PULSO

 Eduardo Meraz

 Como dice el clásico, en una manifestación de «nado sincronizado», en la prensa se desgañitan por la ausencia de una campaña tradicional por parte de la aspirante presidencial de la alianza opositora, cuando su propia nominación se dio vía un camino no trillado.

Fieles a los apegos del tradicionalismo político-partidista, los supuestos expertos desean forzar un esquema ya rancio en la forma de hacer proselitismo, en tiempos de redes sociales e inteligencia artificial.

Lo mismo opinaban cuando los partidos de oposición no nominaban a sus posibles candidatos, cuando el oficialismo llevaba ya dos años de activismo, alentados e impulsados desde Palacio Nacional.

Si les hubieran hecho caso a estas sugerencias bienintencionadas, los potenciales candidatos habrían sufrido del bombardeo inmisericorde del presidente palaciego y sus granjas de bots.

En cambio, ante el yerro involuntario del habitante temporal del palacete, emergió Xóchitl Gálvez, quien ha sabido aprovechar los descuidos del cuatroteísta mayor para lograr mayor impulso a su candidatura.

Y esa colaboración, sin querer queriendo del oficialismo se mantiene, si se toma en consideración que la presencia en medios de la chica de la cola de caballo, los conflictos por los aspirantes a gubernaturas y los reclamos de Marcelo Ebrard, en nada mella los pasos de Xóchitl.

Apresurar, en el marco de la tradición, la campaña no campaña de la aspirante del Frente Amplio por México  es no entender que estamos frente a una candidata y una alianza opositora antes impensada.

El también inédito involucramiento de la sociedad civil, ya sea de manera individual o no agrupada en alguna asociación representa una variable a tomarse en cuenta.

De igual manera, pocos de los expertos reconocen la intención de Gálvez por lograr cercanía con sectores populares, táctica ampliamente utilizada por el ahora titular del ejecutivo durante más de una década, mientras Claudia Sheonbaum se aferra al esquema del acarreo.

El modelo naftalino del oficialismo, tan añorado en días recientes por los supuestos expertos, en 2021 mostró rendimientos decrecientes y la tendencia es declinante.

Dentro de ese mecanismo, las encuestas pierden prestigio y declinan su influencia en el estado de ánimo del electorado. Sin embargo, los supuestos especialistas las utilizan como referente para reclamar a Xochitl vuelva al pasado y no les complique el análisis.

Con seguridad, en los próximos días seremos espectadores de un proselitismo de parte de Xóchitl Gálvez sin igual, para desencanto de los tradicionalistas.

He dicho.

EFECTO DOMINÓ

El «silencio de los inocentes» de los líderes cuatroteístas sobre la guerra entre Israel y Hamas es estruendoso.

[email protected]

@Edumermo