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SALUD LABORAL/ Bienestar como habilidad

Por Joana Elizabeth Salinas, Socia Directora de Coperva y Psicopedagoga especializada en salud laboral

El bienestar es una habilidad que se puede cultivar, al igual que la comunicación, el liderazgo o la resolución de problemas.
Con la tecnología en nuestras vidas las 24 horas del día, los 7 días de la semana, trabajar constantemente es una constante. Si no se tienen las prioridades claras en términos de proteger la salud física y mental, y no existe un sentido claro de propósito, es muy fácil dejar que el trabajo y las prioridades de otras personas se apoderen de nuestra existencia.
Entonces cada uno debe pensar en su propio sistema de bienestar e incluso probar lo que funciona para cada una de ellas.
Las generaciones más jóvenes son más propensas a compartir cosas sobre sus vidas personales con sus compañeros y colegas. Eso se manifiesta en las redes sociales, por supuesto, pero también en su conducta en el lugar de trabajo.
Y así, parte de ser un líder en el mundo moderno, es estar abierto a compartir más cosas sobre la vida personal, preocupaciones e historias más allá del contexto laboral. Los líderes verdaderamente auténticos y empáticos en la era moderna saben que cuando muestran algo de sí mismos, invita a otros a hacer lo mismo.
Debemos impulsar conversaciones sobre salud mental con la frecuencia y la facilidad con la que se discute la salud física. Los líderes pueden ayudar a abrir estas conversaciones al preguntar: «¿Cómo estás hoy? ¿Cómo fue la semana pasada? ¿Qué mejoraría la próxima semana?» Estos son pequeños pasos, pero pueden ayudar a iniciar el diálogo sobre preocupaciones subyacentes.
Entre mayor sea la certidumbre en el entorno laboral, más productividad se generará, a la par de aumentar innovaciones y mejora continua.
Si algo aprendimos durante el confinamiento del Covid-19 fue a valorar lo que en verdad nos interesa, apreciar la interacción y compañía de otros y asociar la agilidad de gestión a los organigramas horizontales y la inexistencia de silos en la cadena de producción.
Así, el liderazgo compasivo, que no es sino altamente empático, se impone para generar la resiliencia en las organizaciones.
Llegamos sí a una era en la que el bienestar deja de ser un anhelo impredecible y se convierte en una meta con actuaciones, políticas y resultados altamente estructurados y eficientes.

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SALUD LABORAL/ Nuevas dimensiones del bienestar

Por Joana Elizabeth Salinas, Socia Directora de Coperva y Psicopedagoga especializada en salud laboral

La salud social es el sinónimo actual del bienestar.

Aún antes de la pandemia, la Organización Mundial de la Salud llamó al estrés la epidemia de salud del siglo 21 y estimó que le costaba a las empresas estadounidenses 300 mil millones al año en pérdida de productividad.

Apareció después el Covid19, se impuso el teletrabajo y una mayor conciencia del uso del tiempo y el involucramiento en causas relevantes para cada uno. La llamada gran depresión que actualmente se vive en economías desarrolladas es reflejo de un creciente interés por la salud social.

La salud no se limita a ser física y mental. También es social. Es decir, la conexión entre una organización y sus colaboradores, principalmente los flujos de conocimiento a través de las redes. Cuanto más fuertes sean éstas y se vuelvan transversales a la edad, raza y experiencia, más fuerte será el rendimiento y la cohesión social.

Ahora, las personas son seres sociales por naturaleza. Esto no sólo sintetiza una de las ideas principales de Aristóteles sino nos lleva a concluir que invertir tiempo y esfuerzo en la diversidad también puede traer dividendos: las empresas aumentan hasta 45% en la cuota de mercado como resultado directo de tener un equipo diverso.
Sin embargo, la salud social también implica tener tiempo. Esta es una de las principales razones del rechazo a las políticas de retorno a la oficina.

En sí, la ecuación de la salud social involucra estos factores: Control del tiempo y de relaciones, existencia de redes fuertes y buena comunicación.

Ahora, el que la salud social sea sinónimo de bienestar es por su innegable incidencia en la salud física y emocional.

En cuanto a los factores que conforman la salud social, la primera mención es el control del tiempo. El teletrabajo de alguna manera reforzo el empoderamiento de la manera en que destinamos tiempo a determinadas actividades y personas. Es uno de los más grandes empoderamientos que no existían en los trabajos formales y horarios de nueve a seis, por ejemplo. E incluso, muchas compañías se jactaban: aquí hay hora de entrada pero no de salida”, como si esto abonara a la productividad de la firma.

Es muy probable que los sistemas híbridos de trabajo se implanten en la nueva realidad laboral y los horarios flexibles se vuelvan cotidianos con el fin de satisfacer el equilibrio de la vida personal/laboral. Sin embargo, en muchos casos, como empleos operativos en fábricas o call centers, el trabajo es presencial. En ese caso, se debe recurrir al factor de redes fuertes para estimular el mejor desempeño y salud social de los colaboradores.

Fortalecer ls redes entre los trabajadores puede lograrse con actividades tendientes a que todo el personal se conozca e interactúe entre si. De forma simultánea, la comunicación organizacional debe cubrir todo el tipo de información que los empleados requieren para trabajar con certidumbre y lineamientos claros.

La convicción de que los colaboradores cumplen una misión común y reconocida por cada uno de ellos, es un buen punto de partida para lograr la salud social.