El presidente de Serbia, Aleksandar Vucic, ordenó rebajar el nivel de alerta de las Fuerzas Armadas, que desde el lunes estaban listas para el combate, después de que en las últimas horas se hayan adoptado medidas para rebajar las tensiones en la zona norte de Kosovo, entre ellas la reapertura de la frontera.

La Presidencia ha confirmado a la agencia Tanjug esta nueva disposición, que llega apenas unas horas después de que Vucic anunciase la retirada de las barricadas. Fuentes citadas por esta misma agencia han confirmado este jueves el inicio del levantamiento de los bloqueos impuestos por la comunidad serbia.

Tras el desmantelamiento de una barricada en el lado serbio, la policía de Kosovo confirmó «la vuelta a la normalidad» y la reapertura del paso fronterizo de Merdare, principal punto de comunicación terrestre con Serbia, cerrado desde la víspera.

Imágenes de la televisión estatal serbia RTS mostraron filas de vehículos y camiones del lado serbio. Según RTS, Serbia levantó el lunes por la noche el estado de alerta reforzado que había impuesto a sus tropas.

Después de un llamamiento a la calma por parte de Estados Unidos y la Unión Europea, el presidente serbio anunció el desmantelamiento de las barricadas pero advirtió que «la desconfianza permanece».

El jueves por la mañana, la situación en el norte de Kosovo era de calma, y se veían patrullas de las fuerzas internacionales de mantenimiento de la paz. En Mitrovica, dos camiones utilizados para bloquear un puente fueron quemados durante la noche. Se desconoce la causa del incendio.

En Rudare, cerca de Mitrovica, una docena de manifestantes se mantenían frente a una barricada y expresaron su descontendo a la idea de retirarla. «No tiene sentido, hemos luchado por unos derechos que no se han conseguido, nos sentimos traicionados», declaró uno de ellos, de 25 años, que no quiso dar su nombre.

«¿Para qué hemos venido a las barricadas si todo va a acabar así?», dijo otro manifestante, de 38 años, que también pidió el anonimato.

Cientos de serbios levantaron desde el 10 de diciembre barricadas en el norte de Kosovo para protestar por la detención de un expolicía serbio, acusado de implicación en ataques contra policías albanokosovares. El miércoles, un tribunal de Pristina ordenó la liberación de este antiguo agente, Dejan Pantic, y su puesta en residencia vigilada.

La primera ministra serbia, Ana Brnabic, describió la semana pasada la situación en la región como «al borde de un conflicto armado». La policía de Kosovo y las fuerzas internacionales de mantenimiento de la paz sufrieron varios ataques con armas de fuego. Pristina declaró unilateralmente su independencia de Serbia en 2008, una década después de una guerra entre fuerzas serbias y rebeldes albaneses.

Belgrado no reconoce la independencia de la que fuera su provincia meridional, habitada en su mayoría por albaneses. Y ha animado a la minoría serbia de Kosovo, compuesta de unas 120 mil personas y concentrada en el norte del territorio, a desafiar a las autoridades de la capital, Pristina.

A principios de noviembre, cientos de policías serbios integrados en la policía de Kosovo, así como jueces, fiscales y otros funcionarios, abandonaron en masa sus puestos para protestar contra una decisión de Pristina, ahora suspendida, de prohibir a los serbios residentes en Kosovo el uso de matrículas expedidas en Serbia.

Según el analista político serbio Aleksandar Popov, la tensión es tan alta en Kosovo que «sólo haría falta una bala perdida» para cambiar el rumbo de la situación. No obstante, describió la última crisis como un «conflicto controlado» y un tira y afloja entre Belgrado y Pristina por el control del norte. Estados Unidos y la Unión Europea llamaron conjuntamente este miércoles a una «desescalada sin condiciones».

Por su lado, Rusia reafirmó su apoyo a Belgrado. Los bloqueos comenzaron el 10 de diciembre, a raíz de una movilización para protestar por el arresto de un expolicía. Las autoridades kosovares autorizaron el miércoles que este antiguo agente pudiese pasar a arresto domiciliario, en el marco de gestos cruzados por ambas partes.