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ABANICO/ ¿Quieres ser influencer?
Por Ivette Estrada
Primero fue el glamour y un deseo acendrado de lograr gran visibilidad lo que convirtió a los influencers en las profesiones más deseables. El dinero jugó un rol esencial en catapultar esta actividad respaldada por marcas de distintos sectores económicos.
Las cifras respaldaban tal decisión: Las empresas ganan aproximadamente 5.78 por cada peso gastado en marketing de influencers, el 69% de los consumidores confía en sus recomendaciones, 50.2% de los consumidores realizó una compra después de ver un producto promocionado por un influencer y 63% de los usuarios interactúa con contenido publicitario creado por influencers.
Pero “los magos del mercado” ahora se transforman. Ya no es el azar lo que los posiciona entre los consumidores, apariencia, personalidad y una atracción abstracta y muchas veces inexplicable lo que los vuelve “famosos”.
En este momento, los símbolos falsos de poder, como apariencia, relaciones o dinero, se diluyen para posicionar la verdadera credibilidad en grupos específicos de consumidores.
Hoy los influencers ya no son solo promotores de marca ni “amplificadores” digitales, sino aliados estratégicos que nos exigen escuchar a las audiencias antes de hablar, colaborar con comunidades antes de imponer, y construir conexiones desde la autenticidad y la transparencia, asegura un estudio de ThinkY, primera agencia de Influencer Marketing Creativo.
La agencia marca una diferencia sustancial en la mercadotecnia de influencia: ya no es un canal, es un ecosistema creativo, cultural y estratégico.
Ahora, el influencer debe tener la capacidad de generar impacto cultural que se traduce en resultados de negocio. Debe actuar como puente entre comunidades, creadores y marcas, transformar distintos lenguajes, así como códigos en tendencias capaces de detonar campañas memorables además de exitosas.
Las audiencias comienzan a mirarse como microcomunidades con códigos, referentes y lenguajes propios. Por ello se requiere crear perfiles de audiencias segmentadas quirúrgicamente”. Deben considerarse datos para generar un impacto cultural.
Hoy, cada influencer es elegido, además de sus números, por su capacidad de activar comunidades reales.
La creatividad ya no está solo en el spot o anuncio publicitario breve, generalmente en formato audiovisual. Está en el feed infinito o estrategias donde los usuarios pueden desplazarse sin límite por contenido recomendado o publicado y en la diversidad de comunidades de seguidores apasionados por una marca así como en la conversación junto a múltiples comunidades de interés.
Lo importante ahora no son los números de vibes, checklists, clics ni likes. Es construir alianzas profundas impulsadas por data y lideradas por la cultura. Y em esta meta existen dos elementos insoslayables ahora: la autenticidad y congruencia, ADN de la credibilidad.

Por Ivette Estrada
¿Cómo transitar de jefe a líder? Esta pregunta campea los ámbitos corporativos desde hace muchos años. Tradicionalmente, dadas las calificaciones, remuneraciones y recompensas, el desempeño profesional individual lo era todo. Muchos perciben el trabajo en equipo como una “monserga”: todo realmente dependía de uno mismo.
Pero cuando se asciende a una gerencia por primera vez, la perspectiva cambia radicalmente; ya no es la visión individual la que impera, sino que gran parte de la evaluación es que rendimiento y resultados presenta el equipo de trabajo que se encabeza.
Hoy, hasta el 20 por ciento de los gerentes primerizos hacen un mal trabajo según sus subordinados directos. Incluso el 26 por ciento de los gerentes primerizos dicen que no se sentían listos para liderar a otros. Es revelador que casi el 60 por ciento de esos líderes primerizos dijeron que nunca recibieron ninguna capacitación cuando asumieron el papel de liderar a otros.
¿Qué desafíos enfrentan los nuevos líderes?
El primer problema es que están acostumbrados a hacer todo por sí mismos. De hecho, confían tanto en sus propias capacidades que dudan en delegar tareas, pues saben que otras personas probablemente tardarán más en realizar el trabajo.
El segundo problema es la microgestión. Aunque los gerentes primerizos saben que se espera que deleguen, verifican una y otra vez todo lo que hace cada miembro del equipo. Asumen que esto es una señal de compromiso con el equipo, pero en realidad resulta desmoralizante.
En tercer lugar, incluso cuando un nuevo gerente conoce la importancia de desarrollar a los demás, todavía se enfoca en quedar bien con su jefe. Entonces suele recopilar información del equipo y hace la presentación por sí mismo.
Los siguientes consejos son fundamentales para los gerentes primerizos y los líderes que los apoyan, asesoran y entrenan. Se parte de redefinir el liderazgo como la capacidad de influir en los demás. Es el liderazgo basado en valores que se construye con autorreflexión, perspectiva equilibrada y humildad genuina.
La autorreflexión, es la práctica de dar un paso atrás, filtrar el ruido y las distracciones, y hacerse preguntas para obtener claridad sobre sus valores, prioridades y objetivos, y determinar, incluso, lo que más importa.
La perspectiva equilibrada es recabar opiniones de otros sobre la mejor manera de abordar un proyecto, así como a la interacción con personas que tienen puntos de vista diferentes y contradictorios.
Asimismo, la humildad genuina aparece con la convicción de que las mejores ideas pueden provenir de cualquier parte. Para despertar tal creatividad y cooperación dentro de su equipo, los gerentes deben aprender a motivar a los demás y saber que, cuanto más se sientan vistas y escuchadas las personas, más motivadas estarán para hablar y ofrecer su opinión.
Estos tres elementos permiten la metamorfosis de jefe a líder.
ABANICO/ Mitos que enceguecen

Por Ivette Estrada
Una mentira que se repite infinidad de veces no se vuelve verdad…o si: al creerlo y actuar en consecuencia. Esto ocurre con el talento. Cuando se hizo evidente que no podía comprarse, lo alejaron de todos con una mentira: es inaccesible, naces o no con él. No aspires a poseerlo.
La meritocracia se pulveriza con afirmaciones como: «Yo no nací con eso», «lograr tal cosa no es lo mío», «si intento hacer algo parecido, quedará forzado y la gente lo notará» y un largo etcétera que nos remite al no poder, al intento infructuoso, al rotundo fracaso.
Ocurre en infinidad de áreas esa negación primigenia que impide lograr metas y avanzar. Resulta muy obcecada en las habilidades sociales que cobran relevancia, paradójicamente, en la era omnicanal.
Es hora de desmitificar tres “axiomas” que prevalecen en nuestros días.
Mito 1: «Las habilidades sociales son algo con lo que naces —o no». Esta idea corta de tajo cualquier intento de aprendizaje. Parte de una peligrosa creencia de predestinación con la que se encumbraron por mucho tiempo reyes, héroes y magos. Se consideraban “elegidos” y “sabios” por una suerte de privilegio del Creador del mundo. Pero esto es falaz.
Las grandes habilidades y dominios de competencias aparecen con el estudio y trabajo continuo. No existen “genios naturales”. Cualquier habilidad es susceptible de aprenderse.
Concretamente la comunicación, asertividad y persuasión son habilidades que se aprenden y practican. La neurociencia demuestra que el cerebro es plástico. Lo que hoy parece inalcanzable, con el entrenamiento adecuado se vuelve natural.
Mito 2: «Si fueras más extrovertido, todo sería más fácil». Pero introvertido no significa antisocial, sólo que demasiados estímulos sociales saturan.
Incluso personas muy carismáticas se consideran introvertidas: Steve Jobs, Keanu Reeves o Barack Obama. Paralelamente, alguien extrovertido puede resultar tremendamente aburrido.
El problema entonces no es la introversión, sino la falta de herramientas para comunicarse. Y esas se pueden desarrollar.
Mito 3: «Si intento cambiar, se notará que no soy yo mismo»
En una sociedad llena de apariencias, donde la credibilidad aparece flaca y casi inexistente, no debemos confundir autenticidad con falta de pericia en habilidades, como las sociales. No es engañar, fingir o aparentar. Es mostrar una mejor versión de cada uno al mostrar una mejor versión de uno mismo, con dominio de ciertas habilidades.
Ya no hay pretextos. Es momentos de comenzar a dialogar, comunicarnos, negociar y enriquecer nuestras redes sociales. Es parte de la transformación que se requiere para catapultar nuestro desempeño laboral. Si, las pericias sociales hoy son simbióticas con aquellas que creíamos habilidades insustanciales.

Por Ivette Estrada
Periodistas y comunicadores emprenden una labor que los escépticos tachan de utópica: la alfabetización mediática para eliminar los fake news y la información tendenciosa en el mundo.
La herramienta para hacerlo es la alfabetización mediática o capacidad de acceder, analizar, evaluar, crear y actuar con todas las formas de comunicación. Es lo que le permitirá a las personas navegar por los espacios digitales y reconectarse con fuentes de información de alta calidad.
En medio de infoxicación, información errónea y narrativas tendenciosas, es urgente la lectura lateral, esa comprensión del texto que se pueden enseñar en todos los ámbitos. Se prevé que genere siete resultados: Precisión, compartir el discernimiento, análisis de la fuente, cambios de perspectiva, compromiso, participación y concienciación.
La capacitación presencial sobre esta habilidad, un curso trimestral, permite discernir mejor la información verdadera de la falsa, privilegiar datos científicos y reducir la dependencia a fuentes de noticias poco confiables. También genera mayor permanencia de la habilidad respecto a los cursos virtuales de cinco minutos donde no se aumenta significativamente el discernimiento y cambio del comportamiento.
Ahora, las cohortes generacionales muestran que los Z son más susceptibles a la desinformación. Tienen más dificultades para distinguir lo real de lo falso. Curiosamente, cuanto más tiempo los participantes estaban «en línea», peor les iba en la prueba.
Al parecer, esta generación no tuvo la oportunidad en la escuela secundaria de reflexionar sobre cómo los medios afectan sus creencias, sentimientos o acciones.
Al unísono, los adultos tienen que navegar por las nuevas tecnologías, redes sociales y encontrar informes basados en estándares en una infinidad de contenidos engañosos.
Hoy se necesitan intervenciones de alfabetización mediática más sólidas y evaluadas a lo largo de toda la vida. Y quienes trabajamos en la industria de las palabras, así de amplio el contexto, requerimos invertir en herramientas de alfabetización. Requerimos blindar a nuestros lectores de la chatarrización y de datos polarizantes que sirven a intereses obscuros.
El mapa de las primeras navegaciones en un universo de información física o virtual puede comenzar con preguntas sencillas: ¿quién dice qué, por qué y cómo lo sustenta?
Somos proclives al consumo de historias conspirativas, de secrecías y teorías negras. Es posible que fundamenten los cuentos y nos atraigan las historias de espantos. Pero debe dividirse ya la falacia del mundo real para lograr mejores perspectivas, decisiones y criterios.
Las ventajas de la alfabetización mediática es que la demanda por contenidos más ricos que apelen a la congruencia, pragmatismo y alienten la igualdad, participación y sustentabilidad aumentarán.
Al mismo tiempo, periodistas y comunicadores nos blindaremos de la obsolescencia al generar historias que enriquezcan a nuestras audiencias.
ABANICO/ Duelos

Por Ivette Estrada
De manera automática tendemos a ejecutar acciones, pensamientos y emociones que encajen en moldes establecidos. Nos aferramos a ser parte de la “normalidad”, vigilamos incluso inconscientemente seguir las etapas de duelo enunciadas por la tanatóloga Kubler Ross. Queremos, en el fondo de nuestro criterio, ser “normales”, pare del comportamiento homogéneo, el de las mayorías, el de todos.
Estamos tan habituados a “no desentonar” en la sinfonía social que incluso tendemos a preguntar cuál es el tiempo adecuado de llorar una pérdida, que es lo políticamente correcto al expresar una condolencia, el tiempo pertinente de orar, incluso la vestimenta que debemos llevar a un sepelio.
En aras de lo correctos, nos olvidamos de sentir. Nos volvemos zombis, apagamos la propia humanidad e incluso los propios sentidos.
En algún momento, convencionalismos acendrados, prisas, superficialidad y apariencia nos desviaron del camino del ser para conducirnos al parecer. Y en ese olvido inadmisible del “camino del corazón”, tildamos de irracionales o locos a quienes no siguen las férreas rutas convencionales trazadas por otros.
Nos volvemos, sin percibirlo, partes de un engranaje. Y Entonces, un día encontramos que lloramos inconsolables porque olvidamos el rostro de nuestros muertos.
Los hemos tapiado de distractores diversos, hemos rehuido la conversación con ellos, abrazamos con frenesí el olvido y entonces, un día ya no los tenemos. Ignoramos verdades grandes como que el amor nunca termina, que va más allá del hilo de la vida.
La verdadera orfandad es no reconocer que la materia sólo es una parte de la verdad, que los cuerpos mentales y espirituales no son finitos, que más que el recuerdo en cada uno impera lo que cada uno de los seres que trascendieron dejaron en la vida.
Evitar el dolor lo aviva. Es la paradoja de los duelos. De ahí el énfasis de los viejos que desde siempre nos animaron a “cerrar círculos”, a dejar ir. Pero no es un proceso automático y libre de lágrimas o consciencia. Es la gratitud por legados riquísimos e innumerables, por el tiempo compartido, por las enseñanzas silentes, por los sueños que perviven y lo harán siempre.
Soy católica. Mi familia lo es. Y ahora estoy en duelo. Oró por el Santo Padre y me diento despojada y rota. Lloro y sé que está en el cielo. Pero no puedo evadir el dolor, ponerle una “Vendetta”. Y es una admisión para mí, un acto de respeto a lo que siento, a los significados que tengo de su Santidad,
Actúo “normal”. Me levanto, trabajo, río. Pero el dolor no se va. Y no trato de racionalizar nada. Estoy triste y lo asumo como parte de mi verdad.
La intensidad con la que vivimos es lo que nos recuerda que aún poseemos vida. Y muchas veces la contradicción es parte de nuestra verdad, no la que los demás tratan de tomar como fidedigna o correcta. Seamos incorrectos, disruptivos o locos. Pero seamos. No renunciemos a nuestros sentimientos y lo que somos.

Por Ivette Estrada
Creímos que era indescifrable y asumimos que sólo algunos afortunados la poseían. Hoy, cuando los expertos muestran las “entrañas” de una de las inteligencias más demandadas en la era digital, es posible que cualquiera pueda desarrollarla y enriquecer la experiencia, oportunidades y conocimiento de los otros.
La inteligencia emocional (EQ) es una comprensión de las propias emociones y de las personas que nos rodean. Representa un mapa fidedigno de cómo actuar en función de esa información.
Los cuatro componentes de la EQ son autoconciencia, autogestión, conciencia social y gestión relacional.
Representa una habilidad imprescindible del liderazgo, incluso más allá de las habilidades técnicas. Los expertos lo resumen de una manera tajante: «Puedes ser la persona más inteligente de la sala, pero no va a tener una correlación tan fuerte con tu éxito como lo hace EQ».
Ahora, ¿cómo podemos conceptualizar cada uno de los elementos que integran el EQ?
La autoconciencia es el autocontrol. Es un momento para evaluar dónde están tus propias emociones en un momento dado. Esto es importante porque cuando nos sentimos a la defensiva, agotados o estresados, las tendencias naturales afloran y solemos discutir, cerrarnos, ser iracundos o inflexibles. No solemos presentarnos de la mejor manera.
Los consejos para fomentar la autoconciencia incluyen desde simplemente respirar profundamente para conectarte a tierra hasta escribir un diario para comprender cuáles son nuestros desencadenantes.
El mindfulness es una técnica para conectar con el “aquí y ahora” que privilegia la autoconciencia.
La autogestión, por otra parte, elude a tomar conciencia y luego elegir qué hacer al respecto. A veces implica esperar, salir a caminar, haz yoga o llamar a un amigo.
Es importante recordar que la autogestión también se aplica al buen humor. Esas rachas de optimismo implican compartir el buen ánimo y hacer algo bueno para los demás. Para algunos es un acto “rejuvenecedor”.
La conciencia social y la gestión de las relaciones siguen el mismo patrón que la autoconciencia y la autogestión. Es “leer” o inferir cómo se sienten las personas, luego decidir cómo actuar en función de esa información.
Existen tres maneras de saberlos: observación, experimentación e interrogación. Esta última es la más fidedigna.
La gestión relacional, finalmente, es poner límites cuando el líder se implica en los sentimientos de alguien que atraviesa por una mala racha. No se trata de eliminar la empatía, pero si de no convertirse en terapeuta y actuar en beneficio del grupo, no de una persona.

Por Ivette Estrada
Los ciudadanos olvidan. La tecnología no.
Y bajo esa hipótesis, algunos personajes tratan de ocultar yerros pasados mediante distintas triquiñuelas como la generación de interacción falsa, manipulación de métricas y difusión masiva de contenido
Con la obsesión por alcanzar fama y notoriedad, incluso a cualquier costo, apuestan por lo efímero e ignoran la reputación. Se les puede hallar en cualquier gripo etario e incluso en lugares insospechados, como la contienda para integrar el Tribunal de Disciplina Judicial.
Aquí aparecen los dos extremos, los que tienen el síndrome de Eróstrato, el griego que incendió el Templo de Artemisa, una de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo, sólo para ser “recodado” y quienes tienen la certeza de un buen nombre y presentan propuestas claras de transformación.
¿Quiénes son unos y otros? La huella digital los señala.
Martí Batres estuvo involucrado en la venta de leche contaminada, Leche Betty, enfrentó una demanda de pensión alimenticia por parte de la madre de uno de sus hijos, participó en un homenaje al líder de la iglesia La Luz del Mundo e incluso gestionó donaciones destinadas a Turquía, tras los sismos de 2023, que nunca llegaron a su destino.
Otro de los personajes mencionados en una encuesta por GobernArte, consultoría política de México, es Jaime Santana Turral, señalado por utilizar su cargo como secretario ejecutivo de la Comisión de Disciplina en el Consejo de la Judicatura Federal entre 2019 y 2023 para presionar a jueces y magistrados.
La huella digital de Rufino H. León Tovar, por otra parte, es diametralmente apuesta a Batres y Santana.
La Inteligencia Artificial es contundente: “Rufino H. León Tovar tiene una sólida reputación digital, destaca su compromiso con la justicia y su trayectoria limpia. Su campaña para el Tribunal de Disciplina Judicial es analizada por herramientas de inteligencia artificial que evalúan menciones, sentimientos y tendencias en línea. Estas herramientas identifican su reputación como un punto fuerte en comparación con otros candidatos que enfrentan escándalos mediáticos.
“Además, León Tovar inició su campaña con ejes rectores claros, en los que busca consolidar su imagen como un líder ético y profesional”.
En suma, H.León apuesta por la reputación, mientras los encandilados por la fama apuestan por cuentas masivas falsas, automatización de interacciones, manipulación de tendencias, generación de tráfico falso o compra de seguidores y “me gusta”.
Es momento de seguir la huella digital.

Por Ivette Estrada
Cada día, una persona ve en promedio de seis mil a 10,000 anuncios, aunque sólo presta atención al tres por ciento de ellos. ¿Cómo pueden destacar las marcas para captar la atención, imaginación y bolsillo de los consumidores?
Ahí es donde entra en juego el share of voice. Se trata de una métrica crucial que utilizan las marcas de todo el mundo para evaluar sus mercados y competidores. También permite planificar sus próximos movimientos.
El Share of Voice (SOV) de una marca se refiere a su gasto en medios y se expresa como porcentaje de todo el gasto en medios de la categoría, en ese mercado, en ese canal y en ese momento concreto.
El SOV no mide el impacto de una campaña, sino si posee los medios para ser competitiva, si sus recursos están a la altura antes de entrar en la contienda.
Muchos profesionales señalan las variaciones según el canal y el sector, las diferencias entre marcas pequeñas, medianas y grandes, los efectos a largo plazo, los efectos entre canales o incluso el impacto en la elasticidad de precios de una marca.
Hay muchos matices, pero la conclusión es la siguiente: El SOV es y sigue siendo un recurso inestimable para los profesionales del marketing que planifican sus presupuestos de medios.
Así, el Share of Voice es un KPI que representa la cuota de mercado o porcentaje que tiene tu empresa sobre el total de inversión que se realiza en tu sector de negocios en términos de publicidad, promoción, marketing, entre otros.
Este es el cálculo genérico: Valor de la publicidad de tu marca / Valor de la publicidad del mercado = SOV
Puede ser utilizada como indicador en diversos contextos como las redes sociales. El cálculo del SOV como métrica de redes sociales, busca recopilar todas las menciones de los clientes donde aparece la marca en una red social determinada.
Supongamos que en el mes de marzo surgió un trending topic acerca de la elección del poder judicial donde hubo 2.000 tuits y el candidato X o una marca específica fue mencionada en 1.000. Esto nos da un Share of Voice del 50% en esta red social.
De esta forma se evalúa qué tan conocida es la marca, cómo y qué tanto se habla de ella al compararla con la competencia.
Valorar los resultados y tomar decisiones con base en ellos, es una tarea imprescindible que determinará el éxito de la campaña. Una campaña define su éxito incluso antes de ser ejecutada. Elegir las métricas adecuadas es un aspecto fundamental en la estrategia de marketing.

Por Ivette Estrada
El prometedor sector tecnológico parece inaccesible a grupos de trabajadores subrepresentados como jóvenes y mujeres. Sin embargo, la mentoría personalizada y programas que catapultan la práxis profesional se convierten en poderosos accesos a una de las industrias mejor pagadas y que mayores puestos de trabajo presentará en la próxima década.
Actualmente, sólo el 30% de los puestos de trabajo tecnológicos en todo el mundo lo ocupan mujeres. Esto a pesar de que representan la mitad de la población mundial.
Esta disparidad ocurre mientras la tecnología es la que mayores puestos laborales presentará en la próxima década. Esto presupone que las mujeres y otros grupos subrepresentados pueden perder oportunidades de trabajos bien remunerados en la tecnología.
Aunque muchas veces se cuenta con la formación profesional, existe reticencia de los líderes empresariales para contratar mujeres en el sector. Aducen “falta de experiencia” y hay dudas sobre su desempeño.
Por ello, en Polonia se creó el programa «Challenges», que requiere que los participantes trabajen en un proyecto específico, como la creación de una aplicación móvil o la ingeniería del backend de una plataforma digital. Se trabaja en equipos, las mujeres completan una serie de tareas y reciben comentarios de ejecutivos de tecnología y otros profesionales en el campo.
Para disminuir la brecha de la oferta de trabajos en el sector tecnológico, también se impulsa la mentoría individual. Ambos tipos de programas catapultan las oportunidades de las mujeres para incorporarse al prometedor sector tecnológico sin importar dónde viven o su nivel de educación.
Distintos estudios muestran que las mujeres que completaron el programa en línea tienen 45% más de probabilidades en promedio de ser contratadas para un puesto tecnológico, tanto en empresas tecnológicas como en otras con un puesto específico en tecnología.
La mejora en las tasas de contratación bajo el programa pragmático fue similar a las mujeres que trabajaron directamente con mentores durante su búsqueda de empleo. Sin embargo, la mentoría requiere mucho tiempo y recursos, tanto para las organizaciones que la dirigen como para los mentores que se ofrecen como voluntarios.
Por otra parte, vale mencionar que la cultura predominante en determinadas regiones, particularmente las más tradicionales, favorece la tutoría personalizada. Por ejemplo, las mujeres de los pueblos pequeños de Polonia tienen más posibilidades de ser contratadas para un trabajo tecnológico si reciben mentoría que si completaban el programa Challenges. Pero el programa Challenges ayuda a las mujeres que viven en las grandes ciudades más que la mentoría.
Estadísticamente los solicitantes de empleo sin títulos de posgrado se benefician más de ser asesorados o completar desafíos respecto a los participantes con títulos avanzados.
Lo ideal, en cualquier caso, es combinar la mentoría personalizada y reforzar con la instrucción en línea altamente pragmática.
Ahora, vale remarcar que la influencia de la tecnología solo se va a profundizar, lo que convierte la fuerza laboral diversa en algo primordial, tanto para brindar a las mujeres y otros grupos subrepresentados acceso a trabajos bien remunerados como para garantizar que la tecnología funcione de manera equitativa. Un sector tecnológico diverso también ayudará a construir sociedades más diversas, de ahí la oportunidad de mayor inclusión.
Estos programas se pueden aplicar no solo a las mujeres, sino a cualquier grupo de trabajadores subrepresentados que, desafortunadamente, podrían necesitar hacer esfuerzos adicionales para señalar sus calificaciones a los posibles empleadores.