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ABANICO/ Los tres monstruos cibernéticos

Por Ivette Estrada

En el mundo virtual se agazapan sombras y peligro. La trasnacional ESET, firma líder en seguridad cibernética, detecta las formas de violencia más comunes contra las mujeres: chantaje, ciberacoso y discursos de odio, tres monstruos que desatan lo peor del mundo virtual.

Uno es el chantaje, la amenaza. Ocurre cuando se amenaza con revelar información difamatoria o perjudicial sobre una persona si no se paga determinado precio. El precio no siempre es monetario: puede incluir favores sexuales o control emocional sobre la persona afectada.

Un caso especial es el de la porno venganza: cuando alguien publica contenido como fotos o videos sin el consentimiento de la parte afectada, ya sea para provocar humillación o vender el contenido a terceros. Tanto en el caso de que las fotos hayan sido obtenidas por hackeo, como por acceso físico a dispositivos o incluso por confianza, no se debe estigmatizar la práctica del sexting en sí.

Violar esa intimidad es un delito, y se deben tomar las denuncias con seriedad; frases como: “es tu culpa” o “tú te lo buscaste” no deben ser aceptadas como respuesta a la preocupación de la víctima. Siempre debe delatarse este crimen.

El ciberacoso, por otra parte, es el otro monstruo. Tiene que ver con el hostigamiento, humillación e injurias sufridas a través del uso de medios digitales.

Comprende la suplantación de la identidad, creación de perfiles falsos online, e incluso la vigilancia a través de spyware mediante el software que se instala en el ordenador sin que un usuario tenga constancia de ello o mediante el acceso a los perfiles de redes sociales.

En muchos casos los atacantes se escudan detrás del anonimato e incitan su campaña de odio mediante el uso de hashtags y publicaciones para que sean compartidas por grupos de personas.

Al sufrir estos ataques, es conveniente bloquear al acosador e intentar cortar las vías de comunicación de inmediato. En el caso de que los mensajes abusivos prosigan, se deberían guardar copias de las comunicaciones para acudir a las autoridades a denunciar.

El tercer tipo de violencia, el tercer monstruo, son los discursos de odio: Refiere a cualquier expresión que trivializa, glorifica o incita a la violencia de género. No debe confundirse con la libertad de expresión, que es un derecho universal, pero que tiene limitaciones en tanto entra en contacto con otros derechos.

En la mayoría de los países, el discurso de odio está prohibido cuando incita a la violencia o acciones perjudiciales contra otras personas. Uno de los escenarios que más se repite tiene que ver con el discurso de odio contra periodistas mujeres, sobre todo cuando se abordan temas históricamente dominados por hombres, como deportes, juegos o política.

Una mujer que destaca es blanco de este tipo de ataques.

Ahora la pregunta clave es ¿Cómo minimizar o disolver a los tres?

ESET recomienda utilizar una contraseña fuerte y no repetirla en varios sitios y evitar enviar información sensible desde redes públicas como bares o cafés y utilizar un PIN o código de bloqueo para evitar el acceso físico al dispositivo móvil.

Asimismo, la empresa de seguridad cibernética recomienda utilizar un software antivirus: es el mejor antídoto contra las malas acciones del mundo virtual.

Un consejo final: jamás se debe tolerar ningún indicio de violencia, sea cibernético o real, porque siempre actúa de manera ascendente: una palabra se transforma en golpe y devastación. Y eso ocurre con los monstruos también, las amenazas tienen fuertes implicaciones en el mundo real.

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ABANICO/ Aprendizajes trascendentales

Por Ivette Estrada
En medio de la incertidumbre y la zozobra, cuando todo parece obscuro y el futuro es una gran incógnita, hay quienes se aventuran a trazar rumbos y generar esperanza en los otros. Aún en la volatilidad e incertidumbre, existen quienes se atreven a crear esperanza y apuestan por la resiliencia. Son fuertes aun cuando el mundo se derrumba.
No son seres imaginados ni lejanos: sólo son personas que conocen cinco verdades. Estas se develaron después de que apareció la pandemia mundial del Covid-19. Muchas empresas cerraron y en el ambiente pululaba el miedo. Empero, hubo compañías que reaccionaron muy rápido y lograron proseguir operaciones e inclusive crecieron su cuota de mercado al hacer adecuaciones trascendentales de operación y gestión.
¿Quiénes lograron triunfar a esta irrupción? Quienes tenían un líder que conocía cinco principios fundamentales de vida que pueden aplicarse a empresas de diversos tipos, clubes sociales, ONGs e incluso pequeñas localidades, grupos de trabajo y familia.
Estos son los conocimientos fundamentales:
1.El dinero no lo es todo. Aún en ambientes empresariales, la gran enseñanza es que más allá de las transacciones pecuniarias, el ¿cuánto voy a ganar?, todos buscamos significado y realización. Así, el primer instrumento de seducción/persuasión es empatar una misión de grupo a los intereses y misión de vida de cada uno de los miembros del equipo.
El primer paso para lograr develar para todos la misión de la compañía (llámese equipo de trabajo, comunidad o familia). Si ésta no es clara para los otros, no se lograrán positivos anclajes con ella. Ahora, una vez identificada, una tarea fundamental es ver la manera en la que encaja en los planes de realización de cada uno de los miembros del equipo. ¿realización, altruismo, trascendencia?
Un líder debe indagar en los motivos que tiene cada miembro de su grupo para querer pertenecer y realizarse en determinada misión. Si no se tiene clara la misión empresarial y se genera un anclaje con las motivaciones de cada integrante del grupo, no se logrará un avance sustancial.
2. Implicaciones tristes de la soledad. Es cuando la asumimos como aislamiento, desconfianza y hermetismo. Cuando se callan planes, dudas e incluso esperanzas, se acrecienta el sentimiento de desunión y soledad en un grupo. Compartir la visión y estrategia para generarla, puede establecer el compromiso y cohesión en un grupo.
Comprender el lado oscuro de la soledad es establecer nexos fuertes en la comunidad en la que nos desarrollamos a través de tareas compartidas, escucha activa, apertura a ideas y sugerencias. Las reuniones informales pueden catalizar la comunicación y unión e incluso paliar la sensación de lejanía y ostracismo.
3. Equipos remotos van en aumento. La adaptabilidad es un factor clave para aceptar que los sistemas de trabajo cambian y que el tele trabajo es una realidad. No puede apostarse por la coerción y seguimiento de cada una de las acciones que realizan nuestros equipos de trabajo. Debe impulsarse el empoderamiento y realización de cada miembro para que el home office sea redituable para todos.
4. Privilegiar la automatización. Las tecnologías emergentes deben incorporarse al trabajo para magnificar la productividad. La evangelización tecnológica es un trabajo que no puede postergarse ni soslayarse.
5. Maximizar la economía gig. Reconfigurar otras formas de trabajo es sustancial para generar resultados en distintos ámbitos. Los trabajos de tiempo completo para toda la vida ya no son reales. Cuando se aprende que los trabajadores de una empresa no lo serán para siempre, se valora más el capital humano y las aportaciones que cada uno realiza para lograr un gran bien común.
En suma: las cinco grandes verdades son imperativos del contexto laboral actual que pueden servirnos para transformar nuestro concepto de liderazgo y la forma de impactar en la vida de los demás.

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ABANICO/ Rostro desconocido del estrés

Por Ivette Estrada
Siempre fue el enemigo a vencer. El actor de las pesadillas y perpetrador de enfermedades. Pero hoy, el villano exhibe un nuevo rostro. Si, el estrés no siempre es como lo pintan.
¿Quieres conocerlo realmente?
El estrés entre los adultos que trabajan está en su punto más alto. Y el liderazgo no es inmune: el ochenta por ciento de los ejecutivos informaron problemas de salud mental mientras el treinta y ocho por ciento dijo que incluso recurrieron a las drogas o al alcohol para hacer frente a los síntomas.
Los equipos de trabajo lidian ahora con preocupaciones sobre el trabajo, la vida o la combinación de ambos. Así, ¿se pueden reducir las respuestas emocionales negativas a los desafíos? Esto es, ¿podemos encontrar un rostro más benigno del estrés?
Las tareas auxiliares, más que las metas altas, se encuentran entre las mayores causas de estrés en el lugar de trabajo.
Los gerentes y miembros del equipo reciben solicitudes de atención todo el día en correos electrónicos y reuniones, lo que limita su tiempo para otras tareas. Conviene entonces considerar dónde se puede tener el mayor impacto en el trabajo y eliminar las tareas que no se alinean con estos objetivos.
Además de eliminar las tareas no esenciales de la agenda, se debe dar a los equipos herramientas sobre cómo estructuran el tiempo. Esto eliminará o disminuirá el «modo de respuesta», donde se guarda la agenda personal para satisfacer las necesidades de los demás.
Conviene disponer tiempo para la correspondencia, el pensamiento estratégico y las reuniones. De esa manera, las personas no estarán atrapadas en un ciclo de interrupciones constantes.
Cuando los planes cambien inevitablemente, vuelva a priorizar en consecuencia.
Ahora, los directivos tienen un gran peso en crear ambientes cordiales de trabajo, pero cada uno es responsable de cómo nos sentimos e interactuamos en nuestro ambiente laboral. Se debe planificar y apostar por hábitos saludables como recompensar semanas de trabajo excesivamente largas o noches enteras: los adultos que duermen al menos siete horas por la noche informan tasas más bajas de estrés.
Para reducir el estrés y la ansiedad, es recomendable una estrategia utilizada por los terapeutas cognitivo-conductuales que implica reexaminar, e idealmente, cambiar, cómo reacciona ante ciertos pensamientos y situaciones.
La estrategia funciona así: describir un pensamiento recurrente que logre estresarnos. A continuación, tomar la perspectiva opuesta. Al ver una realidad alternativa, puede ayudar a frenar la espiral de pensamientos negativos e incluso se puede diseñar un plan de acción productivo para responder.
¿Lo bueno del estrés? Que nos induce a actuar, a desafiarnos a nosotros mismos y redescubrir opciones y recursos. Es un generador de vigencia, autopoder y fuerza. No es un verdugo. Es el principio del bien si se logra “domesticar” o encausar.

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ABANICO/ El feliz retorno de los rituales

Por Ivette Estrada

Los rituales son un acto repetido, una costumbre. Forman parte de la cultura en la que se crean intersecciones con los derechos, ceremonias, lenguaje, comportamientos, normas y valores generalmente aceptados.

Es un hecho comunitario y periódico lleno de simbolismos y que conforma los hitos: «Esto es lo que hacemos juntos y el uno para el otro». Se trata de la construcción explícita de la comunidad y que durante la pandemia mundial se suspendió. Hoy tratamos de reintegrarnos a los núcleos sociales y volver a estar juntos.

Las nuevas generaciones son renuentes a experimentar rituales: los últimos años de universidad fueron en casa y posiblemente el esquema de teletrabajo marque su primera experiencia profesional.

No obstante, los rituales no sólo palian la soledad y nos permiten cerrar círculos y abrir nuevos episodios. Tienen un sentido muy importante en la mente subconsciente con la que nos comunicamos mediante símbolos.

En las ceremonias funerarias, por ejemplo, con cantos y rezos despedimos a quienes trascienden a otro plano. En este adiós nos acompaña familia, amigos y seres queridos. Este simple acto nos ayuda a transitar un duelo. No hacerlo incide en mucho dolor a los deudos.

En todas las culturas, los rituales nos permiten marcar el inicio de algo en nuestra vida: el nacimiento de un ser y su integración a una comunidad, por ejemplo. Pero también para cerrar círculos y volver conscientes ciertos acontecimientos trascendentales en nuestra vida, como una boda o confirmación de fe.

Aunque en las iglesias se asumen muchos rituales, los más poderosos son los que cada comunidad crea para que sus miembros se sientan integrados a una institución o a un grupo social. Los masones, por ejemplo, tienen un elaborado acto para incorporar a los nuevos miembros.

“Eres parte de nosotros”, es el mensaje principal de un ritual. Su función subyacente es alejar los sentidos de soledad y otredad. Es volver “lo otro” en un “nuestro”.

Las pandillas tienen muy claro el sentido de pertenencia. Saben lo importante que es para los jóvenes ser parte de un grupo. Esta pertenencia es el deseo subyacente en muchas marcas de lujo, por ejemplo.

En el trabajo, este sentido de pertenencia que disminuyó con el teletrabajo ahora trata de recuperarse con reuniones cara a cara y viajes de negocios. Empero, aún aparece cierta reticencia a reunirnos, no somos tan proclives a encuentros laborales o congresos. De alguna manera, aún valoramos si requerimos o no el encontrarnos “cara a cara” con alguien.

El reto empresarial es iniciar o continuar rituales que fortalezcan la noción del nosotros en los equipos de trabajo. A nivel personal, convendría explorar la manera de aumentar nuestros nexos familiares, comunales y sociales.

Que este breve texto sea una invitación para crear rituales de alegría por estar juntos y decir gracias.

 

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ABANICO/ Espíritu, la dimensión desconocida

Por Ivette Estrada

Somos más, mucho más, que polvo de estrellas. Ese sólo es el cuerpo. Pero poseemos mente o morada de la imaginación y las ideas, y una conexión inquebrantable con el principio de todo: el espíritu.
Lo sorprendente es que sólo en la última década se reconoció corporativamente al espíritu o pneuma, que inició con el reconocimiento de distintas creencias y religiones en el trabajo, como parte de las prácticas de diversidad.
Hoy, cuando se detectar el agotamiento laboral en muchos trabajadores alrededor del mundo, se enfatiza la importancia de la salud mental y, en paralelo, aparece la noción de la salud espiritual. Ya no es algo desconocido ni secreto.
Al reconocer que una persona no queda desprovista de lo que cree y de la fe que tiene, que no tiene que ver con religión, se asume al ser integral, al que somos todos. No podemos ser uno en casa y otro diferente mientras se está en la oficina. El teletrabajo derivado de la pandemia nos “humanizo” y comprendimos que todos desempeñamos diversos roles, pero somos la misma persona en distintos contextos.
La espiritualidad en el trabajo es un tema que incide en la salud de todas las personas. Salud no es estar libre de un mal o incapacidad. Es el bienestar pleno. Bajo esa óptica la espiritualidad de cada uno de nosotros tiene un mayor sentido.
Aunque tradicionalmente las personas y sistemas de salud se centran casi por completo en la salud física, la realidad impuso nuevas vertientes de bienestar. El paradigma tradicional de bienestar se resquebraja: falta atender índices de salud espiritual y social.
En 2020, menos del dos por ciento de los médicos y enfermeras de todo el mundo recibieron capacitación en el manejo de problemas de salud mental. Hoy, más del 90 por ciento de todos los gastos de atención médica se gastan en el tratamiento de enfermedades o síntomas físicos y la mayoría de los países ni siquiera intentan medir sistemáticamente la salud mental, y mucho menos la salud social o espiritual.
Sin embargo, en una encuesta realizada a 19,000 personas en 19 países por una consultora internacional de negocios, el 85 por ciento de los encuestados aseguraron que su salud mental es tan importante para ellos como su salud física, y su salud espiritual y social también fueron catalogadas por la mayoría como «extremadamente» o «muy importantes». Las personas comparten esta opinión en los países de ingresos altos, medianos y bajos.
Existen vínculos entre cuerpo, mente y espíritu. Investigadores de la Universidad de Michigan concluyeron que las personas sin un propósito de vida fuerte tienen más del doble de probabilidades de morir, específicamente de enfermedad cardiovascular, respecto a las que tienen una clara misión de vida.
A la par, Científicos de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Chonnam en Corea del Sur encontraron un vínculo entre la ansiedad y los problemas de visión. Finalmente, una investigación de las Academias Nacionales de Ciencias encontró que la soledad entre los pacientes con insuficiencia cardíaca se asoció con un riesgo de muerte cuatro veces mayor y un riesgo 68 por ciento mayor de hospitalización.
Tener la certeza de que estamos asociados al Principio de la Vida y existe algo más grande y poderosos que nosotros, aleja las nociones de desesperanza e incertidumbre en nuestra vida y nos permite mayor salud física y mental. No en vano, las organizaciones de todo el mundo comienzan a develar que las personas que profesan una fe son más resilientes y productivas.
Finalmente, somos más, mucho más que polvo de estrellas. Estamos hechos a imagen y semejanza del Principio de la vida en todos los reinos y mundos. Algunos le llamamos Dios.

 

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ABANICO/ No renuncies todavía

Por Ivette Estrada
“Fuego que se apaga” parece un nombre apache, pero es la imagen que nos remite al desvanecimiento del fulgor o entusiasmo. Pero ¿es posible evitar el triste declive de la pasión en el trabajo que una vez se amó?
Al menos 25% de los profesionistas actuales entrevistados por una consultoría global de negocios, reconoció que el entusiasmo por sus carreras desapareció o está en franco declive. Al parecer, aunque muchos buscaron incesantemente el trabajo perfecto la rutina los hizo perder el entusiasmo. Incluso, cada vez son más los trabajadores que manifiestan “agotamiento” laboral.
Para algunos, una pérdida de pasión puede ser una señal de que necesita cambiar de carrera, pero un movimiento tan drástico no siempre es posible. Afortunadamente, estudios recientes muestran que algunas personas aplican naturalmente estrategias para reavivar su pasión y motivación en el trabajo.
Patricia Chen, profesora de psicología en la Universidad de Texas en Austin, Estados Unidos, dice que hay dos mentalidades diferentes sobre la pasión. Los amantes del ajuste y quienes privilegian el desarrollo. Éstos últimos son los más apasionados y exitosos.
Los teóricos del ajuste son más propensos a creer que hay un trabajo perfecto para cada individuo, y encontrarlo determinará la felicidad y el éxito laboral. En la vida personal es quien cree en la pareja perfecta.
Los que privilegian el desarrollo, por el contrario, aseguran que la pasión se desarrolla a través de un proceso de aprendizaje dentro de cualquier línea de trabajo elegida y así logran amar la profesión. Son quienes creen que una relación de pareja se construye día a día si nos enfocamos a su perspectiva amorosa.
Ahora, mientras los teóricos del ajuste presentan dificultades para encontrar la felicidad en un trabajo que no cumple con sus criterios específicos, que es bastante común, quienes creen en el desarrollo aprenden a encontrar placer e interés en las diferentes tareas, de modo que su satisfacción crece con el tiempo, incluso si el trabajo no tenía todos los atributos buscados inicialmente.
Las estrategias que siguen los amantes del desarrollo son el reconocimiento relevante en diferentes áreas:
Personal. Es descubrir cómo el trabajo que se realiza puede aportar a los planes futuros de vida, como construir una empresa propia, por ejemplo.
Social. Escrudiñar cómo el trabajo podría ayudar a comprender el mundo y cómo ese conocimiento podría beneficiar a otros.
Familiaridad. Adquirir nuevos conocimientos puede en sí mismo estimular la curiosidad de alguien por saber más, ya que identifica otros puntos de interés. Al realizar y dominar tareas difíciles puede ser una recompensa en sí misma. Por lo tanto, alguien desmotivado puede buscar nuevas formas de aumentar sus habilidades.
Pragmatismo. Así como las pasantías y casos prácticos pueden avivar el interés en distintas asignaturas universitarias, encontrar el uso final de una labor puede catapultar el interés de quien lo realiza. Las historias de éxito que conectan distintas labores a historias humanas tienen tal objetivo.
Encontrar mentores y cambiar el entorno. Localizar personas exitosas en las labores que uno realiza pueden avivar el interés laboral. También buscar a alguien que estimule y guía. Por otra parte, modificar el lugar donde uno labora logra romper la rutina. A veces basta modificar la disposición del mobiliario de oficina o de los objetos sobre el escritorio para eliminar la monotonía.

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ABANICO/ Seducción neuronal

Por Ivette Estrada

Compartir la mente es una invitación extraña. Sin embargo, es lo que hacemos de manera cotidiana al conversar, intercambiar momentos y hasta sostener una cita romántica. Sin embargo, nadie se había atrevido a develar los mecanismos de lo que vulgarmente llamamos “química”: esa extraña atracción que nos sintoniza con el otro.

Hoy la neuroquímica devela algunos secretos para conformar mejores interacciones con los otros. Los empleamos para generar exitosos equipos de trabajo, lazos familiares más fuertes, tener nuevos amigos e incluso potencializar un romance.

¿Cómo creamos una mentalidad compartida, en que se basa la seducción neuronal? Algunos factores son éstos:

A través del contacto visual. Los escáneres cerebrales muestran que cuando las personas hacen contacto visual, la sincronía aumenta. El contacto visual activa el sistema de neuronas espejo y el cerebelo de las personas involucradas en la mirada social. Nos ayuda a prepararnos para entender las acciones e intenciones de los demás.

Un estudio de la universidad de Wharton, mostró cómo dos minutos de contacto visual sostenido entre maestros y estudiantes en el aula resultaron en una mayor sincronía neuronal, un mayor compromiso y la posterior mejora en el rendimiento.

Otra manera de compartir la mente es a través del propósito compartido.  Identificar la meta del grupo es una forma de crear un terreno común que trasciende las características demográficas o personales. Al establecer deliberadamente un objetivo común, los líderes pueden maximizar la inclusión, la colaboración y el éxito de los integrantes de un equipo.

Esto también opera en las relaciones uno a uno, familiares y sociales. Cundo se logra establecer una meta común se fortalece el compromiso entre ambas partes. Es el elemento que genera gran compenetración y sentido de pertenencia.

Ahora, también a través de conversaciones más profundas se logra el fortalecer los vínculos con otros. Al fomentar la discusión de temas significativos, basados en valores, se corta el chat estándar a nivel de superficie. Entonces se crean conexiones sustanciales más rápido.

Una táctica más, que asumimos intuitivamente y ahora la ciencia nos da la razón, es pasar más tiempo juntos.

La confianza y el afecto tienden a aumentar cuando compartes la compañía de alguien más a menudo. Una investigación de Gallup confirma una relación entre la rotación y el rendimiento del equipo: Cuando los integrantes del grupo se sienten más interconectados, tienen casi el 60% menos de rotación y obtienen una puntuación en el 20% superior para el compromiso.

Por otra parte, la investigación del MIT-Sloan muestra que los eventos sociales organizados por la empresa, como las horas felices y las excursiones de formación de equipos, se asocian con mayores tasas de retención. Los estudios de neurociencia también documentan que cuanto más tiempo pasan las personas entre sí, mayor sincronía exhiben.

La gratitud personal, por otra parte, es una herramienta significativa de la seducción cerebral. Al hacerle saber a alguien cuánto lo aprecias puede aumentar los sentimientos prosociales en ambos lados, porque la persona que expresa la gratitud obtiene el mismo impulso en felicidad que la que la recibe. Como líder, conviene asegurarse de expresar gratitud al equipo.

Ahora vamos con una preciosa e insólita herramienta: música. Siempre mejorará nuestro estado de ánimo y nos predispondrá a mejores relaciones con los demás. En los equipos de trabajo se emplea al principio de la reunión para tener más y mejor participación de los integrantes del grupo.

Esos son los principales elementos para una seducción neuronal.

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ABANICO/ Desnudar la conspiración

Por Ivette Estrada
Cuando éramos niños nos encantaban los cuentos de terror. Eran “cautivantes” las historias de espantos. Y hoy, ya con mucho tiempo transcurrido, la vieja seducción regresa y nos murmura teorías de conspiración.
Los viejos cuentos de terror los emplearon en el pasado para mantenernos quietos al menos un momento. Hoy se utilizan con el mismo fin: subyugar y alentar la incertidumbre y el miedo. ¿Quieres develar quimeras? Mira bajo su ropa una realidad sorprendente.
El pensamiento conspirativo siempre resulta atractivo en tiempos de incertidumbre, pero se vuelve más común día a día. Esto porque resulta fundamental para dar forma a las percepciones de muchas personas. Es un instrumento político altamente seductor.
Muchos líderes no necesariamente creen en las teorías de conspiración que abrazan, pero saben que apoyarse en ellas puede ser una forma estratégica de llegar a los votantes. La mayoría de ellos, sienten que carecen de control sobre sus trabajos o vidas personales.
¿Por qué? COVID-19, la guerra en Ucrania, inseguridad, retrocesos en la economía y alta inflación, llenan al mundo de incertidumbre. Entonces solo buscamos entender las cosas.
En ese contexto, el lenguaje se puede usar para mitigar la incertidumbre. Y para catapultarlo… quienes usan lenguaje conspirativo son vistos como héroes que pueden reformar el sistema y paliar la incertidumbre. Sin embargo, la retórica conspirativa en realidad fortalece la inseguridad. Distorsiona y miente. A la par, vuelve a los públicos más receptivas al lenguaje conspirativo.
Los políticos pueden usar esto para su ventaja. En tiempos de incertidumbre, como la guerra, pandemia o economías tambaleantes, las creencias conspirativas y la retórica aumentan.
Para los líderes políticos en un electorado fuertemente polarizado, la retórica conspirativa puede ser muy atractiva y funciona. Los enemigos reales o imaginarios logran cohesionar grandes masas en torno a quien exalta la polarización: nosotros los buenos contra aquellos malos (conservadores, fifis, neoliberales…)
Hoy las redes sociales se emplean para propagar teorías de conspiración rápida y profundamente permiten que se refuercen las creencias y afiliaciones preexistentes, sin importar cuán extravagantes sean.
La existencia de bots, por otra parte, logran agitar (motivar) a los usuarios, y tienen tácticas para aumentar la polarización y afianzar aún más la retórica conspirativa.
En general, cuando la identidad de un grupo y su estatus están bajo amenaza, aparece un aumento en el apoyo a la retórica conspirativa. Cuando se siente que el grupo al que se pertenece pierde, es cuando se intenta recuperarse. En el proceso, es posible que se vean patrones que respaldan la causa que se persigue, incluso si éstos no están respaldados por una gran cantidad de datos.
Si: La gente elige las cosas que refuerzan su identidad política y cómo se sienten acerca de sí mismos, no es esto está avalado o es racional.
Sin embargo, el apoyo a la retórica conspirativa no es fijo: cuando un grupo gana, su apoyo a las teorías de conspiración disminuye. Y aunque el simplismo maniqueo seduce inicialmente, las historias sin sustento se abandonan al poco tiempo.
Al fin del cabo: sólo son cuentos.

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ABANICO/ El Síndrome del Impostor

Por Ivette Estrada
Asumimos que todos podemos ejercer el liderazgo, pero muchas veces somos reacios a hacerlo.
Esta es una triste paradoja si consideramos que se trata de un factor esencial en la resiliencia de las organizaciones, pues la capacidad de cada individuo en influir en los demás y obtener su mayor compromiso y capacidades posee un valor mayor en épocas disruptivas y llenas de incertidumbre, como la nuestra. ¿Es algo que se necesita y no queremos darlo?
Existe una poderosa fuerza de tracción que a veces nos inmoviliza e impide ponernos al mando de un grupo. Esto es particularmente cierto en personas tradicionalmente desvalorizados, como las mujeres o integrantes de las minorías étnicas.
¿Por qué rehusamos influir en un grupo? Por miedo.
Primero está el miedo a ser visto como mandón y dominante. La gente tiende a asociar ser un líder con ser imperativo y agresivo. Y eso no queremos ver en nosotros.
El segundo temor es a parecer diferente. De alguna manera nuestro deseo de pertenecer a un grupo nos obliga a no destacar.
El tercero es el miedo a parecer no calificado. Esto es extremadamente común, y es algo que va de la mano con el síndrome del impostor que muchos de nosotros tenemos. «Tal vez no soy la mejor persona porque no lo sé todo, y tal vez la gente no me tome en serio» – Ese tipo de miedo juega un papel importante en la aceptación a ejercer nuestra influencia en los otros.
El síndrome del impostor es el que mayor peso tiene para rehusar el liderazgo.
No es un problema menor: siete de cada 10 personas, en algún momento de nuestra vida, asumimos que nuestros logros o triunfos son producto fortuito o de la ayuda de los demás, pero no de nuestro esfuerzo, capacidad, talento o creatividad.
Tal postura irracional no nos permite tener confianza en sí mismo y rehusar nuestros méritos. Nos asumen como “impostores” y predomina la inseguridad. Incluso, a veces llegamos a padecer ansiedad, depresión y tristeza.
Clínicamente, se reconocen cinco subgrupos del síndrome del impostor: los perfeccionistas, los expertos, los “genios naturales”, los individualistas y los superhumanos. Es decir, personas que nos trazamos metas muy altas y nunca nos conformamos, quienes tenemos conceptos o metas muy elevadas, e incluso aquellos que tenemos dones a ciertas actividades o prácticas.
Si: el síndrome del impostor afecta sobre todo a quienes triunfan, de ahí el interés organizacional por paliar los temores que aparecen con el éxito y el liderazgo.
Por cierto: restructurar el concepto del liderazgo, dotarlo de más rasgos compasivos, humanos y asequibles, nos permitirá paliar el ascendente síndrome que a todos, en algún momento, nos acechó o aún nos persigue.

 

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ABANICO/ Tocar el cielo

Por Ivette Estrada

Orar es el diálogo más importante de todos las que entablaremos a lo largo de nuestra vida: es conversar con Dios. No son rezos aprendidos de memoria con palabras que cotidianamente no usamos y cuyos significados ignoramos. Es recordar que la esencia divina está en nosotros y somos parte de la perfección.
No es blasfemia: somos hechos a imagen y semejanza del Principio. Con tales cualidades somos capaces de hablarle al Creador de los mundos tangibles y sutiles en cualquier momento para agradecer, preguntar o pedir. Para plantear inquietudes y manifestar nuestra esperanza o desosiego o para sentir la protección y guía en nuestro camino.
Por ello, no debe sorprendernos que cuando pedimos una señal divina, ésta aparezca de manera contundente para cada uno de nosotros, porque sólo el que pide sabe las dimensiones de lo que solicita y sus implicaciones y significados.
Una respuesta común, y no por ello menos maravillosa, es la serenidad. Esa calma súbita que aparece después de orar. El corazón parece apaciguarse y cesa el bamboleo atroz que emerge en la ansiedad o en la angustia. Entonces emerge una claridad absoluta que nos permite separarnos de un acontecimiento concreto y observar detenidamente todas sus perspectivas. Es el momento ideal para encontrar soluciones idóneas.
Amamos hablar con Dios. Es el regalo que nos damos cuando aparece la noche. Entonces nuestra voz pronuncia: Bendito Dios…y le contamos nuestro día, lo que hicimos y pensamos, las sombras que aparecen a veces, los dilemas que rondan los pensamientos, nuestras filias… y también los ocasionales horrores que se infiltran en la realidad.
A ese recuento verbal cuando conversamos con Dios, sobreviene entonces la paz. Todas las preocupaciones vuelan al mundo del olvido, se convierten en diminutos velos que se esparcen en el aire y llegan a la nada. Ese sentido de vacuidad algunos logran obtenerlo en la meditación. No se piensa ya nada. La serenidad del ser es la emoción más feliz que alguien puede experimentar.
Ese momento es lo que nos acerca a nuestra verdadera esencia y logramos tocar el cielo.
¿Cuánto dura ese momento? No lo sé. Es el equivalente al eureka. Un instante de sol. El tiempo en que se devela la esencia de todo y el ser logra desprenderse del mundo y sus preocupaciones. Se asume, entonces, que todo es pasajero.
Emerge luego la gratitud. Y el primer nombre que pronuncias, fuente de toda la sabiduría, benevolencia y belleza es Dios. Después aparecen los nombres y rostros de nuestros padres. Y en tercer lugar nuestra propia respiración y vida.
Descubrimos que amamos más personas que las que imaginamos inicialmente. Pedimos por cada una de ellas, para que encuentren a Dios en el silencio, en su percepción y en la luz. Empiezan entonces los rituales para abrazar nuevos ciclos y despedir a quienes estuvieron en algún momento con nosotros y ahora ya no. No retenemos más. Aprendemos a decir adiós.
Y en ese desfile de proezas y encantos nos perdonamos por nuestra incapacidad de comprender, a veces, a seres y acontecimientos. Entonces sabemos que eso ya no importa, que aparecerán signos benevolentes: regalos en la piel del cielo. Gracias por un año más bendito Dios.