PULSO

Eduardo Meraz

Por si no le alcanza la autopromoción para ganar la encuesta digital -dedazo-, al negarle la gente la confianza que él tampoco otorga, el secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, puede recuperar la frase futbolera: «es culpa de Layún».

El aún jugador en activo del América, junto a los exfutbolistas Giovanni dos Santos y Braulio Luna lanzaron a las redes sociales sus penas al viento y decidieron mandar un mensaje de aliento al responsable de la política interior.

Como muchos no estuvieron muy «Agusto» ni quieren que siga otro «López» al frente del gobierno, pues quienes con ese apellido han ocupado esa alta responsabilidad, han defraudado a los ciudadanos al dejar de herencia una nación dividida y en peores condiciones a cuando asumieron el cargo.

Esta campaña con tintes futboleros, le salió de la patada al primo, paisano y salvaguarda de propiedades del presidente totalmente Palacio Nacional, por lo cual hubo de recular en su intentona de granjearse a los votantes, sobre todo por no contar con el mismo apoyo otorgado por el mandatario a la chica de la cola de caballo.

El tono de humildad del comunicado de don Adán Augusto, contrasta con la soberbia con la cuál trata a los ciudadanos que acuden a solicitar su intervención para solucionar conflictos o cubrir necesidades ingentes. Modito muy parecido al de su paisano, el cual usan con frecuencia para evadir responsabilidades.

Las pintas de bardas y los promocionales tiktokeros con futbolistas venidos menos o ya retirados, carecen de la imaginación sureña tan presumida por López Hernández, si se le compara con el despliegue de recursos de Claudia Sheinbaum, para quien la ilusión viaja, si no en tranvía, sí en Metro.

Pero no todo es culpa de Layún. La campaña no compaña del titular de Gobernación va acorde con su personalidad: gris, escabrosa, como hecha a la fuerza y únicamente para darle sentido a su carácter de corcholata.

Lo suyo, hasta el momento, es desempeñarse en las penumbras, entre sombras, sin muchos reflectores, pero estableciendo acuerdos, pactos y alianzas forzados u obligados con integrantes de los poderes fácticos, típicos y atípicos.

Sus logros al frente de la Secretaría de Gobernación han sido poco pulcros; ha debido recurrir a prácticas poco civilizadas y hacer del chantaje -ya sea con premios o castigos- una de sus principales herramientas de negociación.

El uso frecuente de este recurso es el aspecto donde tiene mayor afinidad con el presidente sin nombre y sin palabra y tal vez la ventaja que tiene Adán Augusto sobre las otras tres corcholatas; método garante de la continuidad del cuatroteísmo lopecista.

A la escuadra del Palacio de Covián, le gusta jugar al contragolpe, pero su muro defensivo muestra grietas en derechos humanos, diálogo con la oposición, mal trato del balón hacia medios de comunicación, por lo cual Miguel Layún y compañía tiktokera están lejos de ser la solución creativa para levantarse con la victoria morenista.

Una derrota presidencial guinda sería culpa de Layún y del innombrable director técnico.

He dicho.

 

EFECTO DOMINÓ

Por esas cosas inexplicables e incongruentes de la política, quien hizo del cochupo y las aportaciones extralegales su modus vivendi, Delfina Gómez, ahora asegura acabará con la corrupción en el estado de México. Su pasado la condena.

 

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