por lo pronto, la infraestructura presenta grandes rezagos. La encuesta de Ipsos, realizada en 2021, involucró a 19,000 encuestados adultos de 28 países.

A nivel global, según los entrevistados, las áreas de inversión prioritarias en infraestructura son el suministro de agua y alcantarillado (42% de los encuestados), la infraestructura de energía solar (39%), las defensas contra inundaciones (36%) y las nuevas viviendas (34%).

El porcentaje de ciudadanos de todo el mundo que están satisfechos con la infraestructura en sus países es del 39%, cuatro puntos inferior a la de 2020. Los italianos son los más insatisfechos de todos, y en el otro extremo del espectro, los chinos, saudíes y holandeses reportan los niveles más altos de satisfacción con 77%, 75% y 74% respectivamente.

Existe un consenso general sobre la idea de que invertir en infraestructura creará nuevos empleos y relanzará la economía: los más convencidos de esta idea son los sudafricanos, peruanos y chinos (90%, 88% y 87% respectivamente), mientras que los menos seguros son los japoneses (51%) y los surcoreanos (56%).

En consonancia con años anteriores, los encuestados mostraron una clara preferencia por mantener y reparar la infraestructura existente con 55% a nivel mundial, en lugar de gastar en nuevos proyectos (20%). Los entrevistados en general también se mostraron abiertos a la idea de inversiones del sector privado en infraestructura, con un 63% favorable.

Con tales datos, convendría ver qué ocurre en México.

 

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GOBIERNO DE CALIDAD/ Educación: del desencanto a nuevas espernzas

Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y Director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.

Un alto grado de escolaridad no incide de manera determinante en la movilidad social de México. Sin embargo, el único camino probado de desarrollo personal y social es la educación.

Este es el panorama de la polarización.

Por un lado, a pesar de que 70.6% de las nuevas generaciones cree que tienen un logro educativo mayor al de sus padres, 48.7% de ellos piensa que sus logros patrimoniales respecto a los de sus progenitores son similares o menores.

Al mismo tiempo, sólo 40% opina que logró supercar el nivel de ingresos y estilo de vida de sus padres y el 8.4% no intenta generar un patrimonio, según la Encuesta Nacional de Bienestar del INEGI.

En cuanto a los logros laborales, el 54.2% piensa que rebasa los de sus padres y 42% que son similares o menores.

En el extremo opuesto del desencanto está la convicción de ampliar la educación a todos los niveles como una apuesta al bienestar del país y al Desarrollo de la población.

Entonces, la formación de cuadros con una sólida y pertinente preparación científica, tecnológica y en humanidades, es fundamental para impulsar el desarrollo social, político, económico y cultural del país. Para ello, México cuenta con una amplia oferta de posgrados impartidos por Instituciones de Educación Superior públicas y privadas.

La oferta de posgrados en el sector privado creció de manera sustantiva debido a la existencia de una demanda insatisfecha que no encontraba espacio en las instituciones públicas; así como a la falta de regulación por parte del Estado. Ello facilitó la proliferación de programas impartidos por instituciones de diversa naturaleza, muchas de las cuales no cumplían con estándares mínimos de calidad académica.

A pesar de lo anterior, un número importante de instituciones privadas entiende que su misión es contribuir a la formación de profesionales de alto nivel, capaces de enfrentar los principales problemas de nuestro país y contribuir responsablemente a superarlos. De esta manera, han diseñado programas de posgrado de alta calidad y con pertinencia social, que son evaluados y acreditados por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).

Además, estas universidades reconocen la importancia de la investigación, lo que les permite vincular a sus investigadores, y el proceso de generación de conocimiento que impulsan, con la docencia. Una buena parte de los académicos de las universidades privadas son reconocidos por Conacyt como integrantes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).

Los posgrados de estas instituciones educativas priorizan la formación del pensamiento crítico y propositivo, así como el involucramiento de los estudiantes en procesos de investigación que se caracterizan por generar conocimiento, aportar a una mejor comprensión de nuestra realidad y generar propuestas para atender y resolver las más acuciantes desigualdades e injusticias.

El aporte de los posgrados de calidad al desarrollo nacional, así como a la comprensión y solución de nuestros retos y problemas es innegable.

 

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GOBIERNO DE CALIDAD / Espacio digital y democracia

Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y Director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas

Existe una idea perniciosa y cada vez más extendida: los espacios públicos en línea dañan la deliberación y el tejido de la sociedad. Aunque miles de millones de usuarios aprecian lo que Internet hace por ellos, el clima en algunos segmentos de las redes sociales y otros espacios en línea están llenos de desinformación, teorías de conspiración y provocaciones a la violencia.

Las plataformas de redes sociales son criticadas por su papel en todo esto.

Así, The Wall Street Journal expuso detalles que parecen mostrar que Facebook permitió la difusión de información errónea, desinformación y toxicidad que generó violencia étnica y daño a las adolescentes e incluso socavó los esfuerzos de vacunación contra COVID-19.

Las preocupaciones sobre las interacciones dañinas y manipuladoras en algunos espacios en línea, y las preocupaciones sobre el papel de las empresas de tecnología en todo esto, genera que los activistas tecnológicos traten de rediseñar los espacios en línea para facilitar el debate, mejorar la civilidad y brindar seguridad personal.

Se habla ya de una «declaración de derechos» de Internet que permite la «identidad autosoberana» que permite a las personas permanecer anónimas en línea, pero elimina a los bots. También se propone un Sistema de “comunicación constructiva» para reducir la ira y salvar las divisiones.

De cara a 2035, ¿se cambiarán los espacios digitales y el uso que hacen las personas de ellos de manera que sirvan significativamente al bien público?

La evolución tecnológica actual tiene tanto aspectos positivos como negativos.

Muchos expertos dicen que los espacios públicos en línea mejorarán significativamente para 2035 si los reformadores, las grandes empresas de tecnología, los gobiernos y los activistas abordan los problemas creados por la desinformación y el discurso tóxico. Otros esperan problemas continuos a medida que las herramientas digitales y los foros se utilizan para explotar las debilidades de las personas, avivar su ira y separarlas.

Ante esto, el espacio público en Internet puede representar el mejor ejercicio de cómo ser más abiertos e inclusivos a las opinions y acciones de los otros. Se trata de un ejercicio en tiempo real para desestimar la intolerancia, radicalism y falta de respeto.

Por supuesto, la creación de una mentalidad más positive redundará en un major intrercambio de opinions y se desvanecerán los sesgos de polarización que actualmente se alientan por intereses politicos. Más que normas estrcitas en el uso de plataformas sociales, por ejemplo, es importante abonar en la educación y volver, así,más “amigable” el espacio público en Internet.

La familia, instituciones educativas, activistas sociales y gobierno tienen importantes roles que desempñear en la construcción de una verdadera democracia. Los espacios públicos en Internet hoy son el campo de experimentación más promisorio y también el laboratorio más ambicioso. Vale invertir en ellos.