• El sonido de la armónica anuncia su paso.

En el corazón de Xochimilco se instala un puesto que resalta de entre todos. Se trata del espacio de Misael González quien pertenece a la cuarta generación de afiladores, desde su bisabuelo.

Todos los martes, jueves y sábados se instala desde las nueve de la mañana a las cinco de la tarde para devolverle el brillo y el filo a cuchillos, machetes, tijeras y todo tipo de utensilios metálicos que requieran del servicio.

Misael explica que el origen de este oficio data del siglo XVII, en España, donde inventaron una especie de rueda con esmeril para afilar y desde entonces los herreros o carpinteros iban de provincia en provincia afilando las herramientas que en ese momento se utilizaban para corte.

Este oficio requiere de precisión y paciencia. “Los cinco sentidos deben estar al cien por ciento, pues se tienen en la mano herramientas que pueden causar algún accidente” dice.

Actualmente, por las calles de Xochimilco se puede escuchar el sonido de una armónica que anuncia la presencia del afilador. Al instante, las amas de casa o chinamperos se acercan con sus utensilios de corte para sacarles filo.

Los costos por el servicio dependen del tamaño de la herramienta y van desde los 20 hasta los cien pesos.