ATIZAPÁN- No obstante que es obligación de los partidos políticos conducirse éticamente y en estricto apego a lo que marcan sus propios documentos fundamentales, en los hechos no lo aplican, pero sí priorizan el hacerse de cargos públicos, para utilizarlos como fuente de riqueza personal y grupal, pero omiten el deber de contribuir a que la gente pueda tener una mejor calidad de vida.

Esta situación es también la causa de que los ciudadanos vean a los institutos políticos como buitres que no tienen ninguna diferencia entre ellos, más que en cuanto a colores y las ideologías en las que justifican su actuar, pero los clasifican como igual de corruptos, ineficientes, ineficaces y mentirosos.

En el organismo de agua SAPASA, prevalecen este tipo de cosas, ya que tres partidos tienen el control de la dependencia y cada uno, busca obtener el mayor beneficio económico y de poder posible, sin importar que los usuarios no sean dignamente atendidos y que las obras hidráulicas se conviertan en mera demagogia, porque o no se hacen o se hacen mal.

Tanto el PAN como el PRI, al igual que MORENA, se han apropiado de SAPASA y algunos de los malos funcionarios emanados de esos partidos, son quienes ven en el organismo una fuente segura para enriquecerse y mantenerse poderosos, al marcar la ruta hacia la que la institución debe moverse.

La actual regidora emanada de morena, Rosalía Teodoro, es parte de las irregularidades que afectan las finanzas de SAPASA, puesto que su equipo de colaboradores, cobran fuertes cantidades de dinero en la nómina del organismo, cuando deberían hacerlo en la del ayuntamiento.

Y es que la edil en el trienio anterior, fungió como jefa de personal de SAPASA y se acostumbró a tener mando ahí, pero resulta extraño cómo el personal que la apoya, cobra su sueldo como si fueran trabajadores del organismo de agua y no de un espacio de representación popular.

Así como Rosalía Teodoro le carga el peso de  fuertes gastos a SAPASA, también le  gusta hacerlo al actual presidente del comité municipal del PAN, Aldo León, quien pese a tener una responsabilidad qué cumplir como subdirector general del organismo operador, no lo hace, ya que ni siquiera acude regularmente a su trabajo.

Lo que sí hace sin fallar, es cobrar un exorbitante salario de 90 mil pesos mensuales, que resulta insultante para los ciudadanos que carecen de muchas cosas en sus comunidades, incluyendo que no cuentan con suministro de agua potable.

En tanto, también hay quienes quieren poner las reglas del juego, como el dirigente estatal también del PAN, Anuar Azar, el cual pretende poner bajo su control SAPASA y hacer que el tamaño del cargo partidista que tiene, influya para que en el gobierno de Atizapán se cumplan todas sus exigencias.

Tan es así, que cuando la directora de Desarrollo Económico Patricia Alonso Vargas fue suspendida por no acreditar la certificación que la ley le demanda para poder desempeñarse en ese puesto, de inmediato Anuar Azar acudió en su defensa, abogando por ella con el alcalde Pedro Rodríguez, en espera de que no sea removida y tenga una solución su problema de falta de certificación.

Y una que ya no está como subdirectora de administración y finanzas en SAPASA, María Luisa Gudiño Aguilar “Malú”, cuyas anomalías fueron detectadas por el gobierno de Pedro Rodríguez, hizo de las suyas amparada en presumir a todo mundo que tenía el apoyo de un personaje de alto nivel del PRI.

Esta persona, entre otras cosas, contribuyó a acabar con el presupuesto de SAPASA en tan solo 6 meses, por los pagos excesivos a proveedores y su complacencia con el saqueo realizado por empresarios sin escrúpulos, que han cobrado a precio de oro sus servicios y los productos que son suministrados al organismo.

La priísta que se ufanaba de tener la protección de alguien de muy arriba de su partido, también arrastró la existencia de aviadores que se beneficiaron de la comodidad de no presentarse a trabajar y disfrutar de su salario cada quincena. Pero se le acabó.

Y así las cosas, sin ética alguna, sin seguir los valores y principios de cada partido político, estos personajes convirtieron a SAPASA su feudo personal de riqueza, haciendo a un lado cualquier compromiso con la ciudadanía y con la moral que debería caracterizar a cualquier militante de un partido.