Por Eduardo Reynoso, socio director de JedAIs, empresa de capacitación y certificación de IA

La Inteligencia Artificial (IA) genera un alto valor potencial empresarial, pero también mayores presiones para los directivos de tecnología. Se les impone generar valor real a través de los resultados comerciales, creación de nuevos negocios digitales, proactividad en la protección de datos y expansión del liderazgo en áreas fuera de Tecnologías de la Información.

Esto implica aprendizaje continuo y actualización. La capacitación se vuelve un factor crucial para el máximo aprovechamiento tecnológico y la preparación no se limita a unas pocas áreas operativas. Está en toda la cadena de producción y suministro, en el core business empresarial y en la experiencia al cliente.

Los CTO se involucran en todas las áreas y puestos de trabajo de la empresa. Al unísono, los especialistas de cada dirección y departamento comprenden que es insoslayable disociarse de la tecnología y de la Inteligencia Artificial en particular.

Vivimos una era exponencial en la que las nuevas tecnologías reconfiguran tareas y procesos en prácticamente todas las industrias e incide en un amplísimo abanico de puestos laborales.

Actualmente el 65 por ciento de organizaciones a nivel global utilizan regularmente la IA de última generación en al menos una función empresarial. En 2023 sólo la empleaba un tercio de las empresas y se presupone que ascenderá más aún este nivel. También se asume que se multiplicarán las áreas en las que participa.

Actualmente, las organizaciones utilizan la IA de última generación con mayor frecuencia en marketing y ventas, desarrollo de productos y servicios y Tecnologías de la Información. La adopción de la IA de última generación en marketing y ventas y en el desarrollo de productos y servicios es la que ahora podría generar el mayor valor.

Aunque ahora el mayor aumento en el uso de la IA de última generación se da en marketing y ventas, donde la adopción informada se suplicó desde 2023, en 2025 se prevé que su uso se haya extendido a más áreas de trabajo.

Ante este panorama, la capacitación y certificación en Inteligencia Artificial se vuelve crucial en la competitividad profesional y empresarial. No basta aprender de “manera intuitiva” el uso de esta tecnología. Se requiere que sea una herramienta que catapulte acciones y procesos alineados a la misión, valores y visión corporativa.

Mientras esto ocurre, se comienzan a detectar falta de especialistas en Inteligencia Artificial. Fuera del núcleo de expertos, asimismo, existe una tendencia a contratar expertos en distintas áreas con una preparación sólida en el uso de IA.

Los mercados laborales establecen cifras altamente aspiracionales. Quienes poseen conocimientos formales de IA tienen sueldos hasta 35 por ciento más que sus pares que carecen de este perdil y si además están certificados internacionalmente la cifra suele ubicarse del 43 al 54 por ciento más respecto a quien no posee este reconocimiento con validez oficial a nivel global.

Hoy, las inmensas posibilidades de la Inteligencia Artificial tienen un techo muy alto: hasta donde la imaginación nos alcance.