PULSO

Eduardo Meraz

Cual si fuera el mejor de los sastres del mundo mundial, el renunciante ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Arturo Zaldívar, huyó presuroso de sus responsabilidades con la legalidad, y sin haberse cumplido los requisitos de ley, ya recibió gustoso las tijeras para destazar al poder judicial.

De sus inclinaciones hacia el habitante temporal de Palacio Nacional nadie ha dudado. La reforma judicial de la actual administración puso en duda la capacidad de diseñador de Zaldívar para hacer trajes a la medida, pues en realidad fue una chaqueta retorcida y no del agrado presidencial.

Para compensar su entuerto, hizo cortes y pegotes en varias iniciativas presentadas por el mandatario palaciego, sin poder alcanzar la calidad del patrón de la investidura presidencial, ya muy raída y manchada.

Los desechados cambios constitucionales a la industria eléctrica, a la guardia nacional, entre otras, mostraron la escasa o nula capacidad de confección del ministro-sastre, obligando a vestir indumentarias sustitutas al gobierno cuatroteísta -mal llamadas planes B o C- y no se viera desarrapado y chilapastroso.

Tales reveses, sumados a la frustrada prolongación de su periodo al frente de la Corte, indican la urgencia del ministro Zaldívar por tomar cursos de alta costura legal, pues los remiendos de leyes presumidos durante sus pasarelas, para corregir las contrahechuras oficialistas de Palacio Nacional, no se pudieron vender.

Acostumbrados a lo mal hecho, los morenistas coligen que el ministro renunciante es de su misma estirpe, por lo cual ya le encargaron desgarrar el vestido de “la ley es la ley”, a través del cual -hasta ahora- el poder judicial protege a la población de los abusos e inclemencias provenientes de Palacio Nacional.

La experiencia previa de la reforma judicial demostró que por más zalamero el comportamiento de Arturo Zaldívar, carece de la capacidad para ser un diseñador de leyes de altos vuelos y a lo más se le puede calificar de un zurcidor de medio pelo, pues las costuras y los parches se notan a leguas.

Sin embargo, entre las habilidades que sí se le deben reconocer es la elaboración de encajes y bordados, así como sus puntadas en Tik-Tok, lo cual le asegura una buena posición en caso del triunfo de la chica de cola de caballo, al tener la posibilidad de remendar la fisura entre el bastón y el mando.

Bueno, hasta la argumentación de su carta de renuncia y sus explicaciones en las redes sociales y medios de comunicación, están mal hilvanadas y se nota le falla el pespunte a la hora de tratar de justificar sus vínculos con el cuatroteísmo, pues de acuerdo con la ley no puede ocupar un cargo hasta dos años después de su renuncia.

De acuerdo con información publicada en algunos medios de comunicación, la entrevista entre Arturo Zaldívar y Claudia Sheinbaum ocurrió un día antes de la renuncia del ministro de la Corte, dejando constancia de que el bordado fino no está en el ADN morenista.

Así, queda claro testimonio del interés del presidente sin nombre y sin palabra de que su sucesión se haga a hachazos y tijeretazos, como le gusta.

He dicho.

 

EFECTO DOMINÓ

La unidad del oficialismo se cuartea, incluso antes de la designación de los candidatos a las gubernaturas. Este miércoles, diputados afines al gobierno se unieron a la oposición para demandar se incluyan fondos, en el presupuesto 2024, para levantar a Guerrero, luego de los estragos causados por el huracán Otis.

 

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