PULSO
Eduardo Meraz
A ciencia cierta, se desconoce con precisión si la investidura se transformó en corsé o camisa de fuerza y le ha dejado poca movilidad al habitante temporal de Palacio Nacional. Existen evidencias de una reducción significativa en la agilidad presidencial para moverse al ritmo del pueblo bueno y sabio.
También es notoria la pérdida en su capacidad retórica para escabullirse de críticas. La reiteración de su letanía mañanera ya no mueve ni conmueve; y el derecho de réplica se nota soso, sin la chispa de los primeros años del sexenio. El hastío gana terreno.
La seguidilla de reveses sufridas por el titular del ejecutivo ante determinaciones y opiniones emitidas por la Suprema Corte de Justicia de la Nación son ejemplo claro del cansancio físico y mental de portar, en todo tiempo y lugar, la investidura presidencial.
Aunque de manera tardía, el mandatario se ha dado cuenta de que sus constantes empeños por vulnerar o darle la vuelta a ley -ya sea a través de planes A, B y C- rebasa el voluntarismo caprichoso.
La decisión de la Corte de no reconocer el carácter de “seguridad nacional” a las obras emblemáticas del cuatroteísmo y, por lo tanto, verse obligado a rendir cuentas sobre el uso y manejo de los recursos públicos en ellas puede poner en aprietos a la administración en su conjunto, así estén o hayan estado a cargo de las fuerzas armadas.
Esta decisión, ofrece a la sociedad la posibilidad de requerir al gobierno actual detalles de cómo se ha gastado el dinero de sus impuestos y si su ejercicio se hizo con apego a la normatividad vigente, sobre todo porque ya fuese por conveniencia o connivencia, los costos en la construcción y funcionamiento de tales proyectos sobrepasan con mucho los originalmente presupuestado.
También, algunos ministros de la Suprema Corte han externado su desacuerdo con la propuesta presidencial de que los integrantes del poder judicial sean elegidos mediante el voto popular; de hecho, casi la totalidad de los ministros se oponen a un cambio en ese sentido.
Otra abanicada para el mandatario palaciego fue la determinación de una jueza para impedir que el dinero de los fideicomisos de la SCJN se entregue al poder ejecutivo, hasta en tanto no se resuelvan las controversias constitucionales formuladas por miembros de la judicatura y de legisladores.
Además, es muy probable que su primera terna de mujeres para suplir al renunciante Arturo Zaldívar, logre alcanzar la mayoría calificada en el Senado de la República.
Y como cereza del pastel, una jueza otorgó un amparo a Néstor Isidro Pérez Salas (alías el “Nini”), con lo cual se congeló cualquier intento de extraditarlo, de manera inmediata, a Estados Unidos, como lo demandaba el gobierno de Joe Biden.
Es decir -utilizando términos beisboleros-, en cinco entradas, la Corte se está adjudicando una blanqueada histórica sobre la novena de Palacio Nacional. La estrella del equipo palaciego ha abanicado en cada turno; y como lanzador de iniciativas, la moña ha resultado ineficaz.
Estos asuntos y su lejanía de la tribuna confirmarían que la disminución en la movilidad presidencial obedece, en buena medida, al corsé en que se ha convertido la investidura, con riesgo de generarle en una lesión severa.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Aun cuando la pobreza laboral registró en el tercer trimestre de 2023 un nuevo descenso al ubicarse en un nivel de 37.3% de la población general, dato del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), en México hay 48.3 millones de personas en cuyos hogares los ingresos provenientes de una fuente de empleo no son suficientes para adquirir una canasta alimentaria.
@Edumermo