• La Artritis Reumatoide afecta a más de 18 millones de personas en el mundo. En México, se calcula que entre 1 y 2 de cada 100 personas sufren de esta enfermedad inflamatoria y autoinmune.
  • En la actualidad, existen tratamientos eficaces que permiten controlar los síntomas, ralentizar la progresión de la enfermedad y mejorar la calidad de vida de quienes la padecen.

 La Artritis Reumatoide, es una enfermedad crónica y autoinmune que afecta a más de 18 millones de personas en el mundo. En México, se estima que el 1.5% de la población vive con ella, lo que la convierte en un problema que requiere atención prioritaria.

Esta enfermedad sistémica afecta principalmente las articulaciones, de manos, pies, muñecas y rodillas, provocando dolor, inflamación, rigidez y, con el tiempo, pérdida de funcionalidad. Sin embargo, en algunos casos no solo afecta articulaciones, sino que puede comprometer otros órganos del cuerpo, como pulmones, corazón y ojos, afectando aún más la calidad de vida del paciente y aumentando la complejidad de su tratamiento.

En muchos casos, la artritis reumatoide comienza a manifestarse entre los 30 y 50 años, aunque puede afectar a personas de cualquier edad; pero, más del 55 % de las personas diagnosticadas tienen más de 55 años. Este dato resalta la importancia de ofrecer un enfoque especializado en esta población, ya que el progreso de la enfermedad en edades avanzadas puede generar complicaciones adicionales si no se trata de manera adecuada y oportuna.

La Dra. Elisa Fortuño, Medical lead de inmunología en UCB México, enfatiza la importancia de la detección temprana y el tratamiento multidisciplinario. «Detectar la artritis reumatoide en una etapa temprana, marca la diferencia entre una vida con limitaciones físicas y una vida activa y funcional. El diagnóstico temprano permite iniciar tratamientos que no solo alivian el dolor, sino que también previenen daños irreversibles en las articulaciones”. En ese sentido, la doctora complementa: “es crucial que los pacientes busquen atención médica ante los primeros signos de dolor, inflamación o rigidez persistente en las articulaciones.»

Además de las afectaciones físicas, la artritis reumatoide tiene un impacto profundo en la salud emocional y mental de los pacientes. La cronicidad de la enfermedad y las limitaciones que impone en la vida cotidiana pueden generar ansiedad, depresión y un deterioro general en la calidad de vida. En este sentido, la sensibilización y el apoyo psicológico también juegan un papel crucial en el tratamiento integral del padecimiento.

La artritis reumatoide es una enfermedad inflamatoria y autoinmune, lo que significa que el propio sistema inmunológico, que normalmente nos protege de infecciones y enfermedades, ataca por error los tejidos sanos del cuerpo. Esta reacción anómala genera inflamación en las articulaciones y puede provocar daños permanentes.

«Hoy el tratamiento consiste de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE), analgésicos, fármacos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FARME) y terapias biológicas. La rehabilitación, cuando se lleva a cabo de manera adecuada y continua, puede proporcionar un alivio significativo, mejorando la movilidad y reduciendo el dolor en los pacientes, y generando un impacto positivo en el día a día de quienes padecen de esta enfermedad”, señaló la Dra. Fortuño.

A pesar de ser una enfermedad incurable, los tratamientos disponibles han demostrado ser eficaces para controlar los síntomas, ralentizar el progreso y mejorar la calidad de vida de los pacientes. En el marco del Día Mundial de la Artritis Reumatoide, es imprescindible reconocer la importancia de la detección y tratamiento precoz como las claves para hacer frente a esta enfermedad.