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GOBIERNO DE CALIDAD/ Equipos de alto desempeño

Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista, que cumple XV años.
Cada vez atestiguamos que los equipos de estrellas individuales no llegan muy lejos y sucumben a grupos altamente cohesionado e integrado por personas que saben involucrarse y compartir entre sí.
En las universidades, el obtener diversos triunfos como campeonatos de Juicios Orales, por ejemplo, nos vuelve cada vez más proclives a detectar las características de los equipos triunfadores.
Los mejores líderes empresariales saben cómo construir un equipo “de ensueño”, incluso en circunstancias difíciles. Y lo hacen no centrándose en uno o dos jugadores de impacto, sino al seleccionar cuidadosamente a los miembros del equipo con la mentalidad correcta. A ellos los desarrollan como individuos y como equipo y fomentar una cultura sólida y saludable.
Formar el equipo desde cero es poco realista: en general un líder debe hacer crecer el talento que ya tiene. Para hacer esto, debe crear un entorno en el que puedan florecer las mentalidades y los comportamientos correctos, y luego debe implementar hábitos clave de entrenamiento.
Uno de ellos es ayudarlos a ver qué es lo más importante en un momento dado. Compartir imperativos estratégicos u objetivos anuales es un buen comienzo, pero todos sabemos que estos objetivos tienden a evolucionar a medida que cambia el entorno. Puede ayudar a su equipo a saber dónde enfocarse definiendo el W.I.N. (What’s Important Now).
A la par, conviene saber que la innovación se convierte cada vez más en un deporte de equipo, que requiere diversas perspectivas e inteligencia colectiva. Estos equipos centrados en la innovación tienden a ser efímeros. Se forman, colaboran y se disuelven rápidamente. Los miembros del equipo deben ser capaces de dar un paso adelante y retroceder con la misma facilidad para participar en este modelo de liderazgo rápido y fluido.
Una acción clave es proporcionar información sobre el rendimiento. Las personas generalmente necesitan dos tipos de información para lograr el máximo rendimiento. La primera es una dirección clara: ¿Cuál es el objetivo y por qué es importante? El segundo es la retroalimentación o información crítica para que las personas puedan calibrar y ajustar su enfoque.
Otra tarea crucial en la conformación de los equipos de alto desempeño, que deportivamente se han popularizado como “de ensueño”, es comunicar que aprecias del trabajo de los demás. Es parte crucial de la retroalimentación. Es indicar «Cuando haces X, es más fácil para mí hacer Y».
La verdadera clave es mantener una cultura ganadora. Es un conjunto de normas y valores sobre cómo se realiza el trabajo, que persistirá mucho después de que el equipo se disperse. La cultura estará llena de un sentido de aventura y una combinación productiva de iniciativa y responsabilidad.
Las personas tendrán la confianza que necesitan para aprender e innovar y la agilidad para adaptarse a objetivos móviles. Su organización tendrá la fuerza colectiva para abordar problemas difíciles, navegar situaciones ambiguas y buscar oportunidades.

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GOBIERNO DE CALIDAD/ Partes interesadas, misión y palabras

Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y director general de Gobierno de calidad, consultoría de políticas públicas.
No son sólo los accionistas los que cuentan en una empresa. Las partes interesadas incluyen también a los clientes, trabajadores, proveedores y comunidades. Considerar a los cinco actores conforma un estándar moderno de responsabilidad corporativa.
No en vano, la Mesa Redonda de Negocios, compuesta por casi 200 miembros, incluidos los CEO de Amazon, JP Morgan y General Motors, emitió una en la que anunció la importancia corporativa para una de las cinco partes interesadas. Implica el viraje del capitalismo de accionistas al capitalismo de las partes interesadas.
Hace más de un año, Larry Fink de BlackRock, afirmó la necesidad de que las empresas tengan un propósito social. Del mismo modo, cuando Estados Unidos se retiró del Acuerdo de París en 2017, el presidente de Ford Motor Company, Bill Ford, dijo: «Nosotros seguimos profundamente comprometidos con la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero en nuestros vehículos y nuestras instalaciones».
También aumenta el activismo político corporativo en los últimos años, con líderes empresariales que hablan y toman medidas contra las políticas gubernamentales que perjudican a las partes interesadas, especialmente a sus empleados.
Sin embargo, es conveniente preguntar: ¿Qué acciones seguirán a la retórica? ¿Qué cambiará? La responsabilidad social corporativa no puede verse sólo como un discurso o planteamiento en papel. Es necesario modificar la manera en la que se gestionan las empresas y los planteamientos de su misión.
Limitar o rehuir esta reconversión en favor de las partes interesadas sólo redundará en una gran decepción y en el abandono de quienes confían, son fieles o apoyan a la compañía con los subsecuentes perjuicios numéricos en los resultados y desempeño.
Si algo se hizo evidente a raíz de la pandemia mundial, es que existía mayor credibilidad de las personas en las empresas respecto a gobiernos o instituciones como partidos políticos o iglesias.
Reconfigurar la misión corporativa es el primer paso para lograr cambios trascendentales en lo que hacemos como empresa y por qué y para qué lo hacemos. Una misión clara y ambiciosa es la columna vertebral de la resiliencia ante posibles y constantes irrupciones. Pero también es la base de lo que visualizamos a futuro y la directriz del crecimiento corporativo.
En este momento, tenemos la oportunidad de generar mayores alcances sociales desde cada una de las unidades económicas. La meta empresarial es generar riqueza, pero este concepto debe revaluarse y no limitarse a una cifra sin sentido, sino todo lo que logramos y podemos transformar.
El manifiesto empresarial es el primer peldaño a la generación de empresas con gran certidumbre y credibilidad, porque la palabra es el cimiente de lo que se volverá realidad.