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SEGURIDAD INTEGRAL/ Anti fraude que mejora la experiencia del cliente

Por Arturo Ortíz, CEO de CIPI Proteccion, empresa de capacitación en seguridad integral
Cada vez más la seguridad está estrechamente relacionada con la buena experiencia del cliente o satisfacción en cada uno de los puntos de contacto. Por ello, las empresas necesitan una estrategia de fraude de extremo a extremo optimizada en todo el ecosistema.
Al observar cómo operan las organizaciones líderes en distintos sectores económicos, detectamos distintas constantes. Una de ellas es que divulgan continuamente sus capacidades de fraude. Esto no sólo es una garantía para los clientes reales y potenciales, sino que cumple un importante factor disuatorio para los defraudadores potenciales.
Las empresas líderes en seguridad, asimismo, buscan de manera sistemática y continua amenazas emergentes. No sólo fraude, sino ataques cibernéticos y el lavado de dinero, por ejemplo. Con esto evalúan el impacto potencial del delito. El monitoreo de los controles utilizados para mitigar el riesgo, asimismo, puede revelar el grado de efectividad del control o su estrategia de uso.
Ahora, los conocimientos logran una taxonomía de fraude utilizada para evaluar las vulnerabilidades. El resultado es un mapa actualizado, en tiempo real, que muestra dónde deben mejorarse los controles para evitar el fraude. Es una herramienta esencial de prevención.
Tener controles que sean duraderos, flexibles y adaptables es fundamental para cualquier programa de gestión de fraude. A la par, las plataformas de detección que incorporan información detallada y de base amplia pueden identificar ataques de fraude existentes y emergentes.
Aquí es importante remarcar: los mejores resultados promueven eficazmente la conciencia y la educación del consumidor en relación con el fraude y las amenazas cibernéticas. Las empresas líderes en seguridad incluso utilizan canales virales y redes sociales para maximizar el alcance.
Algunas organizaciones, por ejemplo, ofrecen servicios de prevención a los clientes a bajo costo o sin cargo, o se asocian con proveedores de software antiphishing o antivirus para proporcionar a sus consumidores herramientas para prevenir ataques de phishing en dispositivos electrónicos.
Hasta ahora las alertas de clientes basadas en dispositivos relacionadas con compras en línea y / o en el extranjero, velocidad de gasto o umbrales de saldo pueden notificar a los clientes de actividades sospechosas, lo que les permite proteger sus cuentas de manera más activa.
Las organizaciones líderes utilizan algoritmos de aprendizaje automático y se esfuerzan por utilizar todos los datos disponibles para lograr la detección de fraudes. Buscan reducir el ruido (falsos positivos) y el riesgo de que se pierdan transacciones fraudulentas (falsos negativos).
En sí, las organizaciones necesitan ofrecer experiencias a través de dos recorridos críticos de los clientes: falsos positivos y verdadero. En ambos casos, la comunicación es un poderoso puente entre la prevención del fraude y la experiencia del cliente.
Para combatir la amenaza, las organizaciones deben lograr un cambio sísmico: de la mitigación del fraude reactiva y aislada a un enfoque proactivo, centrado en el cliente, integrado y en continua evolución. Un enfoque eficaz emplea análisis procesables que combinan puntuaciones, reglas y banderas rojas y utiliza la tecnología para ofrecer una parte cada vez mayor de la experiencia del cliente y la autenticación avanzada de las transacciones.

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SEGURIDAD INTEGRAL/ Seguridad, objeto de discrepancia

Por Arturo Ortiz, CEO de CIPI Proteccion, empresa de capacitación integral de seguridad patrimonial, física y de datos.

La seguridad presenta una gran barrera interna en las organizaciones: los silos entre la C suite y el personal encargado de resguardar datos y la seguridad personal y patrimonial.

De alguna manera se desestiman protocolos, prioridades e inversiones tendientes a preservar valores y datos, además de resguardar el orden y la integridad física en una compañía. Se asume que la seguridad es un tema que puede relegarse…hasta que alguien vulnera datos, sustrae activos o lesiona o hiere a alguien.

Entonces aparecen las alarmas y se crea una concientización instantánea de que debemos cuidar más a las personas que trabajan en una organización y los valores que se tienen en ella.

Así, ¿cómo generar acuerdos en seguridad? Se necesitan abrir líneas de comunicación.

La comunicación débil explica gran parte de la falta de confianza entre los líderes empresariales y los miembros de la función de seguridad.  Esto conlleva a discrepancias entre las prioridades de datos a preservar, áreas y prácticas de vulnerabilidad, políticas a implementar. Se tiende, en suma, a vulnerar a la compañía.

En la mayoría de las empresas, los profesionales de seguridad están al menos tres estadios debajo del CEO en la jerarquía corporativa, con lo que tienen pocas oportunidades para la discusión directa sobre temas y prioridades de protección.

Además, en aproximadamente la mitad de las empresas, existe poca o ninguna documentación formal compartida de la función de seguridad con la C-suite sobre el estado de sus sistemas de defensa. La mayoría de las empresas se basan en intercambio en correos electrónicos, memorandos y notas ocasionales. No existe comunicación formal sobre acuerdos, políticas y sistemas de seguridad en general.

De alguna manera, en la mayoría de las empresas se asume que la seguridad se puede manejar de una manera improvisada e intuitiva, lo que explica en gran parte el incremento de violaciones de ciberseguridad, fraudes, robos hormiga, espionaje e incluso personas lesionadas y secuestros dentro de las empresas. Urge comunicación como una herramienta de generar acuerdos y aumentar la protección corporativa.

Uno de los grandes silos entre los directivos y el personal de seguridad es el lenguaje.

Profesionales de la tecnología y los negocios suelen recibir la mitad de la historia cuando se comunican. Aparecen tecnicismos que “nublan” la comprensión, sobre todo en ciberseguridad.

Por ello, es importante usar ayudas visuales y lenguaje orientado a resultados tanto por parte de la C Suite como del personal de seguridad de las empresas. La concordancia de ideas y soluciones redundarán en la creación de una cultura de seguridad integral en la que cada una de las partes interesadas participe de manera cotidiana y activa. Esto permitirá crear conciencia sobre las posibles amenazas y riesgos entre los empleados de toda la empresa.

Es necesario insistir: la seguridad debe ser una responsabilidad compartida entre las unidades de negocio. Debe integrarse en varios procesos de la cadena de gestión y producción para construir una cultura de resiliencia y anular divisionismo en dos áreas claves: dirección y seguridad.

A las empresas que tomen medidas ahora para generar una mayor confianza entre todas las partes interesadas, les resultará más fácil fomentar un entorno resiliente y sortear exitosamente las amenazas cibernéticas, patrimoniales y físicas a largo plazo.