• Fortalecer o destruir la reputación de personas o marcas es la clave.

A nivel mundial crece una tendencia de consumo racional o enfocada a gastos alineados a lo que realmente queremos de la vida. Inició en Japón y rápidamente se implemento en los hogares de economías desarrolladas de Europa y Norteamérica. “En México el ikigai financiero, como se le conoce a los gastos conscientes, se populariza en las grandes urbes mexicanas como Ciudad de México, Guadalajara, Monterrey y Querétaro”, dice Liliana Silva, especialista de finanzas personales de la Fintech Cash Cash Préstamos.

Derivado de las altas de desempleo, recesión y mayor racionalización de gastos en los hogares, la nueva mentalidad de consumo trata de impulsar la sustentabilidad, ahorro y promoción de la economía circular. Más aún “desalienta el consumismo exacerbado y el desperdicio e impone reflexionar el qué comprar, por qué y para qué, refiere Silva.

La vocera de la Fintech Cash Cash Préstamos también aseguró que, en general, se trata de un movimiento que modificará grandes industrias como el empaque y los plásticos, porque “las envolturas de todos los bienes tienden ya a reducirse de forma significativa y se tiene una mayor consciencia del impacto de nuestras acciones al medio ambiente.

La racionalización del gasto doméstico, asimismo, también afectarán a la industria de bebidas y alimentos. “No sólo es una cuestión de salud y mejor aprovechamiento, sino también de reducción del presupuesto destinado a alimentos y bebidas. Existen evidencias de que se privilegiarán más los comestibles naturales respecto a presentaciones enlatadas y comida congelada y rápida”, refiere Silva.

Concientizarnos de los gastos es una práctica que no se limita a enlistar las compras del supermercado. “Es inferir qué queremos adquirir y qué connotaciones tiene el comprar una determinada prenda de vestir, por ejemplo. “El simple hecho de cuestionarnos si realmente la usaremos limita en gran medida la rotación de esa mercancía”, menciona la experta en finanzas personales.

El análisis de nuestro presupuesto determina en gran medida qué es importante para nosotros. “La lista de las prioridades de gastos pueden develar, en gran medida, si priorizamos salud sobre diversión, por ejemplo, o si nos sobre limitamos en gastos superfluos sobre atención a la casa o familia”, dice Silva.

Como consecuencia de esta “nueva austeridad”, se devela una fuerte inclinación a experiencias sobre bienes. “En todos los sectores económicos se privilegian compras de cursos de capacitación y estudios diversos sobre joyería, por ejemplo. También detectamos un auge de gastos de anidación sobre diversiones fuera de casa. Es decir, crecen las contrataciones de Netflix y otras plataformas de cine en casa mientras disminuyen los montos en tickets de bares o espectáculos”.

Otro dato interesante de la racionalización del gasto sed en los hogares de menos recursos. “Las presentaciones pequeñas, de marcas genéricas y las compras en las tiendas de una sola caja de salida son privilegiadas en los hogares que tienen ingresos de uno a tres salarios mínimos, finalizó Silva.