Defensores de derechos de las mujeres pidieron a Qatar que retire los cargos contra una empleada mexicana del comité organizador de la Copa del Mundo 2022, acusada de una relación extramatrimonial tras denunciar a un hombre por agresión sexual.

Paola Schietekat, de 28 años, declaró haber sido agredida el 6 de junio de 2021 por un hombre extranjero que ingresó en la noche a su departamento de Doha para agredirla sexualmente.

La mujer, que asegura haber sufrido un abuso sexual en su adolescencia, acudió entonces a la embajada mexicana con fotografías del maltrato y denunció el caso ante la justicia local, regida por leyes islámicas.

Ese mismo día, el señalado agresor manifestó que ella era “su novia”. Ello supondría una relación sexual fuera del matrimonio, considerado un delito en Qatar, que según Schietekat le acarrearía un castigo de cien latigazos y al menos siete años de prisión.

“En cierto punto me exigieron una prueba de virginidad. Por alguna razón yo había pasado a ser la acusada”, escribió la denunciante en su blog sobre el caso.

Tanto la Fifa como grupos de apoyo dijeron que estaban vigilando la evolución del caso. Schietekat regresó a México el pasado 25 de julio, donde sigue trabajando para el Comité organizador, a la espera de la próxima audiencia ante un tribunal catarí el 6 de marzo.

Las autoridades de Qatar no han comentado sobre el caso.

Preocupación

Human Rights Watch (HRW) pidió a Qatar poner fin a este caso judicial. “Las autoridades cataríes deberían abandonar inmediatamente estos cargos que no están reconocidos por el derecho internacional y deberían investigar más bien la agresión física que reportó”, declaró Rothna Begum, experta en derechos de las mujeres para la oenegé.

HRW también pidió a Qatar que derogara la legislación que penaliza las relaciones sexuales consentidas entre adultos no casados y que proporcionara un mejor apoyo médico y jurídico a las víctimas de agresiones sexuales, especialmente en el periodo previo a la Copa del Mundo, en la que se esperan 1,2 millones de visitantes.

“Durante grandes eventos deportivos como la Copa del mundo, el riesgo de violencias sexuales aumenta de manera considerable por el número de personas presentes”, observa HRW.

En Qatar, “la policía no suele creer a las mujeres que denuncian violencias, en particular las mujeres extranjeras”, subraya Behum.

La ley catarí sobre relaciones sexuales entre parejas que no están casadas constituye un “riesgo real” para las mujeres, que podrían ser perseguidas como Schietekat, opina la experta.

La Fifa dijo que estaba “consciente de la situación que implica a Schietekat” y que después de la agresión tenía que “recibir todos los cuidados y la asistencia apropiada”.

Las mujeres corren “un mayor riesgo de sufrir agresiones sexuales” en todas las competiciones, afirmó por su parte Ronan Evain, director ejecutivo de Football Supporters Europe, una red de grupos de aficionados europeos.

A finales de 2020, otro incidente puso el foco sobre el trato de las mujeres en Qatar. Pasajeras de varios vuelos de Qatar Airways se quejaron de haber sido forzadas a efectuar exámenes ginecológicos para tratar de encontrar la madre de un bebé abandonado en los baños del aeropuerto de Doha.

A medida que se acerca el Mundial (del 18 de noviembre al 21 de diciembre), Qatar, una monarquía musulmana ultraconservadora, se esfuerza por convencer a los escépticos de sus avances en materia de derechos de la mujer, derechos laborales y democracia.