GOBIERNO DE CALIDAD/ Nuevas masculinidades

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Por Jorge Manrique, Rector del Colegio Jurista y Director general de Gobierno de Calidad, consultoría de políticas públicas.

No es moda. Es un imperativo social y político que se desplaza a la consciencia social. Las nuevas masculinidades deben entenderse como prácticas críticas y plurales que cuestionan la hegemonía patriarcal, promueven la igualdad y reconocen la diversidad.

Se diferencian de las masculinidades tradicionales porque rechazan la violencia, la rigidez de roles y la idea de poder como dominación. Hoy las universidades, como espacios de formación y transformación, deben impulsar programas de reflexión, investigación y acción pedagógica que integren estas perspectivas.

Conceptualizar las nuevas masculinidades implica criticar a la hegemonía patriarcal: Se conciben como una respuesta a la masculinidad que generó la violencia, el sexismo y la exclusión.

Pluralidad e hibridez. Es reconocer que no existe una sola forma de ser hombre. Se habla de múltiples masculinidades que pueden ser híbridas, sensibles y colaborativas.

Dimensión ética y relacional, centrada en la responsabilidad afectiva, el cuidado, la empatía y la construcción de vínculos igualitarios.

Perspectiva decolonial: Busca desmantelar visiones eurocéntricas y reconocer la diversidad cultural, étnica y sexual en la construcción de identidades masculinas.

Las diferencias frente a las masculinidades tradicionales son éstas:

Transitar de poder a acompañamiento: Mientras la masculinidad tradicional se define por la dominación, la nueva se orienta hacia la cooperación y el cuidado.

Pasar del silencio a la autorreflexión: Se promueve el nombrar y reflexionar sobre privilegios, violencias y emociones en lugar de ocultarlas.

Metamorfosis de homogeneidad a diversidad: Se reconoce que ser hombre no implica un único modelo, sino múltiples formas de vivir la identidad.

Pasar de violencia a justicia: Se rechaza la normalización de prácticas violentas y se apuesta por la resolución pacífica de conflictos.

En este contexto, las universidades son espacios clave para impulsar nuevas masculinidades porque forman generaciones críticas y pueden institucionalizar cambios. Algunas acciones recomendadas son:

Currículos con perspectiva de género: Incluir ejes transversales que cuestionen el patriarcado y promuevan igualdad.

Programas de educación crítica: Diseñar modelos pedagógicos que integren ideales, estrategias y alianzas contra la violencia.

Investigación y difusión: Publicar estudios, organizar seminarios y crear observatorios sobre masculinidades universitarias.

Espacios de diálogo y acompañamiento: Talleres, círculos de reflexión y proyectos comunitarios que permitan a los hombres cuestionar sus prácticas y construir nuevas formas de relación.

Políticas institucionales: Protocolos contra violencia de género, campañas de sensibilización y formación docente en masculinidades críticas.

La importancia de catapultar el concepto de nueva masculinidad radica en que no se trata solo de un debate académico o cultural, sino de un cambio civilizatorio que toca la vida cotidiana, las instituciones y las relaciones humanas. Impulsar este concepto significa abrir un horizonte de justicia, cuidado y dignidad que transforma tanto lo íntimo como lo público.

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