El conficto hereditario de la Monina es una revancha en contra de la misma Socorrito y de su heredera.
6 años han pasado desde que la demanda intestamentaria fue presentada por la diputada Mónica Caballero Garci-Crespo. La misma diputada afirmó que el pleito por la herencia tiene muchos años gestándose.
Pero el resentimiento que la Monina acumula por Socorrito Romero Sánchez y por su heredera Estela Romero Bringas es todavía más antiguo. Inició desde la niñez, cuando la diputada convivió con la Señorita de forma más cercana, junto con su hermana Maricarmen Caballero Garci-Crespo, con quien, al parecer, Socorrito tenía una relación más fraternal. Tanto que ella recibió, de parte de la Señorita, bienes inmuebles cuando la “Hija predilecta de Tehuacán” aún estaba viva.
Parece ser que la diputada nunca fue santo de la devoción de su “tía”. Esa realidad poco favorable para la funcionaria, más la disipada vida de la madre y la hija, hicieron que la relación fuera cada vez más fría y lejana. El resentimiento es más antiguo que el conflicto hereditario.
El rechazo de Socorrito fue guardado por la diputada hasta que buscó revancha, esperando el momento exacto para cobrar revancha. Sin duda, para la Garci-Crespo el juicio es movido por la venganza y por el resentimiento. Solo así puede entenderse que se ensañe de tal forma con Doña Estela Romero y con sus hijos. La venganza es un plato que se come frío, el lema de la diputada tehuacanense.