El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunciará este martes un embargo sobre la importación estadunidense de petróleo ruso, en respuesta a la invasión de Ucrania por parte de Moscú, informó la prensa estadunidense.

Biden hablará a las 15H45 GMT para «anunciar acciones para continuar sancionando a Rusia por su guerra no provocada e injustificada contra Ucrania», informó por su parte la Casa Blanca.

Mientras los estadunidenses importan poco petróleo y gas rusos, algunos países europeos, como Alemania, dependen mucho de ese mercado.

La Casa Blanca se ha mostrado cuidadosa de no agrietar más de lo necesario la cohesión casi perfecta mostrada hasta el momento por las occidentales en materia de sanciones económicas contra Rusia, así como de no alimentar la inflación estadunidense, que ya es galopante.

Biden se halla bajo una creciente presión de los congresistas estadunidenses para cortar la principal fuente de ingresos del gobierno del presidente ruso, Vladimir Putin.

Dilema para Europa

El tema de los hidrocarburos rusos fue evocada el lunes durante una videoconferencia entre Biden, el presidente francés, Emmanuel Macron; el canciller alemán, Olaf Scholz; y el primer ministro británico, Boris Johnson, según informó la Casa Blanca.

Los cuatro dirigentes «afirmaron su determinación a seguir aumentando los costos para Rusia por la invasión de Ucrania, no provocada e injustificada», de acuerdo con el boletín.

El comunicado francés evocó por su parte «su determinación a reforzar las sanciones» contra Rusia y Bielorrusia, mientras que el de los británicos prometió «seguir presionando a Rusia».

Sin embargo, la declaración publicada en Berlín después de la reunión no mencionó sanciones y se centró en la preocupación por la ayuda humanitaria a las zonas asediadas, de la que también hablaron los dirigentes.

El lunes, Scholz dijo que las importaciones de energía rusa eran «esenciales» para los europeos, y advirtió que prohibir la importación de petróleo y gas rusos como parte de las sanciones occidentales podría poner en peligro la seguridad energética de Europa.