Por Alan Ramírez Flores, CEO de Coperva

La financiación limitada, planta de personal pequeña aunque intrépida y productos no probados, o incluso inexistentes, son características de la mayoría de las nuevas empresas. Todas ellas tienen que ser creativas solo para despegar.

Sin embargo, ser pequeño tiene dos grandes ventajas: adaptabilidad del producto a alta velocidad y contacto cercano con los clientes. Incluso, tener poca financiación significa que no es una opción tirar dinero ante cualquier problema que surja.

Estar convencido de una gran idea es crucial para que una empresa despegue. Pero la certeza también puede limitar la flexibilidad. Una startup tiene que cuestionar todo sobre sí misma, desde los matices del desarrollo de productos hasta las preguntas existenciales centrales sobre si el negocio incluso resuelve un problema que vale la pena.

Entonces, ¿cómo descubre un empresario las preguntas correctas para hacer? Una forma es utilizar la restricción de un personal pequeño como una ventaja. La mayoría de las startups no tienen más remedio que estar cerca de sus clientes.

Es crucial observar cómo las personas interactúan con un producto. Esto puede llevar a resultados no imaginados y descubrir cómo la propuesta de valor resuena con los consumidores o si no se preocupan por el producto en absoluto.

Una gran ventaja que las startups tienen sobre las empresas establecidas se deriva del tamaño y las limitaciones de financiación. En ausencia del presupuesto requerido para contratar un equipo de Investigación y Desarrollo, los propios fundadores pasan tiempo en el campo para recopilar información. Se interactúa con los clientes todos los días, hablan con ellos y escuchan los comentarios del mercado, todo el equipo escucha.

En cambio, cuando la información del cliente llega al departamento de innovación de una gran empresa, generalmente se presenta como resultados de encuestas estadísticamente significativos y miles de personas se convierten en una voz sintetizada de algún arquetipo de cliente artificial. Es una aproximación, una síntexis, no un consumidor real.

Aunque es útil para las empresas establecidas, ese tipo de datos sintetizados y humanizados es menos valioso para los empresarios durante las primeras pruebas respecto a escuchar las voces de los clientes potenciales que utilizan el prototipo.

Esta retroalimentación puede dar pistas a la empresa sobre las motivaciones, emociones y comportamientos del usuario y puede revelar la verdadera utilidad del producto en cuestión. Es el oro molido que todas las empresas, de cualquier tamaño y sector, requieren para mantener la vigencia y mejorar su posicionamiento de mercado.

En un momento en el que los mercados se vuelven impredecibles y cambian de manera continua, es necesaria la agilidad de acciones y decisiones que las startups suelen estructurar más fácilmente, pues de manera natural se opta por organigramas más horizontales y son menores los silos impuestos a lo largo de la cadena de producción.