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ABANICO/ Sentimientos inusitados ante la IA

Por Ivette Estrada

Vivimos enredados en paradojas: enaltecemos las nuevas tecnologías y relegamos a lo no importante a los sentimientos. Ensalzamos la Inteligencia Artificial y le damos de patadas a las invisibles emociones porque en el mundo laboral “simplemente impera el razocinio y ellas no deben existir”.
Sin embargo, esa tendencia propicia la baja productividad que se vive en un mundo atestado de tecnologías de información y exigüa o nula interacción humana. A raíz de la pandemia mundial de COVID-19 aparecieron hordas de renuncias silenciosas, agotamiento y enfermedades mentales. ¿Qué ocurría?
Poco a poco se desveló que después de pasar un tiempo considerable con inteligencia artificial (IA), las personas necesitan conectarse con otras personas o tener una afiliación social más fuerte. La IA se relacionaba con los sentimientos de soledad.
En distintos estudios realizados de 2021 y 2022 las conclusiones son claras: mayor interacción con la IA genera mayor necesidad de conexión social con los demás, la IA en sí misma aumenta la soledad y propicia insomnio. Todo esto redunda en una menor productividad.
Aunque no existen cifras oficiales, se calcula que la falta de felicidad en el trabajo incide en un descenso de la productividad de hasta el 30 por ciento mientras se frenan actividades vitales en una corporación como la innovación y creatividad.
Paliar los efectos adversos de la IA puede darse a través de recesos en los que los colaboradores y profesionistas autónomos se interrelacionen con otras personas. La economía gig, por ejemplo, favoreció el aumento de coworking como una solución al aislamiento.
Trabajar en la construcción de redes sociales para cada uno de los colaboradores es una solución empresarial que puede generarse a través de intercambios, exposiciones y congresos, pero la labor que cada uno ejerce en sí mismo no puede desestimarse: se necesitan conversaciones para manifestar puntos de vista y enriquecer perspectivas.
Respecto a la soledad se ha estigmatizado en exceso. La soledad no es perniciosa en si misma, o al menos no debería serlo. Es a través del encuentro con uno que se realizan dos actividades trascendentales: la comunión con la divinidad o espiritualidad y la expresión que otorga cualquier manifestación del arte.
La soledad, entonces, se convierte en una perspectiva ambigua: puede generar frutos de vida o la angustiosa certeza de encontrarse consigo.
Corporativamente debe encauzarse la soledad: crear ideas debe ser la tónica para que el aislamiento limite y lacera. A nivel personal conviene recordar que el cuerpo espiritual en cada uno debe nutrirse.
Respecto al temor de los robots convendría generar una nueva narrativa más feliz y benigna, no como intrusión necesaria e incluso posible suplantación, sino como ayudantes y, si, también una suerte de compañía. La vida es la narrativa y el sesgo que le damos a todo.

 

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ABANICO/ El fabricante de los otros datos

Por Ivette Estrada

Así se autoproclama. Es Gabriel García Hernández, mano derecha del presidente López Obrador durante varios años. Ejemplo de los altibajos del poder que, ahora, como senador, crea un proyecto que representa un guiño para Claudia Sheinbaum: los sentimientos de Iztapalapa.

Pero la demarcación de 1.86 millones de habitantes es un espejismo creado por él, la metáfora perfecta para regresar al primer círculo del poder donde estuvo siempre. Regresa por sus fueros a ser parte del gabinete de la “elegida”, como le llaman a la ex gobernadora de la Ciudad de México que busca la Presidencia por el partido en el poder.

Gabriel García fue el símil del “poder tras el trono”, una especie de Joseph Marie Córdova Montoya en el salinato. Se presenta como “el fabricante de los otros datos” y en su primer acercamiento directo a la prensa admite: “en los 25 años de trayectoria tuve necesidad de trabajar en el bajo perfil; no porque se hiciera algo malo (SIC) sino porque (se necesitaba) hacer la talacha”.

Y la hizo: construyó “Honestidad Valiente”, una asociación civil dedicada a recibir donativos para la campaña presidencial de 2006. También formó No nos vamos a dejar, A. C. y Austeridad Republicana A. C.

Posteriormente, se desempeñó como secretario nacional y del consejo Nacional de Morena, y fue coordinador técnico de la Defensa del Voto en la campaña para ocupar la Presidencia de México en 2012.

Gestionó el fideicomiso “Por los demás”, para ayudar a los damnificados del terremoto ocurrido el 19 de septiembre de 2017 en la Ciudad de México, que acumuló 78.8 millones de pesos. Los partidos políticos de la oposición denunciaron un presunto uso electoral del fideicomiso.

Después logró un puesto envidiable: ser el Coordinador General de Programas para el Desarrollo durante los primeros tres años del gobierno de Andrés Manuel López Obrador. Se convirtió en uno de los hombres más poderosos del sexenio: manejó 500 mil millones de pesos para redistribuirlo a 25 millones de familias y fue el jefe de los 32 superdelegados.

Pero cayó en desgracia. El 24 de junio de 2021, en el contexto de las derrotas electorales que sufrió Morena en la Ciudad de México, perdió seis alcaldías. Entonces “renunció”. Trató de paliar el coraje que esta derrota supuso para AMLO.

Sólo estuvo cuatro meses en el Senado. Después lo enviaron a mil kilómetros de Palacio Nacional, con el proyecto “Agua Saludable para La Laguna” lo trataron de ahogar… pero aprendió a nadar.

Con la experiencia que logró en esta misión, hoy conforma su tesis doctoral y genera la Propuesta de Ley General de Aguas. Estima que se requerirá una inversión de 12 mil millones de pesos, equivalente a dos años del presupuesto de la alcaldía.

Pero Iztapalapa es sólo un ejemplo de cómo solucionar el problema del agua, presente en todo el país. Aunque insisten en “destaparlo” como alcalde de Iztapalapa, el “fabricante de los otros datos”, admite que le gustaría apoyar a una mujer. “Estoy listo a ir donde me lleve el viento”. Y así rompe de manera clara con la etiqueta de “marcelista” que le impusieron por un tiempo.

El otrora poderoso consejero está de regreso. Lo avalan 30 años de trabajo político en la sombra, pero también una visión: “…creo que a la 4T le hace falta algo que yo llamo regresar a la esencia: mirar de frente a la gente. No recurrir a sentirse elevado o caer en la soberbia, sino comunicar adecuadamente, mirando a la gente y a todos los sectores”.

García Hernández es el artífice desconocido que fabricó los deseos de la gente. Hoy el agua que amenazó con ahogarlo lo catapulta. La suerte está echada.

 

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ABANICO/ Cinco tendencias de las redes sociales para pescar mayor mercado

Por Ivette Estrada

En el océano de oportunidades actuales, la mercadotecnia actual no podría existir sin las redes sociales. El 90% de los Chief Marketing Officer (CMO) reportan que generarán retornos de inversión (ROI) positivos con ellas y que representan una herramienta esencial para pescar reconocimiento, vinculación y ventas.

Sin embargo, las redes sociales se reconfiguran día a día a la par que lo hacen las expectativas de mercado. Estas son las cinco tendencias más relevantes:

  • Desarrollar una comunidad online ya no es opcional. Se requieren grupos fuertes en línea para posicionar las marcas. Incluso, 9 de cada 10 mercadólogos consideran este desarrollo esencial para generar una exitosa vinculación con sus públicos y catapultar el reconocimiento de sus marcas.

Asimismo, al menos una de cada cinco usuarios de redes sociales participó en una red social en los últimos tres meses.  El 22% incluso reportó una participación activa mientras el 20% ingresó a alguna de ellas.

Las mejores plataformas para desarrollar una comunidad on line son Instagram y Facebook, ambas con 25% cada una, seguidas de YouTube (14%), Tik Tok (10%), Twitter (7%) y LinkedIn (6%).

 

  • Representan el futuro del comercio electrónico. Aplicaciones como Instagram, Pinterest y Tik Tok permiten mostrar los productos en la vida real y son ideales para el eCommerce, pero las plataformas más populares para los equipos de marketing porque tienen el ROI más alto e integran las herramientas de venta más avanzadas son Instagram y Facebook.

Las redes sociales que generan el ROT más alto en ventas directas desde la aplicación son Instagram (33%), Facebook (25%), YouTube (18%), Tik Tok (12%) y Twitter (6%).

El mayor desafío que las marcas enfrentan al vender en redes sociales es generar confianza en los consumidores y esto se logra al ser empresas legítimas, tener una política flexible de cambios y devoluciones de mercancías, alta calidad de productos y ciberseguridad y buen manejo de datos personales entre otros.

 

  • Se convierten en canales de atención al cliente. El 76% de los CMO afirma que las marcas ya ofrecen oficialmente el servicio de atención en redes sociales mientras los usuarios incrementan sus contactos de atención al cliente a través de las redes sociales.

En el último trimestre el 23% de quienes lo hicieron corresponden a la generación Z, Millenialls el 18%, Generación X también 18% y Babi Boomers y Generación silenciosa 4%.

 

  • Búsqueda en redes sociales es más popular respecto a los motores de búsqueda. Incluso, una cuarta parte de los consumidores entre 18 y 54 años acuden a las redes sociales como primer punto de referencia a la hora de buscar información sobre marcas. En el caso de la generación Z el porcentaje se dispara hasta el 36%.

Más aún, el 89% de los mercadólogos consideran la búsqueda de redes sociales como un componente importante de la estrategia.

En redes sociales el 55% de las personas busca a otras personas (58%), contenido interesante (57%), marcas (32%), ideas e inspiración (32%) y productos y servicios (32%).

 

  • Predilección de microinfluencer respecto a las celebridades. Los microinfluencers y los creadores de contenido se considera que tienen un gran potencial para diseñar campañas altamente segmentadas.

Las principales plataformas para lograrlo son Instagram (27%), Facebook (19%), YouTube (18%), Tik Tok (15%), LinkedIn (6%) y Twitter (5%).

Es momento de preparar nuestras redes para pescar todas las oportunidades que el mercado actual ofrece.

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ABANICO/ ¿Poder o amor? Los dos tipos de lenguaje

Por Ivette Estrada

La elección de palabras puede catapultar nuestra confianza y poder ante los demás…o sembrar la desconfianza e incertidumbre.

Cuando los comunicadores parecen más seguros, aumentan su poder de convicción a una audiencia compuesta por los directivos de una organización, equipo de trabajo, posibles inversores o grupo de alumnos.

¿Cómo logramos que nuestra audiencia sea más propensas a escuchar, cómo aumentamos la capacidad de persuasión? Hablar con confianza. El titubeo, las ideas dispersas y mal articuladas generan confusión y renuencia. En cambio, “hablar con poder” convence y se convierte en una herramienta esencial de seducción.

El lenguaje poderoso tiene cuatro características:

La primera es deshacernos de los setos.

Cuando alguien dice «alrededor», «discutiblemente», «creo», «generalmente», «más o menos», «tal vez», «presumiblemente», «rara vez» o «generalmente», se blinda de los errores. Expresa incertidumbre de una manera u otra. Entonces, la cobertura socava su impacto, porque al compartir pensamientos o recomendaciones, simultáneamente remarca que no tiene seguridad en lo que expresa. El mensaje subyacente es que “no vale la pena lo que digo”.

La segunda clave del lenguaje poderosos es usar definidos.

Es decir, emplear palabras tajantes como «definitivamente», «claramente» y «obviamente», que eliminan cualquier atisbo de duda. Estos «definitivos» hacen más que señalar una falta de incertidumbre. Indican que las cosas están claras. Proyectan confianza y hacen que los oyentes sean más propensos a seguir recomendaciones o puntos de vista.

El tercer elemento del habla poderosa es no dudar.

En el habla cotidiana, la mayoría de nosotros decimos cosas como «uh», «mmm» y «er» mucho. Usamos este tic verbal común cuando estamos recogiendo nuestros pensamientos o decidiendo qué decir a continuación. Pero cuando se usa con demasiada frecuencia, pueden debilitar lo que se expresa.

Finalmente, convertir el pasado a presente genera más impacto.

El tiempo pasado sugiere que algo era cierto en un momento dado para una persona en particular. Decir «La solución funcionó bien» indica que se pensó que la solución era efectiva cuando la implementaste. El tiempo presente, diciendo «funciona bien», por ejemplo, sugiere estabilidad, algo más general y duradero de lo que se está relativamente seguro. No solo funcionó bien en el pasado, sino que también lo hará en el futuro.

Ahora, vamos al lenguaje “amoroso”. Este convence de manera diferente. Es mostrarse a un auditorio más agradable, simpático y confiable. Se emplea para pasar desapercibido, evitar llamar la atención y posicionarse como una persona genuina.

Es conveniente cuando se es nuevo en un grupo, cuando la misión no es destacar sino aprender de un entorno determinado y cuando se quiere actuar con humildad. Si el lenguaje poderoso es para imponer puntos de vista y directrices, el lenguaje amoroso es para gustar.

Y el lenguaje amoroso emplea un tono suave y pausado, es breve, el tono empleado es positivo, reduce el habla a una tercer parte y los demás se enfoca en la escucha efectiva. Se trata de estimular a los demás a comunicarse y ponerse en un casi invisible segundo plano.

¡Cuándo se debe emplear uno u otro lenguaje? Depende de que se quiera proyectar: ¿dominio del tema o accesibilidad, fuerza o dulzura? Son trucos de lenguaje que no deben desetimarse. En el lenguaje no verbal el poder se proyecta con una figura erguida mientras la cabeza ladeada caracteriza al lenguaje amoroso.

 

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ABANICO/ El poder de la vergüenza en la cultura corporativa

Por Ivette Estrada
La cultura corporativa se afianza con emociones como el orgullo, pero también la vergüenza. Las pautas de conducta y decisiones no certeras o reprobadas por las normas y valores de una organización, tienden a eliminarse con la reprobación tácita, el rechazo silente y la triste certidumbre de que erramos.
En general, los sentimientos de vergüenza son tan abrumadoramente negativos que permiten establecer normas y conductas sociales.
La vergüenza es una punzada que nos hace sentir que nuestro sentido de pertenencia no es tan seguro como pensábamos. Un comentario fuera de lugar, hablar cuando no nos corresponde o incluso un gesto puede “reprobarnos” ante un grupo social. Cuando esto ocurre en el ámbito laboral, aprendemos “a la mala” lo no acertado.
Por ello, los gerentes que desean establecer o restablecer la cultura de su oficina, necesitan comprender la vergüenza y el papel que desempeña en la normatividad del comportamiento humano.
En términos muy simples: Afecta lo que la gente hace y lo que evitará hacer. Es decir, puede ser algo que alinea a las personas con los objetivos de la organización, pero también se logrará percibir como algo que crea problemas.
La mayoría de los estudios anteriores sobre la vergüenza se centran únicamente en la persona que la experimenta, pero no hay mucha información que la centre desde la perspectiva de los demás o cómo transmite normas sociales e influencia silenciosamente a las personas para evitar el mismo ostracismo o censura.
Nadie habla de la vergüenza porque es una emoción que ninguno queremos experimentar. Sin embargo, subyace en muchas de nuestras pautas de conducta y acciones. Es una fuerza invisible que tratamos de ignorar. Pero desestimarla no la aniquila ni sirve para forjar una cultura laboral. En la medida que la percibimos y regulamos puede tener un positivo impacto en las normas y políticas que queremos cimentar.
Dado que la pertenencia es uno de los impulsos fundamentales de los seres humanos, la vergüenza nos ayuda a monitorear y protegernos contra la devaluación social. Es excepcionalmente fuerte en la información que transmite sobre lo que es socialmente apropiado o inadecuado en un contexto determinado.
Incluso, se asume que es una de las emociones más poderosas para normar la alineación. Sin embargo, la inefabilidad inherente a ella misma no logra que se tengan estudios más contundentes de cómo analizarla.
Hasta ahora, la comunicación organizacional logra explotarla para fortalecer la cultura de una organización al compartir experiencias de algunos miembros del grupo, tanto anécdotas de orgullo como aquellas que quisiéramos olvidar.
Una de las sombras corporativas es la vergüenza. Ignorarla no la desaparecerá, pero tampoco permitirá que se refuerce la cultura de una empresa. Hay que empezar a observarla y determinar cómo puede ayudarnos a generar conductas más propias en los centros de trabajo.

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ABANICO/ ¿Réquiem para la intuición?

Por Ivette Estrada

Para algunos, la intuición mora en el cuerpo vibracional y está a punto de extinguirse. Sin embargo, en un mundo basado en datos, paradójicamente preserva su importancia. Incluso, los mejores tomadores de decisiones combinan datos con su propio buen juicio.

Aunque ahora los datos parece que toman las decisiones por nosotros, en realidad las competencias humanas no desaparecerán del mundo. Esto porque los datos y las personas se necesitan mutuamente. Es la simbiosis de nuestra era.

Ahora el desafío no lo representa la falta de información, sino el juicio para usarla. Es decir, se carece de técnicas para combinar los datos con el buen juicio.

Ante esto, el enfoque que prevalecerá es la intuición cuantitativa (QI) para tomar decisiones informadas. Se trata de combinar información con la intuición o juicio humano desarrollado a través de la experiencia y la observación cercana.

Pero la intuición es mucho más de lo que se acepta en los ambientes corporativos: es un halo que combina registros akáshikos o compendio de todos los acontecimientos, pensamientos, palabras, emociones e intenciones universales con la propia conciencia.

A simple vista, QI no parece diferente de lo que cualquier persona sensata haría para tomar una decisión. Sin embargo, no se sabe qué datos se necesitan realmente para generar una determinación. Se requiere una visión más amplia del panorama empresarial y conocer la complejidad del negocio. Aquí es donde entra en juego la intuición. Su papel no es prescindible, sino que se convierte en un rol decisorio y relevante.

Más aún:  los datos no proporcionen tanto las preguntas como las respuestas. Cada uno debe centrarse en el interrogante esencial y luego combinar los datos con la intuición para intentar identificar las respuestas. Es decir: aclarar la pregunta determina el grado de certeza que se obtendrá. Y esto implica emplear habilidades eminentemente humanas.

Hablamos de definir el problema, y esto remite a una pregunta crucial a todo el equipo: ¿Por qué? Esta indagación debe replicarse en cada fase de acción hasta conducir, eventualmente, al verdadero problema en juego. Por ejemplo: ¿por qué realizar este estudio?, ¿por qué conocer a los clientes?, ¿por qué requerimos personalizar el producto? Y así sucesivamente.

Definir el problema y luego ir tras los datos representa un proceso aconsejable. Ayuda a todas las partes interesadas a obtener información sobre lo que realmente necesitan saber y, así, determinar si el esquema aceptado a priori es bueno. También ayuda a concentrarse en los datos correctos.

Ahora, definir el problema y confrontar los datos, enfatizan la importancia de obtener información realmente relevantes para tomar una decisión.

Así, todos los datos deben pasar una eficiente criba sobre su exactitud, determinar si poseen valores atípicos, si el periodo en el que se recabaron es relevante, cuales sesgos poseen…es decir, una minuciosa radiografía para determinar su valor e implicaciones.

Al trabajar con datos, se exhorta a los gerentes a cultivar la intuición mediante el uso de cálculos de fondo, que darán una idea de magnitud y plausibilidad. Al mismo tiempo, todas las partes interesadas deben aprender a sintetizar en lugar de simplemente repetir. Lo que importa ahora es el significado.

En resumen: los tomadores de decisiones exitosos equilibran los datos, la experiencia y la intuición. Clasifican rápidamente la información, aplican juicios y disciernen minuciosamente los datos para cultivar ideas agudas. Saben que hay más en la toma de decisiones que solo los datos. Finalmente, la intuición es la sabiduría que mora en el ser. Una de las voces de Dios y, por ende, imposible de perecer.

 

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ABANICO/ Habilidades sociales en un mundo de silos

Por Ivette Estrada

Ellos, los “otros”, se convierten en espejos. Dejan de ser ajenos y alejados. El confinamiento queda roto…

Y entonces, nos encantaría comprender pensamientos y acciones de los demás. Incluso, consideramos un don la capacidad de establecer intimidad, confianza, persuasión, conformación de los grupos e incluso poder político con otras personas. A esto se le llama inteligencia social y, como cualquier grupo de habilidades, se puede aprender.

En 1984, un grupo de jóvenes de Montreal, recibieron entrenamiento en habilidades sociales como confianza en sí mismos y perseverancia.  Hoy, treinta y nueve años después, se lograron documentar los positivos resultados de vida tanto para ellos como para la sociedad en general. Tales habilidades redundaron en mejores empleos, oportunidades económicas, estilos de vida y estabilidad en sus relaciones familiares y personales.

Por otra parte, aunque el premio Nobel James Heckman, economista estadounidense, evaluó el Proyecto Perry, que muestra que la intervención temprana para los niños desfavorecidos puede ofrecer beneficios a largo plazo, ningún estudio, hasta ahora, había logrado separar la influencia de las habilidades sociales no cognitivas de las académicas y que si lo son. Sin embargo, los resultados del experimento iniciado hace décadas arrojan nueva luz sobre esta cuestión.

En sì, el programa de Montreal efectuado en zonas de extrema pobreza se centró exclusivamente en habilidades no cognitivas. Es decir, no proporcionó entrenamiento académico ni contenido. Sin embargo, logró reducir  las tasas de criminalidad y dependencia social. De forma simultánea mejoró empleo, educación, probabilidad de matrimonio, composición del hogar, pertenencia a grupos, donaciones caritativas y gastos de matrícula de los jóvenes entrenados en habilidades sociales.

Incluso, en ellos aumentó el ingreso promedio anual de empleo en 20 por ciento. Más aún: se calcula que la intervención en la infancia produce más de diez veces el retorno de la inversión. Sin embargo, las habilidades sociales no sólo pueden aprenderlas los niños. A cualquier edad es posible adquirirlas.

Estas  son las esenciales de la inteligencia social: escucha activa o estar plenamente consciente de las emociones de nuestro interlocutor o auditorio y asertividad. Sin embargo, respetar la de los demás, validar emocionalmente o tener la capacidad de que el otro se sienta comprendido y ejercer la empatía está en los primeros lugares de las buenas relaciones sociales.

También resultan relevantes la capacidad de negociación, respeto, credibilidad, compasión, pensamiento positivo y regulación emocional, además de apertura de mente, paciencia, cortesía y el saber expresarse.

En una era de grandes cambios e incertidumbre, donde aún nos enfrentamos a feroces competencias, debemos entender que la base de la economía y relaciones significativas se centra en compartir conocimientos, ideas e insumos. En el cristianismo la ley es: trata a los demás como te gustaría ser tratado.

En suma: las habilidades sociales catapultarán el crecimiento empresarial y permitirán la resiliencia de personas y organizaciones porque respetar y valorar a los otros es la columna vertebral de las habilidades sociales.

Bienvenidos a la era donde compartir es la moneda más valiosa de cambio y las personas están en el cetro de las acciones y decisiones corporativas. Sin duda: los silos desaparecen uno a uno.

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ABANICO/ Tendencias de comunicación organizacional

Por Ivette Estrada

El 2023 es un año significativo para la comunicación. El empleo de Inteligencia Artificial Generativa presupone falsamente el fin de muchos trabajos en publicidad, relaciones públicas y comunicación. Sin embargo, si veremos cambios radicales ante los que conviene estar atentos.

Las tendencias más relevantes en este año son:

  1. Flujos de trabajo aumentados. Ante el rápido avance de las tecnologías basadas en IA aumentará el trabajo de los comunicadores. Contrario a la apuesta inicial, de que los sustituirán máquinas, el rol de generar acuerdos comunes se maximiza a medida que las organizaciones buscan establecer metas comunes y el trabajo en equipo que imponen la volatilidad y disrupciones constantes requieren más y mejores especialistas en comunicación.
  2. Gestión de la escasez. Ya sea materias primas insuficientes o exiguas, poca energía, insuficiente talentos o productos, la precariedad es omnipresente. Esta es una oportunidad para que los comunicadores desarrollen soluciones nuevas y más eficientes.

La agilidad de acciones y decisiones empresariales la determinará en gran parte la comunicación organizacional. Es quien trazará metas y diluirá silos corporativos para responder en tiempo real a nuevas necesidades y expectativas de mercado.

  1. Lidiar con lo no imaginado. Los eventos que antes se consideraban impensables se mueven repentinamente al reino de la posibilidad. Esto requiere nuevas estrategias comerciales para fortalecer la resiliencia y flexibilidad de las empresas para conservar la capacidad de actuar, incluso en tiempos de cambio fundamental.

Un rol relevante lo asume la comunicación porque es la que generará certidumbre en los públicos internos y, a la vez, podrá mostrar fortaleza y convicción al exterior. Por otra parte, el enlace entre todas las partes interesadas lo tiene ahora la comunicación organizacional.

  1. Resurgimiento institucional. Gobiernos, autoridades públicas, partidos políticos y representantes gubernamentales paulatinamente se vuelven poderosos socios de las empresas en la medida que estas lideran las expectativas sociales. El cambio observado tras la pandemia de Covid-19 sigue vigente y las nuevas generaciones imponen posicionamientos claros en materia económica, social y política a los empresarios.

La comunicación organizacional, entonces, aparece en la palestra de las grandes decisiones y rumbo de las políticas públicas. La esfera empresarial abarca cada vez más y mayores espacios públicos.

  1. las tecnologías inmersivas cambian nuestras percepciones y crean mundos paralelos donde la realidad y la ficción se vuelven borrosas. La comunicación entonces asume el rol de guiar las experiencias y ayudarnos a transitar en ambas realidades.

En suma, la comunicación organizacional representa ahora el traductor de misión y acción de cada puesto de trabajo, la guía imprescindible para dar sentido a la empresa y volver relevante el rol de cada miembro de la organización.

El comunicado social, al final, emerge como el catalizador de las acciones que deberá enfrentar la compañía en una época de profundas cambios y disrupción continua.

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ABANICO/ El retorno feliz de los influencer

Por Ivette Estrada

No andaban muertos ni de parranda. Afinaban estrategias y ahora regresan triunfalmente los influencers, que cada vez ganan más participación en los presupuestos de mercadotecnia.

Incluso, el influencer marketing global logró 16.4 billones de dólares en 2022, lo que implica el crecimiento de 19% respecto a 2021. ¿Inaudito? No. Por cada dólar que las marcas gastan en esta solución obtienen un retorno de inversión de 5.78 dólares.

Más aún: si alguien dudaba que esta estrategia para catapultar ventas llegó para quedarse, Natalia Serna, la CEO de Goldfish, agencia líder de influencer marketing en Latinoamérica, dice contundente: el 2023 será un año clave para la industria. Más aún: la veremos plagada de innovaciones.

La experta augura cinco tendencias:

La primera es el uso de mayores datos que permitan asegurar los retornos de inversión. La data, no la intuición, será quien determine quiénes son los influencers afines a la marca y que generan mayores resultados. Las métricas de desempeño ahora se vuelven cruciales y definen muchas acciones y decisiones de ventas, publicidad y promociones.

La segunda tendencia es la inminente inmersión al metaverso. Será de la mano de los influencers que las marcas crearán la experiencia de realidad virtual y de realidad aumentada totalmente inmersivas. Esto es el inicio de una era de creatividad ilimitada. Incluso, se asume ya como el gran hito de comunicación.

Una tercera tendencia tiene que ver con la búsqueda de entretenimiento y distracción de los consumidores, lo que marca el posicionamiento del video corto como pilar del influencer marketing. Plataformas como TikTok, por ejemplo, lideran ahora las redes sociales porque este formato ayuda a transmitir los mensajes de una manera más fácil y genera mucha más interacción respecto a otros formatos.

La cuarta tendencia tiene que ver con el Live shopping. Las transmisiones en vivo se vuelven más entretenidas. También permiten que las marcas crean transmisiones en vivo para mostrar sus productos e incluyen a influencers para aprovechar las audiencias de los mismos y generar confianza en los consumidores.

Según la consultoría internacional de mercados McKinsey, para el 2026, entre 10 y 20 por ciento de todo el e-commerce será a través de Live Shopping, pues la tasa de conversión puede ser hasta 10x mayor que otros formatos de comercio electrónico. En Latinoamérica Fira Live, la firma líder de streaming shoppong que encabeza Carlos O’Rian Herrera, augura a la par más innovaciones en estas plataformas.

También las transmisiones en vivo, según O’Rian, permitirán amplifica los mejores contenidos de los influencers, la quinta tendencia que vaticina Gloldfish. Esto porque vemos reducciones en la ruta crítica del algoritsmo de hasta 35%, lo que aumenta el retorno de inversión de la campaña.

Natalia Serna es contundente al asegurar: el influencer marketing no desapareció. Seguirá creciendo y mientras haya más influencers, más consumo de contenidos en redes sociales habrá y, por ende, mayor inversión de los anunciantes.

¿Imaginaron el triunfal regreso de los influencers? Yo no. Los di por muertos erróneamente.

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ABANICO/ Inteligencia Artificial frente al acantilado

Por Ivette Estrada
No sólo es una cuestión de inminente desempleo. Tampoco se limita a cuestiones éticas. Ahora la Inteligencia Artificial (IA) también enfrenta peligrosos andamiajes legales. La historia recién comienza.
Todo parte de la Inteligencia Artificial generativa, la que crea contenidos como ChatGPT.
Ante la inminente disminución de la escritura humana, la automatización del contenido en apariencia representa un riesgo de desempleo para los creadores de contenido. Hay quien erróneamente vaticina el fin de los profesionales de publicidad o relaciones públicas. Es el temor legendario: la sustitución del hombre por máquinas.
Ese no es el meollo y nunca lo ha sido: se suplantarán tareas repetitivas y simples, porque en el corazón de todas las cuestiones éticas e incluso legales, la presencia del ser humano es ineludible. Así, aplicaciones como ChatGPT tienen un impacto real en diversas profesiones, pero son más preocupantes los cuestionamientos éticos e incluso riesgos legales de privacidad, propiedad intelectual y sesgo.
Veamos: Las aplicaciones generativas de IA utilizan consultas de usuarios para crear contenido. Entonces, existe una justa preocupación por la privacidad de los usuarios, ya que ellos comparten datos para facilitar una mejor experiencia de usuario.
Sin embargo, existe la posibilidad de que inadvertidamente se divulgue información patentada a una aplicación de IA generativa. Esto podría incluir información protegida intelectualmente, como los secretos comerciales. Además, existe el riesgo de violar información personal sensible, como revelar/compartir direcciones, estados de salud, información bancaria y otros.
Debido a que la IA generativa puede revisar el contenido y crearlo, los consumidores suelen ingresar grandes cantidades de contenido propietario que se guarda en la aplicación de IA. Como tal, el contenido propietario puede estar disponible para el público, inesperadamente, de forma gratuita.
Por otra parte, el contenido realizado por la IA generativa se extrae de innumerables fuentes que se introducen en el sistema. Se posibilita entonces una infracción involuntaria del contenido de otro propietario que se utiliza para conformar un nuevo texto producido por IA. También puede aparecer una infracción creada por solicitudes duplicadas y separadas al modelo de generación de idiomas.
Este problema se ve agravado por otras aplicaciones generativas de IA que pueden producir contenido artístico e imágenes. Aunque la falta de intención puede mitigar los daños en un reclamo de derechos de autor, no absuelve al infractor de la responsabilidad legal.
Debido a eso, la infracción involuntaria puede proliferar en industrias que utilizan ampliamente la IA para la creación de contenido.
Una cuestión más compleja se refiere a la protección de los derechos de autor otorgada a la IA. Debido a que no es realizada por humanos, no tiene protección bajo la ley de derechos de autor que requieren originalidad de la obra y que se fije en un medio tangible.
De manera paralela, la falta de citas puede crear escenarios en los que los profesionales conscientes se involucran involuntariamente en el plagio de derechos de autor. Por otra parte, el contenido que se ingresa en el sistema está sujeto a posibles sesgos de quienes ingresan los datos.
Así, quienes usan herramientas como ChatGPT deben verificar y corregir el contenido cuidadosamente para garantizar que el material sea congruente con las regulaciones éticas y legales con respecto a la discriminación y las iniciativas de diversidad, equidad e inclusión (DEI).
En sí, a medida que la IA evoluciona y la IA generativa continúa, pueden surgir más preguntas legales. Esto sólo es el principio de un enorme declive en el terreno ético-jurídico.