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FILANTROPÍA/ Inversiones verdes

Por Felipe Vega, fundador y director general de CECANI Latinoamérica, empresa de divulgación y capacitación de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas

Los medios financieros se centran cada vez más en el crecimiento de la inversión verde. Por ejemplo, en 2025, 50 billones de dólares en activos se gestionarán en función de consideraciones ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) sólo en el mercado estadounidense.
Sin embargo, mientras que las grandes instituciones financieras aumentan las tenencias de capital con características ESG, otros inversores se mueven en la dirección opuesta
Sin embargo, diversos estudios muestran que la responsabilidad social corporativa gana relevancia al ser un punto esencial de la reputación y el respaldo que reciben de los públicos.
A medida que crece el interés de los inversores por empresas “verdes” y sustentables, también aumentan los informes empresariales que dan cuenta de las aportaciones ESG que realizan con datos verificables y duros.
De manera paulatina, pero firme, aumenta el grado de apoyo corporativo a diversas fundaciones y sociedades filantrópicas. Sin embargo, a medida que aumenta el compromiso social corporativo también se vuelve más cuidadoso y selecto.
En el último quinquenio, por ejemplo, se agudiza un sentido de auto realización en las empresas mediante las causas que apoyan. Deben corresponder a giros directamente relacionados con su actividad productiva para considerar que son eficientes.
Los públicos beneficiados, por ejemplo, dejan de ser aleatorios para circunscribirse al área de operaciones de la empresa en cuestión. Esto desde una óptica geográfica y del nivel sociocultural en el que se tiene interés mercadológico.
Por supuesto, esto supone que las asociaciones civiles deben profesionalizarse y realizar proyectos más eficientes para captar el interés de posibles donantes corporativos. Apoyarse en datos relevantes y específicos para cada tipo de industria, su giro, ubicación y mercado, son datos relevantes que deberán considerarse ahora.
Diversos organismos destacan el gran potencial de América Latina y el Caribe para las inversiones sostenibles, al contar con la mayor reserva de biodiversidad del mundo, una matriz amplia de energía limpia y brechas que cubrir en infraestructura resiliente al clima.
Pero, además del potencial, hay una necesidad urgente de esa inversión dada la alta vulnerabilidad ante desastres naturales, especialmente en Centroamérica y el Caribe.
Actualmente, la región representa solo el 2% del mercado global de bonos verdes, con Brasil, Chile, y México emiten el 85% de esos instrumentos hasta la fecha, lo que ofrece una gran oportunidad para las inversiones, señala el directivo del BID, al mencionar que los sectores implicados abarcan desde agricultura, alimentación, bosques, energía, saneamiento y transporte.
En Latinoamérica, la energía es en este momento el sector más financiado de esa forma, con la mitad de las asignaciones de los bonos verdes a proyectos de energías renovables, especialmente eólicos y solares.
Mientras que los de edificaciones y agua, dos de los más financiados a nivel mundial, están entre los más bajos en América Latina y el Caribe, con el 4% cada uno. Sin duda, los proyectos verdes representan una buena opción de inversión.

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FILANTROPÍA/ Paradojas del DEI

Por Felipe Vega, Fundador de CECANI, empresa de divulgación y capacitación científica de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.
Diversidad, equidad e inclusión (DEI) son un concepto de responsabilidad social que muestra pocos avances a nivel implementación e incluso en los informes empresariales. Pero contrario a lo que podría asumirse, tienen grandes oportunidades en el mundo empresarial.
Aunque las empresas e instituciones demuestran una intención positiva y aumentan el debate y la actividad, los datos muestran que el progreso es lento.
En 2020, el mercado global de DEI, es decir, los dólares gastados por las empresas en esfuerzos relacionados con DEI, como los grupos de recursos para empleados (ERG), se estimó en 7.5 mil millones de dólares y se proyecta que se duplique para 2026. Sin embargo, al ritmo actual se necesitarán otros 151 años para cerrar la brecha económica mundial de género en todos los niveles.
La Alianza Global para la Paridad, un grupo intersectorial comprometido con el avance de la DEI, lanzó un programa para identificar iniciativas que tuvieron un impacto significativo, cuantificable, escalable y sostenible y sacar a la luz lo que esas iniciativas tienen en común. Esto para centrar los esfuerzos de DEI en lo que funciona mejor y contribuir a un progreso más rápido y escalable en toda la comunidad empresarial global y los ecosistemas circundantes.
Los cinco factores de éxito comunes a todas las iniciativas de DEI que produjeron el impacto más significativo, escalable, cuantificable y sostenido para los grupos subrepresentados son la comprensión de las causas fundamentales, la definición significativa de éxito, los líderes empresariales responsables, solución diseñada para su contexto específico, el seguimiento riguroso y la corrección del rumbo.
La comprensión de las causas fundamentales es la priorización de esfuerzos e inversiones, el establecimiento de objetivos y el diseño de soluciones.
La definición significativa de éxito, por otra parte, se logra mediante el establecimiento de objetivos claros, medibles, a corto y largo plazo, para guiar el esfuerzo y evaluar la efectividad.
En cuanto a los líderes empresariales responsables es un compromiso profundo de la dirección ejecutiva. Puede señalar la importancia de la DEI y asegurarse de que las iniciativas cuenten con los recursos adecuados.
En tanto, las soluciones diseñadas para el contexto, permite los cambios necesarios en los procesos y formas de trabajo clave mientras contribuye a la eficacia y la sostenibilidad.
Finalmente, al medir el progreso con respecto a la aspiración puede ayudar a los líderes a monitorear la efectividad de la solución, ajustar el enfoque para aumentar el impacto y dirigir con mayor precisión el uso de los recursos de la empresa.
En suma: el compromiso en cada nivel de la organización, desde los colaboradores individuales en primera línea hasta el CEO y la junta directiva, puede ayudar a lograr un progreso significativo en el DEI, un factor prioritario en las empresas socialmente responsables, lucrativas o filantrópicas. Feliz inicio de año 2024.

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FILANTROPÍA/ Asociaciones civiles en pro de la salud

Por Felipe Vega, fundador y director de CECANI; empresa de divulgación y capacitación de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.
La sociedad civil puede promover la salud física, mental, social y espiritual para todos.
Esto implica reexaminar cómo los impulsores sociales conformados por la nutrición, educación, vivienda…construyen la salud en las personas y las comunidades fuera del sistema de atención médica tradicional.
Los movimientos sociales tienen propiedades colectivas y distribuidas, por lo que las personas lideran desde donde se encuentran, además de trabajar juntas.
Consideremos que todos los movimientos sociales tienen un fuerte aparato político para cambiar la política federal, estatal y local. Poseen mecanismos sólidos para recaudar más dinero y dirigirlo a las estrategias que funcionan. Incluso, tienen una incidencia directa en la legislación.
En el campo de la salud mental, por ejemplo, se populariza un sistema estadounidense de la Alianza Nacional de Enfermedades Mentales que reúne a 17 de los principales gremios, asociaciones y organizaciones filantrópicas enfocados en la salud mental.
Se parte de una visión unificada: ¿Cómo se crean las condiciones comunitarias que dan lugar a la salud mental, que crea un sentido de pertenencia, propósito, oportunidad de servicio? Por supuesto, la visión común puede adaptarse a cualquier empresa social. No sólo traza rumbos de decisión, gestión y acción, también es un elemento de cohesión ante las irrupciones.
Y así como la ONG [organización no gubernamental], una CBO [organización comunitaria] o una organización filantrópica pueden incidir en la salud física y mental, también tienen un papel relevante en la salud emocional y la espiritual.
Estamos en una era de «policrisis»: económica, política, climática, así como continuos desafíos raciales…Debajo de todas ellas hay una crisis espiritual, presentada con una pregunta habitual: ¿Quién soy realmente?
Esta crisis existencial conlleva al desamparo que puede desencadenar conductas muy peligrosas. Por ejemplo, uno de cada tres jóvenes considera seriamente el suicidio. Tres de cada cinco están persistentemente tristes o desesperados. Esa es una crisis espiritual.
Sí, necesitamos proporcionar más acceso a la atención de la salud mental, pero no vamos a llegar a la transformación con más aplicaciones y nuevas empresas rentables. Lo vamos a conseguir si la gente se conecta y es capaz de acercarse y escucharse unos a otros. Ese es un acto espiritual, crear un espacio seguro para que alguien comparta sus luchas y alegrías.
¿Cómo creamos un lugar donde las personas tengan un sentido de propósito y un lugar para expresarse plenamente? Creo que así es como se ven la espiritualidad y la salud: pertenencia, un lugar para expresar un propósito, la capacidad de experimentar asombro y de servir. Traer de vuelta lo que somos de una manera significativa a nuestra comunidad. Esto es una corriente ascendente de nuestra salud mental y bienestar.
La sociedad civil organizada representa la acción para estar conectados unos con otros y con el mundo que nos rodea. Es lo que nos permitirá vencer la “otredad”, cimiente de enfermedades crónicas, soledad y dolor.

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FILANTROPÍA/ La carta de Fink

Por Felipe Vega, Fundador de CECANI Latinoamérica, empresa de divulgación y capacitación de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.

Laurence «Larry» Fink, fundador y director ejecutivo de BlackRock, el administrador de activos más grande del mundo, que tiene más de seis billones de dólares en activos bajo administración, emitió una carta dirigida a los directores de empresa.

La carta de Fink dice que la sociedad exige que las empresas, públicas y privadas deben «servir a un propósito social». Es decir, beneficiar no solo a los accionistas sino también a los empleados, clientes y vecinos.

Más aún, aseguró que BlackRock está «ansioso por crear valor a largo plazo y trabajar para servir a todas las partes interesadas». Los ejecutivos, escribió, “deben ser capaces de responder a sus preguntas sobre las acciones de la empresa, como el papel juega en la comunidad, cómo gestiona su impacto en el medio ambiente o si trabaja para crear una fuerza laboral diversa.

Durante casi 50 años, muchos se guiaron por Milton Friedman, que limitaba la acción empresarial en dar beneficios a los inversores e impuestos al gobierno. La labor social la limitaba a utilizar ese dinero para tener un impacto.

¿Pueden y deben los inversores obligar a las empresas a adoptar objetivos sociales, ya sea para abordar el cambio climático, luchar contra la pobreza o reducir la violencia? Más allá de eso, ¿cómo funcionará esto? ¿Qué se espera de los ejecutivos en esta nueva forma de hacer negocios? ¿Es todo esto relaciones públicas, o algo más? Los estudios ayudan a abordar estos problemas a medida que la industria de la inversión se prepara para prioridades más allá de las ganancias.

Milton Friedman presentó su famoso argumento en un artículo de 1970 en el New York Times Magazine. Escribió que enriquecer a los accionistas los mercados deben ser más eficientes para todos, y que era “una herejía” que los ejecutivos corporativos gastaran el dinero de la empresa en otra cosa que no fuera aumentar las ganancias.

Para Friedman, los ejecutivos que persiguen objetivos sociales con dinero corporativo están «gravando» a los legítimos propietarios de la empresa.

La noción de Friedman de que el único trabajo de una empresa es maximizar el valor para los accionistas influyó en gran medida en la legislación estadounidense. En una oferta pública de adquisición, por ejemplo, los gestores tienen la obligación de maximizar el valor financiero a corto plazo. Friedman sentía que cualquier cosa que se interpusiera en el camino de las ganancias —la filantropía corporativa, por ejemplo— era sospechosa, porque le quitaba tiempo, enfoque y dinero a los negocios más importantes de la empresa.

También asumía que tales actividades filantrópicas pertenecían al ámbito privado, a la vida personal de un ejecutivo o accionista.

Pero mientras tanto, se puede ver un cambio en el pensamiento que se aleja del puro afán de lucro en el comportamiento de los inversores, ejecutivos y empresarios

Algunas empresas se propusieron hacer explícito su compromiso con valores y causas específicas de responsabilidad. Ahora hay 2.544 corporaciones certificadas de este tipo en todo el mundo, en más de 50 países y 130 industrias.

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FILANTROPÍA/ ¿Lucro o beneficio social? El binomio plausible

Por Felipe Vega, Fundador de CECANI Latinoamérica, empresa líder en divulgación y capacitación de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.

En los últimos años se ha puesto de moda lo que se conoce como responsabilidad social corporativa (RSC) o responsabilidad social empresarial (RSE). Ambos conceptos, idénticos, expresan que una empresa toma decisiones que afectan al conjunto de la sociedad y por lo tanto está comprometida con ella. No se trata sólo de generar riqueza.

El concepto de RSC nació a principios del siglo veinte, pero no fue hasta mediados de los años 50 cuando tomó forma definitiva. Hoy consideramos que las organizaciones empresariales son centros vitales de poder y de toma de decisiones y que las acciones de las grandes empresas tocan y afectan las vidas de los ciudadanos en muchos sentidos.

Esta idea se contrapone a la doctrina de Milton Friedman. Este economista, premio Nobel en 1976, consideraba que “la única responsabilidad de las empresas es la maximización de sus beneficios”. Afirmaba que “solamente tiene sentido hablar de Responsabilidad social corporativa en el caso de los monopolios, porque perturban el funcionamiento del mercado”.

Ante esta disyuntiva, ¿una empresa es responsable ante la sociedad? Aunque prevalece una norma no escrita que juega a favor de la teoría de Friedman, la sociedad civil organizada opera como un contrapeso en el imaginario colectivo.

Aunque la gente suele ver a las empresas como entidades de carácter privado destinadas a generar rendimientos mediante la venta de un producto o servicio, grandes crisis como la pandemia mundial de Covid-19 alertaron de la importancia de algunas instituciones en el bienestar general. Sorpresivamente se les otorgó un rol más trascendental a las empresas respecto a iglesia, gobierno y partidos políticos e incluso universidades, por ejemplo.

No obstante, la gente asocia “empresario” a “dinero” y no se cuestiona si además las empresas tienen otra función. La consecuencia es que existe una división invisible pero real: las empresas clásicas creadas con fines lucrativos y las dedicadas a fines sociales.

¿Se puede difuminar esta barrera entre las dos categorías? En general se acepta que una empresa tenga fines éticos, más que meramente pecuniarios. Pero aún nos cuesta creer que una asociación civil cumpla su misión social y a la par tenga beneficios económicos.

Tal idea, por supuesto, limita sensiblemente la función social de las Organizaciones No Gubernamentales. Entorpece su propia sustentabilidad y capacidad de desarrollar el objeto social.

Así, paulatinamente debemos aceptar que el logro lucrativo y la misión social no están disociados.

En la medida que cada asociación civil logre captar los recursos que le permitan subsistir y extender sus áreas de operaciones y tener más beneficiarios, se generará un éxito que tradicionalmente rechazamos.

La parte crucial para aceptar que lucro y beneficio social no es una disyuntiva aceptable es la capacitación. Las asociaciones civiles deben buscar la capacitación jurídica, ética y administrativa que les permita asumir ambos logros sin menoscabo al trabajo filantrópico que realizan.

Las empresas, a su vez, deben asumir el gran poder de influencia social que poseen y actuar en consecuencia.

En suma: no deben existir diyuntivas.

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FILANTROPÍA/ Las asociaciones civiles marcan tendencia

Por Felipe Vega, fundador y CEO de CECANI; empresa de divulgación y formación de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.

Muchas de las tendencias gerenciales actuales iniciaron en el ámbito filantrópico. Hoy, en esta era exponencial, donde la Inteligencia Artificial generativa, y concretamente el CHAPGPT, logró 100 millones de usuarios en sólo dos meses, las figuras no lucrativas marcan importantes tendencias de gestión empresarial.

Un ejemplo se da en el campo del talento. Fueron las asociaciones civiles quienes comenzaron a evaluar por habilidades a su voluntariado y becarios mientras el Curriculum Vitae cae poco a poco en la obsolescencia.

En este momento, cada vez más empleadores en todo el mundo adoptan la contratación basada en habilidades. Incluso, alrededor de tres cuartas partes de las empresas evalúan las habilidades de los solicitantes de empleo varias veces durante el proceso de entrevista, según una encuesta global de 3.000 empleadores y trabajadores.

Las organizaciones que utilizan métodos de contratación y reclutamiento basados ​​en habilidades mencionan beneficios significativos, incluido el ahorro en costos de contratación, dedicar menos tiempo a buscar candidatos y limitar el número de contrataciones inadecuadas.

Asimismo, muchos empleadores ya no exigen que los solicitantes de empleo tengan un título universitario. Sin embargo, a pesar de la tendencia global hacia la contratación basada en habilidades, los candidatos diversos y no tradicionales todavía enfrentan desafíos sustanciales.

Por ejemplo, un estudio de 2.000 empleadores estadounidenses encontró que casi el 75% se centra en las habilidades al contratar para algunos puestos. Pero incluso cuando las empresas tienen prácticas de contratación inclusivas, los gerentes de recursos humanos que insisten en ciertos requisitos pueden representar una barrera para contratar trabajadores subrepresentados, según la encuesta.

Tal como vaticinaron hace meses las asociaciones civiles, “las organizaciones que utilizan prácticas de contratación basadas en habilidades tienen una menor rotación en sus cohortes de contratación basada en habilidades. Es más probable que la gente se quede”.

Al mismo tiempo, al evaluar a los candidatos a un puesto de trabajo basándose en sus habilidades, en lugar de en credenciales como un título universitario, puede mejorar la diversidad y crear una economía más inclusiva.

Por otra parte, a través de la contratación basada en habilidades, muchas organizaciones buscan brindar vías de oportunidades más equitativas para quienes carecen de acceso a la educación superior.  Muchos tienen las habilidades, pero no los títulos académicos. Esto es especialmente cierto en grupos minoritarios como raza negra o provenientes de comunidades indígenas e incluso personas “muy jóvenes o muy viejas” según los estándares clásicos de mercado.

Y si: las asociaciones civiles lo hacen de nuevo. Marcan significativas pautas de cómo trabajar y lograr objetivos con una mirada más humanista.

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FILANTROPÍA/ Recuperación del negocio tras un desastre

Por Felipe Vega, fundador y Director general de CECANI Latam, empresa de divulgación y capacitación sobre asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.

Generalmente nos concentramos en metodologías para crear Organizaciones No Lucrativas y empresas sociales. Sin embargo, ¿qué pasa cuando ocurre algún desastre y debemos reiniciar la construcción de cero?

No hablamos sólo de desastres naturales como el huracán OTIS, sino de cualquier irrupción o siniestro que comprometa a nuestra asociación, según un botiquín de uso corporativo elaborado por Concanaco-Servytur: “Claves para recuperar el negocio tras el paso de Otis”

Tras la devastación generada por el Huracán en Guerrero, existen de 80 mil negocios afectados, salir de una recesión podría tardar entre seis meses y tres años, según el plan de contingencia con el que cuente la empresa y el 90% de las Pymes carecen de un plan ante cualquier irrupción.

El primer paso recomendado es elaborar un análisis basado en la demanda de los productos o servicios por parte de los clientes o nuestros beneficiarios. Esto para trabajar en estrategias de contención, supervivencia, innovación y proyectos, que nos permitan reconocer la magnitud del problema y entender cómo resolverlo.

En esta etapa, los mensajes hacia nuestras partes interesadas tendrán que ser sumamente claros para que fluya la comunicación. Además de que la creación de un cuarto de guerra, conformado por un equipo de trabajo que tenga la suficiente visión, jerarquía e información, ayudará a planear las necesidades que requiere cada uno de los posibles escenarios.

Los siguientes puntos permiten tener más claro el camino que debe seguirse para recuperar nuestra organización tras un desastre de cualquier tipo:

  1. Conservar la calma para tomar mejores decisiones que ayuden a superar la crisis.
  2. Asumir el impacto. Esto es, ser resiliente, monitorear diariamente los impactos de clientes, finanzas, proveedores, mercados, categorías, entre otros.
  3. Trabajar en el Base line estratégico: ¿Cómo salgo de esto?, ¿Cuáles son las oportunidades de crecimiento? Analizar las oportunidades con los clientes, mercados, productos y servicios.
  4. Cambiar el chip: Poner en blanco y negro el pipeline de oportunidades y riesgos, priorizarlas, y accionar sobre ellas.
  5. Decidir actuar: pasar a la acción lo antes posible, la única manera de saber si la estrategia que definimos es adecuada, es ejecutándola para aprender de los errores.

Una empresa o sociedad puede recuperarse en un periodo de entre seis meses y hasta tres años según el avance y actualización del plan de contingencia que la organización tenga.

En general las empresas que invierten en innovación y tienen la capacidad de reinventarse, son las que presentan mayor crecimiento.

La tendencia para los negocios que desean salir de una recesión siempre estará alineada a alcanzar las utilidades, pero en esta nueva oportunidad, deberá velar por el bienestar de las personas y el cuidado del planeta, por lo que existe un acercamiento orgánico a la sociedad civil organizada.

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FILANTROPÍA/ IA en las asociaciones civiles

Por Felipe Vega, Fundador y director general de CECANI Latinoamérica, organismos de divulgación y consultoría de las asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.

Las soluciones tecnológicas como la Inteligencia Artificial, cada vez se emplean más en empresas de diversos sectores, pero también en la sociedad civil organizada.

Actualmente, el 15% de las empresas en México utilizan inteligencia artificial (IA) en procesos clave de su gestión, principalmente en sectores de marketing, informática y servicios financieros.

Se prevé que en los próximos años la IA abarque más funciones y sectores. Para incrementar la productividad de esta herramienta se recomienda analizar en qué casos podría tener una mayor funcionalidad e impacto. El análisis previo de la gestión en las organizaciones es relevante para incorporar las soluciones tecnológicas.

Analicemos por ejemplo algunos usos empresariales de la IA:

La mitad de las empresas no logra incrementar sus ingresos provenientes de ventas en línea. Incluso, éstos disminuyeron o permanecieron iguales para 53.4% de las empresas. Más aún: el 12.2% de las empresas dejaron de vender en línea. Ante esto se plantea fortalecer las capacidades digitales de las empresas que ya tienen experiencia en ventas on line.

La IA podría fortalecer los esfuerzos de omnicanalidad y personalización que aumentarían las tasas de conversión y disminuirían en más del 17% los fenómenos de “carrito abandonado”.

Esta solución podría verse reflejada en mayores casos de éxito de mecenazgos o crowdfounding de las asociaciones civiles con un manejo más adecuado y certero de los posibles patrocinadores.

Otro importante uso potencial de la IA es impulsar el emprendimiento. Antes del año 2050 es fundamental aprovechar el bono demográfico de nuestro país para impulsar la creación de empresas. Hoy 7 de cada 10 emprendedores tiene entre 25 y 44 años cuando fundan su empresa y, si bien hay que apoyar el emprendimiento en cualquier rango de edad, en el año 2050 la edad promedio en México será de 50 años, lo que puede implicar una disminución en el ritmo de la creación de compañías.

La IA puede ayudar a establecer modelos exitosos en distintas empresas sociales que permitan mayor creación y consolidación de asociaciones civiles y la disminución de los riesgos inherentes a una nueva empresa. La búsqueda de patrocinios, generación de propuestas y más usos dedicados a la prospectación y ventas crecen en más del 73% con el uso de la IA.

Por otra parte, el periodo decisivo entre la rentabilidad o el fracaso de las empresas se encuentra alrededor de los dos años de funcionamiento. Entonces es necesario implementar estrategias de planeación y gestión empresarial que permitan afrontar los retos del periodo crítico identificado. La IA puede reducir significativamente las malas prácticas de actuación y gestión en las organizaciones.

Vale mencionar que el uso adecuado de la IA en las organizaciones implica un cuidadoso análisis de nuestra gestión e identificación de aquellas áreas en las que mayor utilidad puede tener la IA.

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FILANTROPÍA/ La sociedad civil organizada en México

Por Felipe Vega, Fundador y director general de CECANI Latinoamérica, empresa de divulgación y formación de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.

A lo largo de los años, diversos movimientos y organizaciones surgieron para enfrentar desafíos políticos, económicos y sociales y dejaron una huella significativa en la configuración del país.

Los movimientos sociales y la sociedad civil desempeñaron un papel fundamental en la historia de México, alzaron sus voces en busca de justicia, igualdad y cambio social.

Uno de los primeros movimientos sociales relevantes en México fue el movimiento obrero y campesino, que cobró fuerza a principios del siglo XX. Durante el Porfiriato, las condiciones laborales eran precarias y la desigualdad social era evidente. En respuesta surgieron sindicatos y organizaciones campesinas que lucharon por mejores salarios, condiciones de trabajo justas y derechos laborales. Sentaron las bases para la protección de los derechos de los trabajadores.

En la década de 1960 se vivieron globalmente fenómenos como la revolución urbana, sexual y feminista, la Guerra Fría, la cultura mediática, la contracultura y el consumo de drogas y música psicodélica, el aumento demográfico, la lucha por los derechos civiles, la segunda década gloriosa del capitalismo, el crecimiento económico acelerado y el incremento de brecha tecnológica.

Los años setenta, por su parte, están marcados por la aparición de varias organizaciones, dedicadas a fortalecer la participación de los sectores más marginados y pobres del país. La reforma de 1977 permitió el surgimiento de las organizaciones y los partidos de izquierda, les dio un enorme respiro y espacio para su acción.

Por ello, las revoluciones en Centroamérica en los años ochenta les dieron a las organizaciones mexicanas un propósito adicional y encontraron una causa en la defensa de los derechos humanos. Otras organizaciones nacieron al amparo de la teología de la liberación, que fueron clave en la discusión del catolicismo de izquierda y en la organización política de sus comunidades.

Los periodistas e intelectuales, establecieron y ofrecieron una plataforma para que muchas organizaciones de la sociedad civil se comunicaran con el resto de la sociedad.

Pero sin duda, el terremoto de 1985 y las disputadas elecciones de 1988, fueron dos acontecimientos fundamentales en el desarrollo de la sociedad civil, cuando sus organizaciones comenzaron a separarse de los movimientos populares y se profesionalizaron. Y después, la evolución de las organizaciones de la sociedad civil en los años noventa está íntimamente ligada al desarrollo político del país.

Cuando surgió el zapatismo, otro de los grandes detonadores de la sociedad civil, atrajo a cientos de organizaciones nacionales e internacionales para buscar una solución pacífica al conflicto.

Así fue que el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional se alió con todas estas organizaciones civiles para avanzar su causa. Otro hecho inédito fue la colaboración de las organizaciones nacionales e internacionales con el sistema jurídico internacional para proteger los derechos humanos.

Sin embargo, el éxito de las organizaciones provocó un espejismo, haciéndoles creer que contaban con más poder de influencia del que en realidad tenían. El régimen mexicano, estaba sumamente desprestigiado y durante estos años, las ONG sufrieron un cambio importantísimo: de la política de la movilización de los noventa tuvieron que pasar a la política de la influencia y profesionalizarse, pues enfrentaban una situación más compleja

Los movimientos sociales y la sociedad civil en México, dejan una huella profunda en la historia del país, desde la lucha por los derechos laborales y la democracia hasta la defensa de los derechos indígenas y la justicia social. Estos movimientos desafían las injusticias y promueven la participación ciudadana con trabajo. Por eso, sociedad civil y movimientos sociales, se mantienen estrechamente ligados, ahora con mayor experiencia y la posibilidad de acceder a herramientas  más profesionalizadas, que les permitan avanzar con mejor impacto.

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FILANTROPÍA/ Tendencias de la filantropía en los mercados emergentes

Por Felipe Vega, Fundador y director general de CECANI Latinoamérica, empresa líder en divulgación y capacitación de asociaciones civiles y otras figuras no lucrativas.
La filantropía en los mercados emergentes tiene una larga historia. Lo que cambia ahora es el grado en que se organizan las asociaciones civiles del segundo sector o que ofrecen donaciones a organizaciones que trabajan de manera directa con la población vulnerable.
En Latinoamérica a menudo se realiza través de empresas familiares. Esto tiene sus retos. Las familias adineradas que históricamente hacían donaciones privadas, ahora quieren que sus hijos entiendan por qué y cómo donar, pero puede que no sepan cómo hacerlo.
Sin embargo, no saben cómo implicar a las nuevas generaciones y otras ignoran cómo ser visibles o incluso son renuentes a dejar el anonimato por cuestiones religiosas o porque asumen que las donaciones públicas sólo conducirán a más peticiones de financiación.
A pesar de estas dificultades, el número de fundaciones familiares, fuera de los centros filantrópicos tradicionales de Europa y Norteamérica, se dispara a medida que cambian las costumbres culturales y las familias son más conscientes de las ventajas de un enfoque estructurado de las donaciones.
Trasfondos de la caridad
¿A qué se debe este auge de la caridad? Para la mayoría de las familias, la filantropía es un fin en sí mismo, una forma de cumplir con un sentimiento de obligación hacia el prójimo, de cumplir con un sentido de obligación hacia la sociedad en la que ganaron su riqueza.
Sin embargo, también está el deseo de inculcar valores, reforzar los lazos familiares y promover el conocimiento y el liderazgo.
Además, la filantropía puede ser una poderosa herramienta para mejorar la reputación de una corporación. Los esfuerzos filantrópicos también pueden generar valor financiero para la empresa familiar al mejorar la atracción, la moral y la retención del talento.
La filantropía empresarial mejora la atracción, moral y retención del talento, facilita la entrada en nuevos mercados, permite conocer las necesidades de los consumidores locales y mejorar las relaciones con los gobiernos locales.
Asimismo, los líderes empresariales saben que los consumidores esperan que las empresas cada vez se involucren más en cuestiones medioambientales, sociales y políticas. Y ya sea a través de la empresa familiar o de una fundación, se puede iniciar un círculo virtuoso en el que hacer el bien conduce a un aumento de la productividad.
Ahora, más allá de que cualquier asociación civil, se requiere una capacitación plena de cómo consolidar la Organización NO Gubernamental y reflexionar sobre esto:
¿Por qué lo hacemos?, ¿Qué queremos conseguir?, ¿Qué podemos ofrecer?, ¿Quiénes son los otros actores? ¿Qué hacen bien? ¿Qué falta? ¿Cuál podría ser nuestra oferta distintiva?
Una parte sustancial del éxito en las asociaciones civiles se establece a través de la cuidadosa planeación y esta inicia con clarificar conceptos trascendentales que marquen pautas, modos de conducta y gestión. La filantropía se profesionaliza aún en las economías emergentes.