Originaria del estado de Oaxaca y radicada desde muy joven en Tehuacán, Puebla, Socorro Sánchez comenzó formando pequeñas granjas avícolas junto con algunos de sus hermanos y pronto se convirtieron en una microempresa que dio trabajo y sustento a los habitantes de la región.

El trabajo de muchas décadas es la base de la herencia de 200 millones de pesos. Sin embargo, Grupo Socorro Romero Sánchez como corporativo tiene presencia en distintos ramos de la economía como el turismo, los combustibles y algunas variadas inversiones más. Una empresa de calidad mundial.

Algunos pueden preguntar: ¿Para qué seguir peleando una herencia si la prosperidad del consorcio no se ha visto afectada? Si los recursos financieros de los Celis y de la apoderada, doña Estela Romero Bringas, son más que suficientes…

La respuesta es más simple de lo que se piensa. La figura de Socorro Sánchez, emblemática por sí sola, ha sido ultrajada y ridiculizada por la diputada local y sus acciones que la descalifican como persona digna y respetable, como sí lo fue en vida la hija predilecta de Tehuacán.

Socorrito estaba en sus cabales a la hora de firmar su testamento. Siempre gozó de gran determinación, hasta sus últimos días asistió a su empresa con su tanque de oxígeno para corroborar, de primera mano, el óptimo funcionamiento de su emporio.

Una mujer con tal éxito que dejó sus asuntos arreglaos antes de partir, fue incapaz de prever el escándalo que desataría la codicia de sus familiares que, en vida, nunca tuvieron contacto. El asunto se vuelve también indignante, una cuestión de honor y justicia.

En combinación con el cambio de apellido, las dudas sobre su verdadero padre biológico, la falsificación de certificados médicos, el encubrimiento y la desaparición de pruebas, el tráfico de influencias y un conjunto de delitos graves que siguen saliendo a flote el curso de la investigación. La opinión pública sigue exigiendo que sean sancionadas sin miramientos.

Socorro Romero Sánchez y la comunidad en general exigen justicia al gobierno poblano. La causa de la justicia es la que pelean los herederos de la querida Socorrito que desde donde esté exige justicia para, por fin, descansar en paz. La última voluntad de los muertos debe ser respetada.