66% de los usuarios consideran la tarjeta de crédito un ingreso adicional

Efector positivos en general, pero no se usa en educación y bienes durables

Inclusión financiera sólo con  información y  cultura: Sufinc

“El 66% de los usuarios de tarjeta de crédito en México perciben a este instrumento financiero como un ingreso adicional” dice Lorena Romo, vocera de Sufinc, Fintech de crédito.

La experta en finanzas personales comenta que sin educación financiera se puede caer en sobrendeudamiento con el consumo de bajos retornos “y compromete ingresos futuros a altas tasas de interés”.

En general, las tarjetas de crédito en México tienen efectos positivos sobre el total de gasto y en alimentos, pero no en la educación y en el gasto en bienes durables, refiere la vocera de Sufinc.

“Las familias de menores recursos pagan más intereses por el uso de estos servicios formales porque caen en un sobreendeudamiento asociado con un consumo de bajos retornos como calzado, vestido, transporte y esparcimiento”, dice Romo.

Así, pese al dinámico crecimiento del mercado de las tarjetas de crédito y su gran penetración como instrumento financiero en los hogares, no debe situarse como el único parámetro de inclusión financiera del país, refiere la directiva.

“Se necesita abordar la falta de cultura financiera para generar una verdadera inclusión. Muchas Fintech optamos por información y programas para nuestros usuarios”, dijo la vocera de Fintech.

De esta manera podremos disminuir la falsa percepción de que el crédito es un dinero adicional, evitar compras compulsivas o “caer en la ilusión de que tiene acceso a un nivel de vida superior, cuando en realidad sus ingresos no cambiaron”.

Romo menciona que el proceso de inclusión financiera tiene una importante dinámica del lado de la oferta de productos y servicios, pero es insuficiente en aumentar las capacidades financieras y en generar  una cultura de mejor uso y aprovechamiento de instrumentos financieros como tarjetas de crédito.

Para la experta en finanzas “se necesita no solo un programa de educación, sino la construcción de toda una cultura financiera que parta del buen manejo de las finanzas personales y aterrice en el ámbito de los servicios financieros formales. Por el lado de la oferta, se necesita de un ejercicio de mayor conciencia y responsabilidad de las instituciones financieras en el ofrecimiento de sus productos”.

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