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Desfile de Día de Muertos en Ciudad de México 2023 reúne a un millón 250 mil personas

Un carnaval de flores, catrinas, calaveras, danzas, bailes y comparsas que recordaron el pasado prehispánico, encabezado por los rostros de nuevas generaciones, se llevó a cabo en el Gran Desfile del Día de Muertos 2033, organizado por el Gobierno de la Ciudad de México, a través de la Secretaría de Cultura de local, el cual reunió a un millón 250 mil personas en un recorrido de 8 kilómetros, que abarcó de la Puerta de Los Leones de Chapultepec hasta el Zócalo capitalino, donde se encuentra la Ofrenda Monumental de Día de Muertos.

El Jefe de Gobierno señaló que el Gran Desfile de Día de Muertos fue un espectáculo de música, danza, arte, color e identidad nacional, con más de 4 mil participantes y voluntarios de colectivos y dependencias.

“Nuestras tradiciones rompen récords y el Gran Desfile de Día de Muertos Ciudad de México 2023 no fue la excepción. 1 millón 250 mil personas acudieron a observar este maravilloso espectáculo de música, danza, arte, color e identidad nacional, con más de 4 mil participantes y voluntarios de colectivos, pueblos originarios, centros culturales, Faros, Pilares, artistas, sonideros e instituciones. Celebramos la vida que nos dieron nuestros difuntos ancestros con la creatividad de las nuevas generaciones.”, afirmó el mandatario local en redes sociales.

Desde las primeras horas de la mañana, personas de todas las edades se reunieron en el Paseo de La Reforma y las Avenidas Juárez y 5 de Mayo para esperar el desfile, que contó con 65 carros alegóricos en los que participaron compañías, colectivos culturales, la Red de Fábricas de Artes y Oficios (Faros) y los Centros Culturales de la Secretaría de Cultura local, los Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación, y Saberes (Pilares), Ponte Pila de la Secretaría del Deporte local, además de diversos grupos musicales, entre los que destacaron los vehículos especiales del Sonido La Changa y el del Día del Bolero en la Ciudad de México, a propósito de la reciente Declaratoria de Patrimonio Cultural Inmaterial de la cultura sonidera y del Decreto del género musical, emitido en agosto pasado.

Asimismo, un carro alegórico de La Maldita Vecindad llamado «Calavera Cocodrilo» destacó la cultura de barrio propia de la capital del país, y en donde integrantes de la agrupación musical saludaron gustosos a las y los miles de asistentes al Gran Desfile.

Esta fiesta para celebrar a nuestros antepasados llevo a un viaje al pasado a la época prehispánica con comparsas monumentales dedicadas al dios del inframundo Mictantecuhtli, al dios Quetzalcóatl, a los guerreros águilas mexicas a las curanderas, a los perros xoloitzcuintles, que iban acompañados con rituales y ceremonias.

Entre aplausos y vítores llegó la comparsa de la “Noche victoriosa”, la cual fue un homenaje a la batalla en la cual los mexicas derrotaron a las huestes de Hernán Cortés en 1520. Esta representación fue acompañada de zanqueros, malabaristas y batucada, los cuales portaban disfraces con máscaras de plumas, túnicas y elementos de la cartonería.

Miles de niños mostraron su emoción tras el paso de las catrinas y una escultura especial dedicada a su creador, el caricaturista y grabador José Guadalupe Posada, autor de la icónica figura que ahora es un símbolo cultural; también se alegraron con el paso de “La lotería de la muerte”, la cual es el juego de cartas con los personajes populares de la cultura mexicana como el diablo, el catrín, la muerte, el gallo, la dama o el barril.

En el desfile también se recordaron a los héroes de la Revolución Mexicana, así como los habitantes de los pueblos que los acompañaron en la lucha por libertad; además el desfile de charros a caballo emocionó al público.

Uno de los momentos más emocionantes del desfile fue el homenaje a la cultura sonidera y los barrios de la capital con el carro alegórico del Sonido La Changa, el cual hizo bailar y gozar a los miles de asistentes.

La tradición de realizar el desfile comenzó el 2016 con el propósito de promover el patrimonio inmaterial del país y con el fin de que los habitantes y visitantes de la ciudad se apropien del espacio público.

El Gran Desfile de Día de Muertos Ciudad de México 2023, estuvo encabezado por el Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, el secretario de Turismo del Gobierno de México, Miguel Torruco Marqués, las secretarias de Cultura y Turismo local, Claudia Curiel de Icaza y Nathalie Desplas Puel.

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Karlo Romero, una entrevista para recordar

Aurora Vargas

“Soy rockero desde que di mi primer grito al nacer supe que la música la llevaba en la sangre porque desde siempre he sentido el rock en las venas porque soy sobrino de Arturo Ibarra de los Rostros Ocultos y es así como comienza mi amor y pasión por la música“. 

Karlo Romero nos habló de su música, de la experiencia de llevarla por todos lados de la sensación que produce el rock y de sus inicios musicales como rockero “donde nos habló de Rostros Ocultos y su relación con ellos y de Volvo su proyecto musical“.

¿Quién es Karlo Romero?

Yo soy Karlo Romero y tengo 44 años de edad. Y soy sobrino de Arturo Ibarra, quien es guitarrista de los Rostros Ocultos y desde que estaba en pañales vi desfilar a un sin fin de personalidades y es como nace mi amor por el rock

¿Cómo nace Volvo y que viene para Volvo?

Volvo ya era una banda que estaba fusionándose en Sonora y llega la pandemia y a mi el mundo se me cerro y pasaron diferentes circunstancias y ahí viene mi divorcio y no sabía que iba hacer ahora ….Y algo en mi alma me decía graba un disco y háblales a tus amigos. Y ahí voy hablarles a mis amigos de Hermosillo y no pasaba nada y yo soy muy creyente de Dios y algo en mi me decía que siguiera y fue cuando abro mi whatshapp y veo a mis amigos y todos me dijeron que si.

Y ahí también fue un brinco total para mi porque toda mi vida he hecho coros, pero el salto de quitarme de la batería y ponerme a cantar es como estar desnudo. Y yo digo que la vida me aventó hacia ese lado y lo estamos gozando y disfrutando.

¿Y hablando un poco de Rostros Ocultos como dejas eso?

La verdad es tormentosa la vida y a veces uno se la complica. Y la salida de los rostros fue una decisión propia por el amor y el amor es lo que ha mejorado la vida de todos mis sentidos. Y ahora me encuentro muy feliz

¿Y sabemos de Nicho Hinojosa, platícanos un poco?

So, los rostros tocaron en Mexicali y en frente del hotel estaba un letrero que decía Nicho Hinojosa y en un entrevista yo escuche que le preguntan a quien admiras y el dijo a los Rostros Ocultos. Y yo estaba chavo y yo quería fiesta y les dije vámonos a ver a Nicho y todos me dijeron ni nos conoce y entonces me fui con quien ese era momento del staff y un ingeniero y al de seguridad le doy una tarjeta de los Rostros y le dije que éramos invitados de Nicho y cuando regresa nos dice lo esta esperando. Y así lo conocimos.

Y luego con volvo grabamos lo del disco y Nicho me preguntaba que pasaba y le decía es que nuestro vocal no quiere grabarla no se que pasa y entonces Nicho me dice cuanto tiempo tiene que te saliste de los Rostros y a ver aquí en el teléfono canta conmigo. Y sabes que tienes que hacer y mándame la rola mañana. Y desde ahí supe que tenía que hacer.

¿Y cuál es el balance que tienes hasta hoy de tu vida?

Al principio tenia mucho miedo de dejar mi batería y de ese escudo que me ha acompañado durante más de 30 años, pero fue muy difícil, pero la verdad la primera vez que me subí al escenario lo hice temblando, aunque yo les decía a mis músicos vamos con todo, pero cuando subí paso toda esa magia de estar cantando y se me quito el miedo

¿Y finalmente platícanos de tu disco?

Mi disco estar por salir en un mes y muy pronto les daré más noticias

 

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Casi 160,000 personas acudieron al Museo Nacional de Antropología durante la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia

Con la premiación del “Encuentro de bailadores de danzón”, organizado por la Fonoteca del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), en el marco del XIX Foro Internacional de Música Tradicional, así como con la presentación artística de Son 14 del Tiburón Morales, esta tarde concluyó la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH).

Desde el foro artístico, instalado en el patio del Museo Nacional de Antropología (MNA), el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, celebró el cierre exitoso de 11 días de actividades académicas, editoriales, culturales y artísticas.

El antropólogo señaló que la FILAH se celebra para honrar una de las tareas encomendadas al INAH por el Estado y la sociedad mexicana, que es la difusión de la antropología, la historia y todas las disciplinas que se ocupan del cuidado del patrimonio cultural.

Destacó que esta feria ha sido la de mayor número de visitantes en su historia, con cerca de 160,000 personas, que acudieron al Museo Nacional de Antropología (MNA) durante los días de feria. El INAH es una institución de servicio, agregó, y su labor debe ser apreciada y disfrutada por todos; por ello, el Instituto cuenta con el MNA, uno de los más visitados del país, el cual este domingo tuvo una afluencia histórica que superó los 57,000 asistentes.

«Esta FILAH fue una verdadera fiesta del conocimiento, la reflexión crítica, la música, el canto y el baile; no hay una feria del libro más especializada en todo el continente americano como esta”, aseguró.

Asimismo, el evento literario organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del INAH, alcanzó cerca de 750,000 reproducciones en redes sociales, gracias a las más de 180 transmisiones en vivo realizadas en su mayoría por el canal oficial de YouTube: INAH TV.

La coordinadora nacional de Difusión del INAH, Beatriz Quintanar Hinojosa, agradeció al comité académico, aliados, colaboradores y a las diversas áreas del INAH que hicieron posible la 34 FILAH, así como al personal de las editoriales participantes, el equipo técnico, las y los talleristas, al staff de producción, artistas y trabajadores del MNA.

“Gracias a todos, pero principalmente al público que son la pieza más importante, su presencia e interés son la tinta y el papel que hacen posible este gran libro que llamamos FILAH”, expresó.

Durante la 34 FILAH, la cual tuvo como invitados a la República de Cuba, al estado de Sonora y a la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), se realizaron más de 150 presentaciones editoriales, 21 conversatorios, 77 talleres, 54 presentaciones artísticas y se proyectaron 45 películas de corte antropológico (16 largometrajes y 29 cortometrajes).

Las actividades transmitidas por las redes sociales y también vía satélite, gracias a la colaboración con Canal 22, fueron sintonizadas desde países como Cuba, Colombia, Chile, Estados Unidos, Argentina, Colombia, Perú, Guatemala, Bolivia, Brasil, España, Italia, Alemania, India, Filipinas y Japón.

En el marco de esta feria editorial, la cual reunió a 84 expositores, se entregó el Premio Antonio García Cubas y tuvieron lugar 12 foros académicos; además de seis exposiciones, la segunda edición del Festival de Cine Antropológico y la entrega del “Venado de plata” a los ganadores del tercer concurso “Miradas sin tiempo”.

También se rindieron homenajes a Miguel Barnet y Eusebio Leal, de Cuba; y a los mexicanos: José del Val, Enrique Florescano, Alicia Barabas, Miguel Bartolomé, Rubén Cabrera Castro, Angelina Macías Goytia, Patricia Hernández, Beatriz Braniff, Arturo Oliveros y Lombardo Ríos.

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Reflexionan en la 34 FILAH sobre el coleccionismo y la museología comunitaria

Con una reflexión sobre las posturas a favor y en contra tanto del liberalismo como del soberanismo aplicado a la museología y al patrimonio cultural, inició el VI Coloquio de Conservadores del Patrimonio Cultural, en el marco de la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH),.

Organizado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), el evento abrió su programa académico con la participación del académico de la Universidad Autónoma de Madrid, Manuel Burón Díaz.

En diálogo con el profesor de la Escuela Nacional de Conservación, Restauración y Museografía, Manuel Gándara Vázquez, el panelista reflexionó en torno a preguntas eje como: ¿quién debe conservar el patrimonio?

En este sentido, se ofreció un repaso por el esquema clásico del coleccionismo y la museología de los siglos XIX y XX, “cuando el camino era la salida de los bienes culturales de sus comunidades, muchas veces de manera violenta, con rumbo a los grandes museos y centros urbanos”.

Así, algunos de los recintos europeos más visitados en la actualidad, como el Museo Británico de Londres, Inglaterra, poseen acervos que están sujetos a reclamos por parte de países americanos, africanos y oceánicos, que fueron colonias inglesas, españolas, francesas o portuguesas.

Esa misma interrogante sobre la pertenencia del patrimonio surge cuando hay algún descubrimiento arqueológico. Como ejemplo, Burón Díaz citó una serie de máscaras antropomorfas elaboradas en piedra que, en abril de 2023, fueron halladas en la provincia española de Badajoz.

Ligadas a la cultura tartésica, la cual desarrolló en la península ibérica hacia el siglo V antes de Cristo, estas máscaras continúan bajo debate sobre si irán al Museo Nacional de Madrid o permanecerán en Badajoz, ante el reclamo de la población extremeña que las asume como propias, incluso, aunque sea difícil probar que los actuales habitantes de la región tienen algún parentesco con los tartésicos antiguos.

De acuerdo con el especialista español, la corriente que contrasta con el coleccionismo es la de la museología contemporánea, dentro de la cual se pugna por la devolución del patrimonio y que, asimismo, implica la creación de nuevos tipos de museos que toman más en cuenta la interpretación dada por las comunidades a lo que ellas consideran como patrimonio.

Manuel Burón concluyó que, en el inter de estas discusiones, el rol de instituciones, como el INAH, o de las universidades, es encontrar soluciones que promuevan la confluencia entre la conservación del patrimonio y la valorización de los saberes comunitarios.

Por último, llamó a no dejar que las devoluciones de patrimonio se vuelvan herramientas ideológicas y de relaciones públicas, toda vez que, apuntó, muchas naciones que antiguamente realizaron expolios, “pareciera que buscan lavar su imagen” mediante tales actos.

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Reconocen medio siglo de contribución antropológica de Miguel Bartolomé y Alicia Barabas, en la 34 FILAH

La Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), rindió homenaje a los antropólogos Miguel Alberto Bartolomé Bistoletti y Alicia Mabel Barabas Reyna, quienes han estado estrechamente asociados a las configuraciones étnicas del país, cuyas realidades serían aún desconocidas sin los más de 20 libros y el centenar de ensayos que han legado de manera individual o compartida, en los últimos 50 años.

El director general del INAH, Diego Prieto Hernández, expresó que este reconocimiento, en el marco de la 34 Feria Internacional de Antropología e Historia (FILAH), no es solo a su amplia trayectoria académica forjada al interior del instituto, sino al espíritu de colaboración entre dos investigadores que encontraron en los pueblos indígenas, particularmente de Oaxaca, Yucatán y Morelos, un proyecto común.

“El INAH está orgulloso de la trayectoria de sus investigadores eméritos, dos colegas prolíficos, dedicados, esforzados, críticos, libres y congruentes en el ejercicio de su disciplina. La antropología mexicana y latinoamericana les deben mucho. Alicia Barabas y Miguel Bartolomé han abogado porque el reconocimiento de México como un país pluricultural en su Carta Magna, –condición que se sustenta en sus pueblos originarios− sea un pluralismo en los hechos, un pluralismo de derecho, pleno.

“Para ello, los propios pueblos deben alzar su voz, señalar su singularidad, su presencia y el respeto a su autodeterminación política y sociocultural. La primera campanada de esta asignatura pendiente fue el alzamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional, en 1994. Por otro lado, los profesionales de las disciplinas antropológicas son los responsables de dar contenido a esa pluralidad cultural, y en esta tarea de documentar, Alicia Barabas y Miguel Bartolomé han sido fundamentales”, sostuvo el titular del INAH.

En su intervención, Barabas y Bartolomé enfatizaron que todo ha sido aprendizaje desde su llegada a México en 1972, cuando arribaron con 23 y 27 años, respectivamente, procedentes de su natal Argentina. Recién graduados, empezaron “al revés”, yendo primero al campo, convencidos de la ideología del pluralismo cultural.

“Lo que aprendimos aquí, desde el principio, fue la importancia que en México se le daba a los pueblos indígenas, en ese entonces, de forma única en Latinoamérica. Estaban siempre presentes en las políticas y en el pensamiento no solo de los antropólogos, sino de la sociedad nacional. A veces de una manera no muy agradable, pero el indigenismo se ha transformado notablemente al día de hoy”, refirió Alicia Barabas.

Miguel Bartolomé extendió este agradecimiento a México y al INAH, “que nos abrió sus puertas desde un primer momento, a través del brillante académico Guillermo Bonfil Batalla. Las instituciones trascienden a los individuos, pero cada colectivo le imprime un matiz especial. Por ello, agradecemos a nuestro instituto, el habernos permitido participar y compartir con colegas en fructíferos proyectos de investigación, como el de Etnografía de las Regiones Indígenas de México en el Nuevo Milenio, el cual fue modelo a nivel internacional”.

Al moderar el conversatorio, el antropólogo Saúl Millán Valenzuela, consideró que la obra de ambos investigadores destaca por su variedad temática y amplitud de problemáticas tratadas, así como por la unidad de sus reflexiones y la constancia de sus objetivos: “situar esta obra en el horizonte de la antropología mexicana equivale a reconocer su importancia, e implica reservarle un lugar en la historia del INAH, su casa desde 1973”.

En el homenaje, celebrado en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología, distintos colegas compararon su producción intelectual con la de grandes nombres de la antropología mexicana, como Gonzalo Aguirre Beltrán, Alfredo López Austin y el propio Bonfil. Así queda manifiesto en estudios memorables: Tierra de la palabra, Utopías indias, La pluralidad en peligro, Librar el camino, Gente de costumbre y gente de razón, por citar algunas publicaciones.

El antropólogo y crítico cultural argentino, Néstor García Canclini, llamó la atención sobre la forma en que se autoidentifican Bartolomé y Barabas, “barbar”, la cual podría señalar “que nosotros (la cultura dominante) somos los bárbaros, los que no sabemos hablar, entender otros lenguajes, con su propio significado”, y no así las culturas indígenas como la maya, chatina y chinanteca, a las que se han aproximado.

Asimismo, dijo, “resulta significativo que hayan abarcado al estado pluriétnico de Oaxaca, asumiendo que la organización regional y nacional los hace vivir en situación de interculturalidad. La otra operación de estos autores consiste en practicar sus análisis con instrumentos interdisciplinarios, confrontando el saber etnográfico con los estudios y elaboraciones teóricas de las sociologías políticas, la economía y la filosofía europeas, estadounidenses, asiáticas y de varios países latinoamericanos”.

El investigador emérito de la Universidad Autónoma Metropolitana, Gustavo Lins Ribeiro, habló de la lucha política compartida con ambos en la década de 1980, contra proyectos extractivos, demostrando sus efectos sobre poblaciones locales, indígenas y campesinas.

En tanto, el profesor del INAH, Pedro Lewin Fischer, destacó las permanentes afirmaciones de Bartolomé y Barabas “por valorar el oficio etnográfico como una ruta empírica que permite entender y mostrar los diferentes rostros de la aventura humana”.

Por su parte, las antropólogas del INAH, Aída Castilleja González y Maya Lorena Pérez Ruiz, destacaron la apuesta de ambos decanos por el pluralismo cultural, convencidos de que este rebasa la simple coexistencia de diversas culturas, perspectiva que los distanció de la antropología indigenista. Al paso del tiempo, ese enfoque fue esencial para el Programa Etnografía de las Regiones Indígenas de México, del que fueron coordinadores del área de Oaxaca.

Para finalizar, vía remota, los homenajeados también recibieron mensajes de discípulos, colegas y familiares, como Cristina Quintanar, Nallely Moreno Moncayo, Luis Eugenio Campos, Juan Carlos Radovich, Jean Langdon y Carlos Bartolomé, quien manifestó el valor ético insoslayable de su hermano Miguel y de Alicia, quienes “poco antes de terminar sus primeros estudios de grado, abrazaron el estudio de campo, como el lugar no solo para producir conocimiento, sino para comprometerse con la cultura de los pueblos originarios. Ese compromiso puede verse en cada palabra escrita y cada ponencia pronunciada a lo largo de sus carreras”, finalizó.

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La ENAH participa en el desarrollo del Biobanco mexicano, la primera base de datos genómicos de escala nacional

Un grupo internacional de investigación, encabezado por el genetista de la Unidad de Genómica Avanzada (UGA-Langebio) del Centro de Investigación de Estudios Avanzados (Cinvestav), Andrés Moreno Estrada, y entre los que se encuentra el titular del Laboratorio de Genética molecular, de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), Víctor Acuña Alonzo, da origen al Biobanco Mexicano (Mexico Biobank, en inglés), la primera base de datos genómicos de escala nacional.

El biobanco alberga 1.8 millones de marcadores genéticos, pertenecientes a los habitantes de alrededor de 900 localidades del país, cuyos resultados son publicados este día en la revista Nature. En el consorcio científico participan, además del Cinvestav, instancia del Instituto Politécnico Nacional, el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), el Instituto de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán (INCMNSZ) y la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH), adscrita a la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia.

A partir de los datos obtenidos por el Biobanco Mexicano, por primera vez se muestra el panorama nacional de cómo están estructuradas las ancestrías por regiones y estados.

Por ejemplo, se puede identificar la existencia de un gradiente mayor de presencia de genes asiáticos en la zona de Guerrero y Baja California, así como raíces africanas presentes en mayor medida en Veracruz o Tabasco, además de una diferenciación genética significativa, respecto al resto del país, en la península de Yucatán y la Huasteca. En cuanto a los datos relacionados con la salud, el Biobanco Mexicano ayudó a observar que la población con mayor ancestría indígena presenta una menor variación genética.

Estos factores genéticos, junto con covariables ambientales y demográficas, fueron evaluados para estimar los factores involucrados en la variación de rasgos complejos, como la estatura, el índice de masa corporal, los niveles de colesterol, triglicéridos y glucosa, que podrán ser incorporados en estudios epidemiológicos.

El antropólogo de la ENAH, Víctor Acuña Alonzo, comenta que, a diferencia de estudios previos sobre información genética de la población mexicana, este proporciona, por primera vez, una detallada descripción de la variabilidad genética a nivel nacional. Se trata de una muestra representativa, generada a partir de la Encuesta Nacional de Salud (ENSA) 2000, realizada por el INSP, en la que se colectaron muestras biológicas y datos biomédicos de más de 40,000 adultos, de las cuales fueron seleccionadas 6,000 muestras para el análisis del ADN, equilibrando la disponibilidad de recursos y la representatividad nacional.

El Biobanco Mexicano tiene la capacidad de convertirse en una referencia poblacional para múltiples estudios genéticos futuros, no solo de carácter médico (epidemiólogo o clínico), sino también demográfico y evolutivo, al poder emplearse como muestras de controles (comparativos) en estudios de asociación a enfermedades o rasgos biomédicos.

El investigador del Cinvestav, Andrés Moreno Estrada, destaca que, actualmente, más de 95% de los participantes en estudios genéticos de asociación médica a nivel mundial son de ascendencia europea, lo que limita el conocimiento del genoma humano de otras poblaciones del mundo.

La información de ancestrías originarias de América es la que, hasta ahora, menos se ha caracterizado genéticamente a nivel mundial, es así que, en este proyecto, se procuró obtener una visión equilibrada de todas las regiones y ancestrías del país, por ello, se dio prioridad a individuos identificados como parte de una comunidad indígena, con la intención de representar lo más posible las raíces prehispánicas de la población.

Acuña Alonzo detalla que en el Laboratorio de Genética Molecular de la ENAH se realizó el análisis sociodemográfico, el cual fue necesario desarrollar para el diseño del estudio, en colaboración con el genetista Andrés Moreno Estrada y la bióloga computacional Mashaal Sohail, del grupo de investigación de Moreno Estrada. Aquí, se discutieron diferentes propuestas de regionalización en los que se tomó en cuenta la arqueología e historia del territorio que hoy es México y la historia demográfica de sus poblaciones.

Asimismo, en la ENAH se realizó la interpretación antropológica de la variabilidad genética analizada en el estudio y de las correlaciones encontradas con características físicas y datos de salud.

Cabe recordar que, en 2017, con apoyo de la Fundación Newton del Reino Unido y el Conahcyt, el grupo de investigación caracterizó genéticamente las primeras muestras de más de 6,000 individuos pertenecientes a las 32 entidades federativas del país. Cinco años después, el Biobanco Mexicano busca ser una herramienta fundamental para la investigación, tanto biomédica como poblacional, en el país. La información del Biobanco Mexicano está disponible a través del repositorio European Genome-phenome Archive.

La caracterización genética de este biobanco constituye una contribución importante para cerrar la brecha de la disparidad de datos de poblaciones poco representadas, y pone a México en el mapa mundial de estudios genómicos de gran escala, apunta el equipo.

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Centenar y medio de rostros revelan la pluralidad étnica de Sonora y de Cuba, en el Museo Nacional de Antropología

El cruce de miradas entre la antropología y el arte de la fotografía han dado como resultado un proyecto que celebra la diversidad étnica de Sonora, cuya riqueza multicultural es poco conocida y tomada en cuenta, pero que ahora se hace visible en la exposición de 75 rostros, captados por Ricardo León.

Enfrente, otras 75 imágenes de la gente de Cuba, registradas por la lente de Julio Larramendi; la mezcla de españoles y africanos, con influencias de aborígenes y salpicada de apellidos franceses y ojos achinados, nos muestra la nación caribeña. Ambas muestras se pueden disfrutar en la Sala de Exposiciones Temporales del Museo Nacional de Antropología, en el marco de la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH),  las cuales  permanecerán hasta diciembre de 2023.

Presentada por la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), Rostros de la diversidad es resultado de un recorrido en el que su autor ratificó que Sonora es un estado variopinto: “Lo que aprendí en este viaje es que es multicultural, tiene una riqueza particular y poco tomada en cuenta”, dice Ricardo León, sonorense hijo de español y madre mexicana de ascendencia estadounidense, quien confiesa que desde temprana edad se ha preguntado cuál es su identidad, sin que nadie le dé la respuesta.

Esa inquietud lo llevó a trabajar esta serie, al lado del antropólogo Alejandro Aguilar Zeleny, investigador del Centro INAH Sonora, estudioso de los pueblos originarios de la entidad, desde hace más de 30 años.

“Viajamos no solo para hacer fotografías, sino para comprobar que Sonora es sumamente diversa, con una inmigración importante: fuimos al norte del estado, en colindancia con Arizona y Nuevo México; al sur, al valle del mayo, en colindancia con Sinaloa; a la parte centro, donde está la sierra Madre Occidental; luego, bajamos al desierto, hasta San Luis Río Colorado, que es frontera con Baja California y Estados Unidos”, narra el fotógrafo.

“Al sur, estuvimos en Fundición, el territorio macurawe o guarijío, y en Álamos, con una población diversa y con gran presencia estadounidense, entre otras influencias; en la región de Cúpare, con los mayo yoreme; en la sierra media, con ópatas, de origen pima, ya casi desaparecidos; en la región de Yécora, en colindancia con Chihuahua, donde está la población o’ob o pima, y en Hermosillo, con personas de diferentes orígenes”, dice por su parte el antropólogo Alejandro Aguilar Zeleny.

Descendientes de pueblos originarios sonorenses: mayos, yaquis, comca’ac, o’ob, tohono o’odham, guarijíos, ópatas, kikapúes; migrantes indígenas de otros estados del país: triquis, tojolobales; así como de otras nacionalidades y sus generaciones sucesivas: españoles, franceses, chinos, armenios, estadounidenses, que cohabitan en esta entidad, se registraron del mismo modo: “A todas las personas las vi de la misma manera, con el mismo respeto, el mismo tratamiento fotográfico, forma de aproximarme y de crear el ambiente”, destaca Ricardo León.

El recorrido museográfico es un mosaico de diversidad, seleccionado dentro de un acervo de 300 imágenes. Son retratos femeninos y masculinos de distintas edades, en cuyos rasgos está escrita la mezcla de razas, presentados en gran formato, con el punto focal en sus miradas y sin contexto, sobre fondo negro; las imágenes fueron captadas con profundidad de campo: “Un largo que neutraliza cualquier distracción”, explica el autor.

Por su parte, La cubanía surge sobre una tierra fértil de naturaleza exuberante, en el crisol de tradiciones importadas y recreadas, religiones adoptadas en cultos sincréticos y nuevas costumbres adquiridas, dice Julio Larramendi quien, con sus imágenes, busca respuesta a cómo son los cubanos de hoy, qué les gusta y disgusta, cuáles son sus penas y alegrías. Su trabajo es un intento por mostrar algunas pinceladas de la cubanía, esa expresión de la identidad que reúne sentimientos y valores que reflejan el ser cubano. El reto fue evitar lo anecdótico y lo casuístico, la visión folclórica y turística, el extremo ácido y edulcorado, dice.

Las imágenes fueron tomadas en el transcurso de los últimos años, recorriendo todo el país caribeño, compartiendo con la gente en calles y mercados, en los surcos y fábricas, pueblos y ciudades, las cuales también forman parte de una colección mayor, reunida en un libro en preparación, bajo el mismo título.

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Rinden homenaje póstumo a Angelina Macías, la arqueóloga mexicana que abrió campo en Egipto

Como un reconocimiento a su trayectoria dentro de la arqueología de nuestro país y del mundo, en la que destacó su labor como coordinadora de los trabajos arqueológicos en la Tumba Tebana 39 (TT 39) de Luxor, en Egipto, la Secretaría de Cultura del Gobierno de México, a través de expertos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), rindió un homenaje póstumo a Angelina Macías Goytia (1937-2023).

Realizado dentro del XXVIII Simposio Román Piña Chan, actividad que forma parte de la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), dicho acto recordó los aportes de la egiptóloga a referido proyecto, el cual se realiza desde 2005, gracias a la colaboración del INAH, la Sociedad Mexicana de Egiptología (SME) y la Universidad del Valle de México.

En su intervención, el director del Centro INAH Puebla, Manuel Villarruel Vázquez, destacó la tenacidad que Macías Goytia demostró a lo largo de las siete temporadas en las que lideró el componente arqueológico del proyecto en la TT 39, entre 2005 y 2012. “Si bien al principio no fue fácil que un grupo de excavadores expertos de Luxor aceptaran recibir órdenes de una mujer, supo abrirse campo y logró, primero, que la respetaran, y luego, que la quisieran mucho, como todos nosotros”.

Sobre la TT 39, Manuel Villarruel y el especialista del Museo Nacional de las Culturas del Mundo, Gerardo Taber, señalaron que se trata de un complejo arquitectónico localizado en el llamado Valle de los Nobles, lugar de reposo de diversos faraones, consortes y nobles del Egipto antiguo.

Dicho sepulcro fue descubierto, en 1939, por los egiptólogos Norman de Garis Davies y Nina Davies. Gracias a los elementos jeroglíficos que conserva, muchos de ellos recuperados por el proyecto mexicano, ha podido descifrarse que perteneció a Puimra, sacerdote de Amón y tesorero de los faraones Hatshepsut y Tutmosis III.

De acuerdo con los especialistas, la tumba en realidad fue excavada dentro de una elevación natural, pues se creía que los montes eran pirámides naturales creadas por los dioses; de allí que los propios sepulcros de gobernantes, como Mentuhotep II, o los dos faraones citados, también se crearan a partir de una montaña, en lo que hoy es el gran complejo funerario y ritual de Deir el-Bahari.

Por su parte, la restauradora de la Coordinación Nacional de Conservación del Patrimonio Cultural del INAH, Dulce María Grimaldi Sierra, encomió el trabajo realizado por Angelina Macías para recuperar la relevancia de la ubicación estratégica de la tumba de Puimra.

Cabe destacar que la TT 39, según lo indagado por la misión mexicana, fue orientada por su creador para que su fachada mirase hacia una vía procesional que, hasta hoy, conduce al complejo de Deir el-Bahari y, de este modo, el dios llevado en andas continuara favoreciéndolo al pasar por su tumba.

Actualmente, concluyó Grimaldi Sierra, el proyecto mexicano, que encabeza la titular de la SME, Gabriela Arrache Vértiz, ha consolidado la arquitectura de la tumba, recuperado gran parte de sus decorados originales y sellado numerosos pozos de saqueo que la afectaron durante milenios.

En su etapa final, la misión avanza en la habilitación de senderos, cedularios y otros aspectos relacionados con la visita pública de la tumba egipcia.

“En el Mictlan o en la Duat, acompañando a Osiris, donde sea que se encuentre, enviamos un abrazo a la maestra Angelina Macías, confiando en que estará satisfecha de los resultados que el proyecto entregará”, finalizó Villarruel Vázquez.

 

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Inicia el XIX Foro Internacional de Música Tradicional de la 34 FILAH, dedicado a la variabilidad de género, cosmogonía, ritual y costumbre

El Foro Internacional de Música Tradicional fue creado para constituirse como una plataforma donde académicos, músicos, intérpretes, compositores, bailadores y danzantes entablen un diálogo abierto en torno a la musicalidad; en ese sentido, como parte de las actividades de la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), se inauguró la XIX edición de este evento académico.

Bajo la tema “Variabilidad de género, cosmogonía, ritual y costumbre en las músicas y danzas tradicionales”, el encuentro, organizado por la Secretaría de Cultura federal, a través del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), de la Coordinación Nacional de Difusión (CND) y la Fonoteca del INAH, tendrá lugar del 13 al 15 de octubre, de 10:00 a 20:30 horas, en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología y en el Foro Artístico de la feria.

En el acto de apertura, el director general del INAH, Diego Prieto Hernández, señaló que no se puede hacer fiesta sin música y danza, por ello, la FILAH ha contemplado, desde hace 19 años, la organización de este foro para llenar de música y baile este evento literario del pensamiento antropológico e histórico.

Acompañado de la titular de la CND, Beatriz Quintanar Hinojosa, el antropólogo sostuvo que la música es parte consustancial del ser humano; “no puede haber ritualidad y sensualidad sin música y danza, por eso, entre los mexicas, para hablar de lo bello se apelaba a la flor y al canto”.

Felicitó a la CND y a la Fonoteca INAH por la promoción del foro, así como a los integrantes de la Dirección de Etnología y Antropología Social (DEAS), cuyos investigadores se suman con sus aportaciones académicas. Este espacio, dijo, debe servir para acercarnos a nuestras tradiciones y costumbres como pueblos, comunidades y nación pluricultural.

Posteriormente, Prieto Hernández entregó reconocimientos a los músicos tradicionales de Río Yaqui, Sonora: Ángel Israel Medina García (pajko‘ola); Gabino Sancola Valencia (weeja); Carlos Antonio Martínez Ozuna (cantador de venado mayor); Francisco Nicolás Matuz Buitimea (músico segundo); Martín Ignacio Matuz Buitimea (músico tercero); Paul Gregorio Matuz Buitimea (danzante de venado); Juan Arturo Martínez Domínguez (tambulero) y Valente Molina Valencia (pajko‘ola yo‘owe).

Este año, el foro tendrá cinco conferencias, tres conversatorios, 27 ponencias, cuatro presentaciones músico-dancísticas, una editorial y la entrega de un archivo musical y documental a pueblos originarios de Sonora, producto de la investigación antropológica del Centro INAH de esa entidad. Asimismo, cada día cerrará con el “Encuentro de bailadores de danzón” y, el domingo 15 de octubre de 2023, será la premiación a las mejores parejas, a las 19:00 horas.

El subdirector de la Fonoteca del INAH, Benjamín Muratalla, puntualizó que las músicas tradicionales son poco apreciadas en las grandes urbes y relegadas por los medios de comunicación hegemónicos, ante ello, se complica que un público mayoritario esté enterado de su existencia y las adopten como parte de su gusto.

“Todo parte de un desconocimiento sobre los pueblos que crean esas músicas, como sones, jarabes, malagueñas, romances, viñuetes, chilenas, huapangos, etcétera; queremos que los expertos compartan sus saberes músico-dancísticos con el público, que los músicos conozcan lo que se dice de sus músicas y dialogar, si es correcto o no, lo que se expone de ellas”, precisó.

Por su parte, el director de la DEAS, Ramón Eduardo González Muñiz, mencionó que, más allá de su nula difusión en la industria mediática, estas músicas representan la raíz, memoria e identidad de los pueblos y comunidades; “la temática de este año permite ver cómo existen diversas formas de interpretar el mundo, en el que convergen mitos, tabúes y también anhelos de libertad”.

El foro inició con la conferencia magistral del etnólogo Fidel Camacho Ibarra, quien expuso sobre la ritualidad del pajko entre los mayos de Sinaloa; en ella, habló del carácter hermafrodita en la personificación ritual del pajko‘ola yo‘owe, quien lidera esa ceremonia.

Continuó la presentación ceremonial El sonido del territorio yaqui Jiak-bwiara jiawai, por parte de músicos y danzantes de pajko‘ola y maaso (venado), de Río Yaqui, Sonora; así como la entrega del citado archivo musical y documental a los pueblos originarios de Sonora, a cargo del profesor-investigador del Centro INAH Sonora, Alejandro Aguilar Zeleny.

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Presentan nueva edición del clásico Biografía de un cimarrón, de Miguel Barnet, homenajeado de la 34 FILAH

Esteban Montejo era un hombre centenario cuando el joven escritor Miguel Barnet lo vio por primera vez, en 1963, sentado bajo un árbol en el Hogar del Veterano. El encuentro entre ambos desarrolló interesantes y significativas charlas que dieron origen a Biografía de un cimarrón, novela-testimonio que devino en clásico de la antropología cubana, y que regresa bajo una esmerada edición.

Esta reedición, la número 85, es posible gracias a la alianza del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), la Fundación Fernando Ortiz y Presencia Latinoamericana (Prelasa). Fue presentada en la 34 Feria Internacional del Libro de Antropología e Historia (FILAH), que recibe a Cuba como país invitado y homenajea al autor de esta obra cumbre, el etnólogo Miguel Barnet.

La directora de Comunicación de la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, Magda Resik Aguirre, enfatizó la coincidencia de la aparición de esta versión de Biografía de un cimarrón, con el 155 aniversario de las Guerras de Independencia de Cuba, que arrancaron el 10 de octubre de 1868, con la rebeldía del padre de la patria, Carlos Manuel de Céspedes, y cumplieron el sueño de emancipación con la Revolución de 1959.

Una historia colectiva de lucha por la libertad que se condensa en la vida del protagonista de este libro, don Esteban Montejo, un esclavo que huyó al inhóspito y solitario monte, y sobrevivió para ser combatiente y participar del triunfo de la Revolución, guiada por el comandante Fidel Castro.  

En la presentación, realizada en el Auditorio Jaime Torres Bodet del Museo Nacional de Antropología, a la que asistieron miembros de la Embajada de Cuba en México, el vicepresidente de la Fundación Fernando Ortiz, Lázaro Castilla, señaló que Biografía de un cimarrón inauguró el género de novela-testimonio, y el propio Miguel Barnet ha confesado su inspiración en Juan Pérez Jolote: biografía de un tzotzil, del antropólogo mexicano Ricardo Pozas Arciniega.

“Barnet se coloca en el lugar del entrevistador (investigador etnológico) que formula preguntas a Esteban Montejo, un veterano cimarrón, que cuenta la historia de su vida a un ‘otro’ y este reconstruye la oralidad perdida. A partir de ese diálogo, ambos construyeron un monólogo tan profundo y cargado de información que nos trasladan a cada una de las épocas vividas por el personaje.

“Montejo y Barnet hablaron de penurias del barracón y la libertad en la manigua, de los poderes de las plantas y la soledad, de los jefes mambises y la batalla de Mal Tiempo, de comidas y aparecidos, de amores y olvidos. Más que una convencional historia de vida, esta obra constituye un texto fundacional porque ha marcado un antes y un después en nuestra literatura. El autor no ha hecho otra cosa que relatar la vida cubana a partir de un discurso individual que se vuelve colectivo”, sostuvo Castilla, discípulo del propio Miguel Barnet.

En su intervención, el director del Museo Nacional de Historia, Castillo de Chapultepec, Salvador Rueda Smithers, comentó que, quizás, Barnet no sea consciente del impacto que causó Biografía de un cimarrón, el cual, al poco tiempo de su aparición en 1966, se convirtió en referente para los profesionales y estudiantes de la antropología y la historia en diversos países, incluido México.

Recordó que, en la década de 1970, el INAH, a través de la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, emprendió un ambicioso programa de historia oral. Su responsable, la maestra Alicia Olivera, dio la instrucción a los jóvenes egresados de la carrera, entre ellos, él mismo, a realizar entrevistas a veteranos zapatistas, a cristeros supervivientes y otros actores sociales de la primera mitad del siglo XX mexicano, teniendo bajo el brazo este título; modelo que también replicaría en su labor en el Centro de Estudios de la Revolución Mexicana “Lázaro Cárdenas”, en Jiquilpan, Michoacán.

“El sentido de nuestro trabajo no era solo constituir un archivo de historia oral, sino convertirlo en algo que pudiese ser leído, sin perder la frescura y siempre conjugado en primera persona; es decir, donde los entrevistadores desapareciéramos y, a la vez, apareciéramos en la manera cómo estaba estructurado.

“Miguel Barnet descubrió el ‘ojo antropológico’ con que estaba dotado don Esteban Montejo. Biografía de un cimarrón es un tesoro porque es una gran coincidencia del destino, que unió a dos personas que pudieron armar un texto ejemplar para ver a los demás y su mundo”, concluyó el historiador en su participación de este evento, en el cual también se proyectó un video documental sobre la urdimbre de esta obra.

Para finalizar, el director general de Canal 22, Pavel Granados Chaparro, manifestó en enlace telefónico: “por la magia de las palabras, el mundo colonial cubano revive y vuelve a indignar a través de Biografía de un cimarrón. Necesitamos las palabras guardadoras de memoria, porque hay cosas que no se deben olvidar. Esta ocasión es importante porque llevamos a Miguel Barnet entre nosotros, porque su trabajo dialoga con la antropología mexicana. Ambos países han hecho de la literatura testimonial un género vigoroso que nos defiende como naciones”.