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Casi 160,000 personas acudieron al Museo Nacional de Antropología durante la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia

Con la premiación del “Encuentro de bailadores de danzón”, organizado por la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el marco del XIX Foro Internacional de Música Tradicional, así como con la presentación artística de Son 14 del Tiburón Morales, esta tarde concluyó la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH).

Desde el foro artístico, instalado en el patio del Museo Nacional de Antropología (MNA), el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, celebró el cierre exitoso de 11 días de actividades académicas, editoriales, culturales y artísticas.

El antropólogo señaló que la FILAH se celebra para honrar una de las tareas encomendadas al INAH por el Estado y la sociedad mexicana, que es la difusión de la antropología, la historia y todas las disciplinas que se ocupan del cuidado del patrimonio cultural.

Destacó que esta feria ha sido la de mayor número de visitantes en su historia, con cerca de 160,000 personas, que acudieron al Museo Nacional de Antropología (MNA) durante los días de feria. El INAH es una institución de servicio, agregó, y su labor debe ser apreciada y disfrutada por todos; por ello, el Instituto cuenta con el MNA, uno de los más visitados del país, el cual este domingo tuvo una afluencia histórica que superó los 57,000 asistentes.

«Esta FILAH fue una verdadera fiesta del conocimiento, la reflexión crítica, la música, el canto y el baile; no hay una feria del libro más especializada en todo el continente americano como esta”, aseguró.

Asimismo, el evento literario organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH, alcanzó cerca de 750,000 reproducciones en redes sociales, gracias a las más de 180 transmisiones en vivo realizadas en su mayoría por el canal oficial de YouTube: INAH TV.

La coordinadora nacional de Difusión del INAH, Beatriz Quintanar Hinojosa, agradeció al comité académico, aliados, colaboradores y a las diversas áreas del INAH que hicieron posible la 34 FILAH, así como al personal de las editoriales participantes, el equipo técnico, las y los talleristas, al staff de producción, artistas y trabajadores del MNA.

“Gracias a todos, pero principalmente al público que son la pieza más importante, su presencia e interés son la tinta y el papel que hacen posible este gran libro que llamamos FILAH”, expresó.

Durante la 34 FILAH, la cual tuvo como invitados a la República de Cuba, al estado de Sonora y a la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), se realizaron más de 150 presentaciones editoriales, 21 conversatorios, 77 talleres, 54 presentaciones artísticas y se proyectaron 45 películas de corte antropológico (16 largometrajes y 29 cortometrajes).

Las actividades transmitidas por las redes sociales y también vía satélite, gracias a la colaboración con Canal 22, fueron sintonizadas desde países como Cuba, Colombia, Chile, Estados Unidos, Argentina, Colombia, Perú, Guatemala, Bolivia, Brasil, España, Italia, Alemania, India, Filipinas y Japón.

En el marco de esta feria editorial, la cual reunió a 84 expositores, se entregó el Premio Antonio García Cubas y tuvieron lugar 12 foros académicos; además de seis exposiciones, la segunda edición del Festival de Cine Antropológico y la entrega del “Venado de plata” a los ganadores del tercer concurso “Miradas sin tiempo”.

También se rindieron homenajes a Miguel Barnet y Eusebio Leal, de Cuba; y a los mexicanos: José del Val, Enrique Florescano, Alicia Barabas, Miguel Bartolomé, Rubén Cabrera Castro, Angelina Macías Goytia, Patricia Hernández, Beatriz Braniff, Arturo Oliveros y Lombardo Ríos.

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Centenar y medio de rostros revelan la pluralidad étnica de Sonora y de Cuba, en el Museo Nacional de Antropología

El cruce de miradas entre la antropología y el arte de la fotografía han dado como resultado un proyecto que celebra la diversidad étnica de Sonora, cuya riqueza multicultural es poco conocida y tomada en cuenta, pero que ahora se hace visible en la exposición de 75 rostros, captados por Ricardo León.

Enfrente, otras 75 imágenes de la gente de Cuba, registradas por la lente de Julio Larramendi; la mezcla de españoles y africanos, con influencias de aborígenes y salpicada de apellidos franceses y ojos achinados, nos muestra la nación caribeña. Ambas muestras se pueden disfrutar en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Nacional de Antropología, en el marco de la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH),  las cuales  permanecerán hasta diciembre de 2023.

Presentada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Rostros de la diversidad es resultado de un recorrido en el que su autor ratificó que Sonora es un estado variopinto: “Lo que aprendí en este viaje es que es multicultural, tiene una riqueza particular y poco tomada en cuenta”, dice Ricardo León, sonorense hijo de español y madre mexicana de ascendencia estadounidense, quien confiesa que desde temprana edad se ha preguntado cuál es su identidad, sin que nadie le dé la respuesta.

Esa inquietud lo llevó a trabajar esta serie, al lado del antropólogo Alejandro Aguilar Zeleny, investigador del Centro INAH Sonora, estudioso de los pueblos originarios de la entidad, desde hace más de 30 años.

“Viajamos no solo para hacer fotografías, sino para comprobar que Sonora es sumamente diversa, con una inmigración importante: fuimos al norte del estado, en colindancia con Arizona y Nuevo México; al sur, al valle del mayo, en colindancia con Sinaloa; a la parte centro, donde está la sierra Madre Occidental; luego, bajamos al desierto, hasta San Luis Río Colorado, que es frontera con Baja California y Estados Unidos”, narra el fotógrafo.

“Al sur, estuvimos en Fundición, el territorio macurawe o guarijío, y en Álamos, con una población diversa y con gran presencia estadounidense, entre otras influencias; en la región de Cúpare, con los mayo yoreme; en la sierra media, con ópatas, de origen pima, ya casi desaparecidos; en la región de Yécora, en colindancia con Chihuahua, donde está la población o’ob o pima, y en Hermosillo, con personas de diferentes orígenes”, dice por su parte el antropólogo Alejandro Aguilar Zeleny.

Descendientes de pueblos originarios sonorenses: mayos, yaquis, comca’ac, o’ob, tohono o’odham, guarijíos, ópatas, kikapúes; migrantes indígenas de otros estados del país: triquis, tojolobales; así como de otras nacionalidades y sus generaciones sucesivas: españoles, franceses, chinos, armenios, estadounidenses, que cohabitan en esta entidad, se registraron del mismo modo: “A todas las personas las vi de la misma manera, con el mismo respeto, el mismo tratamiento fotográfico, forma de aproximarme y de crear el ambiente”, destaca Ricardo León.

El recorrido museográfico es un mosaico de diversidad, seleccionado dentro de un acervo de 300 imágenes. Son retratos femeninos y masculinos de distintas edades, en cuyos rasgos está escrita la mezcla de razas, presentados en gran formato, con el punto focal en sus miradas y sin contexto, sobre fondo negro; las imágenes fueron captadas con profundidad de campo: “Un largo que neutraliza cualquier distracción”, explica el autor.

Por su parte, La cubanía surge sobre una tierra fértil de naturaleza exuberante, en el crisol de tradiciones importadas y recreadas, religiones adoptadas en cultos sincréticos y nuevas costumbres adquiridas, dice Julio Larramendi quien, con sus imágenes, busca respuesta a cómo son los cubanos de hoy, qué les gusta y disgusta, cuáles son sus penas y alegrías. Su trabajo es un intento por mostrar algunas pinceladas de la cubanía, esa expresión de la identidad que reúne sentimientos y valores que reflejan el ser cubano. El reto fue evitar lo anecdótico y lo casuístico, la visión folclórica y turística, el extremo ácido y edulcorado, dice.

Las imágenes fueron tomadas en el transcurso de los últimos años, recorriendo todo el país caribeño, compartiendo con la gente en calles y mercados, en los surcos y fábricas, pueblos y ciudades, las cuales también forman parte de una colección mayor, reunida en un libro en preparación, bajo el mismo título.