Por Eduardo Reynoso, socio director de JedAIs, empresa de capacitación y certificación de Inteligencia Artificial.

La inteligencia artificial generativa es una herramienta empresarial indispensable: cada vez más empresas la en sus operaciones diarias

En 2023, solo el 37% de los líderes empresariales empleaba la IA semanalmente. Esa cifra se incrementó al 72% en 2024. Las percepciones negativas, como la preocupación y el escepticismo, disminuyen ahora a medida que los responsables de la toma de decisiones exploran cómo esta tecnología en evolución puede ayudar a sus empresas a mejorar.

Hoy, la IA generativa se implementa ampliamente en todas las funciones, incluso en departamentos como marketing y recursos humanos que inicialmente tardaron más en adoptarla. El mayor uso se encuentra en la redacción y edición de documentos y propuestas, con 64%, seguido de cerca por el análisis y la analítica de datos, con 62%. Otras funciones de alto uso incluyen servicio y soporte al cliente (58%), detección y prevención de fraudes (55%) y pronóstico y planificación financiera (53%).

A la par, se cierra la brecha entre las dos creencias extremas sobre que la IA. Deja de ser un presagio de fatalidad, pero, al unísono, deja de ser una puerta de entrada a la utopía.

Esto es: a medida que las personas se familiarizan más con esta herramienta, están más dispuestos a experimentar con la IA mientras comprenden sus limitaciones, incluida la información falsa conocida como alucinaciones.

Los participantes de la encuesta citaron la precisión, el sesgo, la privacidad de los datos, la integración del equipo y la ética como sus principales preocupaciones.

Podemos asegurar que el peligro es aceptar cualquier cosa que la IA generativa diga.  Necesitamos construir sistemas para verificar los hechos.

Hasta ahora, tenemos la certeza de que las organizaciones experimentarán con la IA para descubrir cómo funciona mejor para ellas. A medida que evolucione, también lo harán otras tecnologías necesarias para hacerlo más utilizable y práctico, como la interfaz de voz.

No creemos que el problema de las alucinaciones se resuelva del todo, pero está claro que ya se genera un progreso masivo. Es necesario aprender a usar esta tecnología y desarrollar la innovación complementaria.

Asimismo, vale analizar que, aunque la IA presenta un desarrollo de décadas, los rápidos avances de los últimos años marcan el comienzo de una nueva era, una en la que las transiciones serán mucho más rápidas que, por ejemplo, los 40 años que tardaron las fábricas en pasar de usar máquinas de vapor a usar electricidad.

No en cano nuestra era se llama exponencial por la rapidez de adopción de la IA, concretamente la generativa. La “evangelización” tecnológica implica aprendizajes que permitan imaginar hasta dónde podemos llegar. En este proceso, no podemos soslayar ya el uso de IA. Estamos inmersos en una gran revolución tecnológica en la que la IA juega un rol esencial y, por sus enormes implicaciones en distintas industrias, requiere capacitación formal e incluso certificación internacional.