Por Tere Salvatierra, empresaria y filántropa mexicana

El mundo desperdicia del 33 al 40 por ciento de su producción anual de alimentos, además de incurrir en emisiones innecesarias de gases de efecto invernadero.
Aproximadamente la mitad de esto se debe a la «pérdida de alimentos», que ocurre durante las etapas de producción y procesamiento y no debe confundirse con el desperdicio que ocurre después de que los alimentos se distribuyen a minoristas y consumidores.
Los expertos aseguran que las soluciones requerirán que los agricultores, fabricantes y tiendas de comestibles trabajen juntos apara minimizar desperdicios y obtener ganancias ambientales.
Una de las soluciones es encontrar formas creativas para convertir la pérdida de alimentos en valor.
Existe un enorme potencial para vender más de los alimentos que producen los agricultores. Los alimentos que de otro modo se perderían pueden convertirse en nuevos productos y negocios prósperos.
Conviene dedicar recursos de investigación y desarrollo para desarrollar nuevas fuentes de ingresos de alimentos no comercializables. Por ejemplo, convertir subproductos de algún grano en un producto de proteína y fibra como una bebida proteica sin lácteos.
Un consejo generalizado para evitar desperdiciar alimentos es un cambio verdadero y duradero apoyado desde la dirección de las empresas. La gobernanza débil se detecta como el mayor obstáculo para la implementación de programas de pérdida de alimentos en las empresas.
Así la gobernanza sólido, con responsabilidad interfuncional que abarque adquisiciones, investigación y desarrollo, cadena de suministro, fabricación, marketing y finanzas, así como tener responsabilidades y objetivos claros y métricas de resultados optimiza tareas de ahorro de insumos y disminución de desperdicio alimentario.
Al designar un propietario para cada iniciativa de pérdida de alimentos ayudará a garantizar el progreso. Las nuevas métricas de rendimiento pueden incluir, por ejemplo, el volumen de alimentos perdidos, el beneficio del reciclaje o los ingresos obtenidos al ahorrar alimentos que de otro modo se perderían.
La gestión de las partes interesadas también es un factor crítico. Se puede persuadir a los proveedores, consumidores y otros participantes en la cadena de valor para que se conviertan en aliados y partidarios de los esfuerzos de reducción de pérdidas.
Los fabricantes y tenderos pueden crear y crear conciencia sobre el problema, y su alcance, entre los agricultores y proveedores, podrá ayudarlos a ver la pérdida de alimentos como una ineficiencia.
Por el lado del consumidor, los programas de marketing dirigidos y las campañas educativas pueden ayudar a reducir la pérdida de alimentos, lo que a su vez podría permitir la implementación de medidas previas, como especificaciones cosméticas menos exigentes para los productos frescos.
A medida que el mundo avanza hacia una posible emergencia alimentaria y crece la conciencia pública sobre el problema, las partes interesadas se volverán más conocedoras de la pérdida de alimentos y, como resultado, más exigentes. Obligarán a los minoristas y fabricantes a actuar. En pocas palabras, abordar la pérdida de alimentos ahora no es solo algo bueno; También es un buen negocio y pronto no será opcional.