Por Antonio Ortíz Vázquez, Presidente de Forjadores de México, A.C
Asumimos que los sistemas de trabajo híbrido conformarían lo mejor de los dos esquemas de trabajo: in situ y de manera remota. Sin embargo, el teletrabajo presenta un “vicio” que echa por tierra sus bondades de un mejor equilibrio entre vida personal y profesional porque “come” mucho tiempo en reuniones inútiles.
El cambio al trabajo remoto para muchos trabajadores de oficina al comienzo de la pandemia, primero condujo a un aumento de la productividad, especialmente al reducir los tiempos de viaje. Sin embargo, también afecta el bienestar y la productividad en los últimos dos años, tanto positiva como negativamente.
Por ejemplo, el número promedio de reuniones aumentó 7.4% de junio de 2020 a diciembre de 2021. También se encontró que las personas pasaron más horas en reuniones de baja calidad, definidas como reuniones en las que los participantes realizan múltiples tareas, se reservan dos veces en reuniones o tareas de la competencia, o están acompañados por otra persona con un rol similar.
Las reuniones de baja calidad a menudo se traducen en menos productividad y los altos niveles de multitarea pueden aumentar el estrés.
Ahora, la capacidad de trabajo se capturó en función de cuatro factores: satisfacción con la vida y el trabajo, niveles de ansiedad y estrés, energía laboral y equilibrio entre la vida laboral y personal.
En general, los empleados que trabajan más tiempo pasan tiempo en reuniones de más baja calidad y tienen niveles más altos de multitarea, que se asocian con peores resultados, incluida una disminución en el equilibrio entre vida laboral y personal y baja calidad del trabajo.
Si, Más trabajo fuera del horario laboral afecta predominantemente el sentido de compromiso laboral, pero no tiene un impacto real en la productividad y calidad del trabajo. El aumento de las horas de enfoque, asimismo, si afecta los resultados del trabajo, pero no el compromiso laboral.
Así, el trabajo remoto o híbrido mejora el bienestar de algunos trabajadores, pero no de otros, por lo que el “enfoque general” de las reglas del lugar de trabajo, como exigir que los empleados entren en la oficina durante un número determinado de días o bajo condiciones específicas no muestra buenos resultados.
En cambio, aumentar las horas de “enfoque” es benéfico para los empleados senior que necesitan concentrarse en tareas más complejas, pero disminuye entre los empleados junior que desean más interacciones sociales en lugar de trabajar aislados de su equipo.
Bajo tales resultados es conveniente mencionar que en lo único que podemos concordar es que las reuniones innecesarias o “mata tiempos” no inciden en un mejor trabajo y si representan una potencial fuente de estrés y agotamiento laboral.
En sí, convendría analizar por cada persona y fuente de trabajo como generar proyectos laborales que les permitan ser más productivos. Esta tarea, por supuesto, no será inmediata y el escenario de acierto y error se replicará al menos en lo que resta del año.